La diputada Natalia Zaracho durante la entrevista en su despacho del Congreso argentino en Buenos Aires.

Natalia Zaracho: “Si no explota todo en Argentina es porque las organizaciones sociales están en los barrios”

La diputada Natalia Zaracho durante la entrevista en su despacho del Congreso argentino en Buenos Aires.
La diputada Natalia Zaracho durante la entrevista en su despacho del Congreso argentino en Buenos Aires.SILVINA FRYDLEWSKY

La diputada Natalia Zaracho se sintió fuera de lugar los primeros días en el Congreso argentino. “Me sentía incómoda y me preguntaba qué hago yo acá. Pero ahora no, busco que la incomodidad cambie de lado”, dice en la entrevista con EL PAÍS, realizada en su despacho tres meses después de haber asumido. Zaracho, integrante de la coalición gobernante a través del espacio Frente Patria Grande, nació hace 32 años en Villa Fiorito, una barriada del sur de Buenos Aires conocida por ser la cuna de la estrella del fútbol Diego Armando Maradona. La crisis de 2001, que devastó al país, se sintió aún más fuerte allí. La madre de Zaracho se quedó sin trabajo y ella tuvo que dejar la escuela a los 13 años para comenzar a cartonear, como se conoce en Buenos Aires a aquellos que revuelven en la basura en busca de cartones, metales y otros materiales que puedan ser vendidos o reutilizados.

En ese momento su madre abrió un comedor popular que fue su puerta de entrada a la militancia política. “Al principio yo le decía: ‘¿No tenemos para nosotros y vos le querés dar a la gente?’ Pero me dijo que iban a venir igual”, recuerda. Primero daban una merienda y cuando empezó a crecer le sumaron una comida.

“Después empezaron a venir unos chicos de Patria Grande y daban cursos, hacían murales, un festival para el Día del Niño. Yo era muy peleadora y no me caían muy bien porque pensaba que estaban allá un rato y después se iban a sus casas. Con el tiempo me di cuenta de que ellos elegían estar aquí para que los chicos aprendan a leer, a escribir y eso me fue contagiando. Nos hicieron entender que vivíamos hacinados, que no accedíamos a los derechos básicos como luz, gas, agua pero que teníamos que pelear por ellos”, relata.

El primer Encuentro Nacional de Mujeres al que asistió, en 2015, y el posterior Encuentro Nacional de la Economía Popular en el sur del país le terminaron de abrir los ojos sobre la exclusión de las clases populares, en especial de las mujeres, de la política y la necesidad de participar de estos espacios para que otros dejasen de hablar por ellos.

“La única forma de transformar la realidad es participando. El otro día me decían: ‘¿No tenés miedo de que te digan la diputada pobre?’ Y no, no tengo miedo. Participamos acá porque justamente estamos cansados de las prácticas viejas que tienen, que la política solamente la disputen los que tienen traje”, dice Zaracho, vestida con una camiseta del Movimiento de Trabajadores Excluidos, un pantalón de chándal y zapatillas. Su modesto despacho está decorado con cuadros de Juan Domingo Perón y Evita.

Esta diputada denuncia que muchos de sus colegas responden a intereses más cercanos a los poderosos que a los más vulnerables y pone como ejemplo el último proyecto de presupuesto, que fue rechazado con los votos en contra de la oposición, y el lobby que han encontrado para sacar adelante la Ley de envases, que prevé cobrar una tasa máxima del 3% a los productores para que se hagan cargo de los envases que usan y destinar esos fondos a proyectos de reciclaje inclusivos. “Dicen que esa tasa va a impactar en el precio que paga el consumidor y en realidad ya lo estamos pagando, porque la crisis ambiental nos afecta a todos, pero más a los barrios populares que somos los que vivimos al lado de basurales a cielo abierto, de ríos contaminados, de fábricas que contaminan”, explica.

Pregunta. Pertenece a un movimiento social ¿Cómo es pasar del trabajo en el territorio a una banca de diputada?

Respuesta. Es difícil. En los barrios está muy instalada la antipolítica. Lo primero que sale es decir que no, porque a nosotros siempre nos cagaron, pero hay que romper esa lógica que nos quieren imponer. Con la poca experiencia que tengo vi que desde un lugar no podés transformar muchas cosas, porque es difícil y estamos en una coalición con distintas miradas, pero sí podemos posicionar algunos temas.

