Benjamin Netanyahu parecía encaminarse el miércoles a un histórico quinto mandato como primer ministro de Israel.
El partido Likud, del primer ministro Netanyahu, aventajaba por la mínima a la coalición centrista Azul y Blanco de Beni Gantz con el 99% de los votos escrutados, tras los comicios celebrados el martes.
Según los datos del comité central electoral, con más 3.9 millones de los votos escrutados, el Likud obtendría un 26.47% de las papeletas, frente a un 26.11% de Azul y Blanco, que le iría por detrás.
La participación electoral en estos comicios fue de 4,016,310 votantes, alrededor del 67%, casi cuatro puntos menor que en los anteriores comicios legislativos de 2015, señaló el digital local Times of Israel.
Durante el proceso de recuento, Netanyahu clamó victoria en un discurso la madrugada del miércoles ante los miembros de su partido y sus simpatizantes en Tel Aviv, en el que consideró haber obtenido “una victoria increíble”, y, a la espera del recuento final de todos los votos, añadió que significa “un logro inimaginable” y “casi inconcebible”.
El resultado afirmó el giro continuado de Israel hacia la derecha y redujo más las esperanzas de hallar una solución negociada al conflicto israelí-palestino.
La reelección daría un importante impulso a Netanyahu, que podría ser imputado en una serie de escándalos de corrupción.
Netanyahu había librado una campaña muy ajustada contra un militar retirado, el centrista Benny Gantz, cuya joven formación Azul y Blanco se había convertido en una alternativa viable de gobierno.
Junto con sus socios actuales, formaciones nacionalistas y ultraortodoxas, Netanyahu no debería tener problemas en formar una coalición con mayoría en la cámara de 120 escaños.
Con una victoria, Netanyahu lograría su cuarto mandato consecutivo y quinto en total, lo que le convertiría este verano en el gobernante que más tiempo ha liderado Israel, superando al padre fundador David Ben-Gurion.
“Es una noche de tremenda victoria”, dijo Netanyahu a sus seguidores el miércoles por la mañana, indicando que ya había empezado a hablar con partidos conservadores y religiosos sobre una nueva coalición.
“Quiero dejarlo claro, será un gobierno de derechas, pero pretendo ser el primer ministro de todos los ciudadanos israelíes, de izquierdas o de derechas, judíos o no judíos por igual”, añadió.
Su mensaje de unidad marca un gran contraste con su campaña, en la que acusó a Gantz de conspirar con partidos árabes para derrocarle. Líderes árabes acusaron a Netanyahu de demonizar a la comunidad árabe del país, que supone en torno al 20% de la población.
Aunque el conflicto israelí-palestino apenas se mencionó en la agresiva campaña, el mandatario sí prometió en los últimos días anexionar por primera vez zonas de la ocupada Cisjordania, en una llamada desesperada a su base conservadora.
Netanyahu ha incumplido promesas electorales en el pasado, pero cumplir esta sería un acontecimiento trascendental que podría eliminar las ya menguadas esperanzas de formar un estado palestino.
Un asesor del presidente palestino, Mahmud Abás, dijo que el resultado electoral aviva el temor de los palestinos a una anexión israelí de partes de Cisjordania. Ahmed Majdalani dijo que los palestinos buscarán ayuda en la comunidad internacional para intentar detener cualquier iniciativa de esa clase.