P. Una de las mayores diferencias dentro de la coalición del Frente de Todos fue el acuerdo con el FMI. ¿Por qué voto en contra?

R. Porque estamos en desacuerdo con el acuerdo o con cómo se acordó. Los medios instalan que hay que pagar al Fondo, pero no dicen que la plata la usaron los amigos de [el expresidente Mauricio] Macri para fugarla, que fue una estafa. Pero esa etapa ya pasó, se aprobó el acuerdo y ahora hay que ver quién lo paga. Estoy convencida que en el Frente de Todos no quieren que lo pague el pueblo y por eso hay que tener otra propuesta. La de Cristina [Fernández de Kirchner] de investigar la plata no declarada que está fuera y con eso armar un fondo tiene dos objetivos: primero pagar la deuda del Fondo y después pagar la deuda interna que tenemos, que es que la pandemia dejó expuesto que más de 9 millones de personas están en edad laboral y no tienen un ingreso fijo.

P. ¿Cuáles son las políticas que considera más urgentes para resolver la pobreza?

R. Un salario básico universal que permita que la gente tenga para comer. Los de 18 años para abajo están contenidos por la Asignación Universal por Hijo, los de +65 por la jubilación, faltan los que están en medio. Que esté directamente administrado por la Anses (a cargo del sistema de pensiones] y que la gente pueda acceder el día que no tenga un trabajo.

P. Argentina está muy endeudada. ¿Tiene dinero para financiar el salario básico universal?

R. Estoy convencida de que sí. Acá el problema es dónde se va la plata. Si la decisión política es que se vaya toda la plata a pagarle al Fondo o vaya para pagar la deuda interna que tenemos.

P. En Argentina cada vez hay más personas que tienen trabajo pero que aún así siguen bajo la línea de la pobreza. ¿Qué puede hacer el Estado?

R. Hay muchos trabajos con salarios por debajo del umbral de la pobreza porque los alimentos están inalcanzables. Hay mucha especulación con los precios. Aumentan por las dudas de que suba el dólar, pero después no lo bajan. El Estado tiene que regularizar los precios porque hoy es violencia comprar los alimentos. En un país que produce trigo la gente no puede comprar pan porque está a 300 pesos [unos tres dólares al cambio oficial] el kilo. En el país de las vacas la gente no puede comprar carne porque un kilo está a 1.000 pesos. Y ese es un problema que tenemos. El Estado tiene que garantizar primero que nuestro pueblo coma y después puede exportar.

P. El Ministerio de Desarrollo Social ha pedido a los movimientos sociales que busquen nuevas formas de protesta que no sean cortar las calles. ¿Está de acuerdo?

R. Hay que ver cómo dar respuestas al pueblo. Hoy hay más del 50% de los pibes bajo el umbral de la pobreza, lo mínimo que puede hacer la gente es ir a reclamar. Si no explota todo es porque las organizaciones sociales están en los barrios con las ollas populares y con la economía popular. Tenemos derecho a la protesta, pero sí hay que ver de salir por arriba con propuestas, ver cómo crear puestos de trabajo, cómo hacer para que se mueva la economía interna. Para que se mueva hay que invertir en los barrios, porque ahí la gente no va a ir a comprar dólares, sino que lo va a invertir y eso es lo que necesitamos. Si un programa da monto de plata para mejoras en la casa viene el vecino a hacer la changa, compran materiales, la plata va al almacén. La teoría del derrame no funciona ni funcionó. Cada vez están más gordos y gordos y cuando ya no les entra más plata se la llevan afuera. Tenemos que pensar en otras soluciones y pensarlas rápido porque la gente no puede esperar más.

P. ¿Existe riesgo de que termine explotando todo?

R. Yo vengo del 2001. Hoy tenemos una deuda con el Fondo como en ese momento, tenemos crisis económica y mucha pobreza y desigualdad, pero tenemos un Gobierno con una agenda que no quiere que nadie lo pase mal y eso es esperanzador. Pero ya llevamos dos años de mandato y tenemos que pensar en estos dos años en políticas que le cambien la vida a la gente.

P. ¿Ve riesgo de ruptura en la coalición de Gobierno?

R. Creo que no. Podemos tener muchas diferencias, pero todos sabemos dónde estamos ubicados y con quienes estamos en más desacuerdo, quiénes son nuestros enemigos. Sabemos que cuando el Fondo venga a condicionarnos vamos a estar del lado de Alberto.

.


Source link