Cuando Nicki Nicole (Rosario, Argentina, 21 años) le dijo a su madre por primera vez con 16 años que el hip hop era su vocación, nada hacía presagiar que una de sus canciones, subida con candidez a un canal de YouTube, acabaría llevándola al programa de Jimmy Fallon, a actuar para Messi o a ser invitada estrella de Ibai Llanos. Cuando vino por primera vez a España, en 2019, lo hizo con su madre: ninguna de las dos había salido nunca de su barrio, ni a Madrid ni a ningún otro sitio. Ahora ambas viven de esa mezcla de soul y trap que caracteriza su sonido, aunque en esta ocasión solo ella está en España para actuar esta noche junto a Rauw Alejandro en Los40 Music Awards.
Pregunta. Para usted la opinión de su madre es sagrada y hasta hace poco la acompañaba a todas partes. ¿Cómo ha conseguido tener tan buena relación con ella?
Respuesta. Ella viene de un legado personal muy distinto, fue ama de casa en un ambiente muy de “la mujer en casa, el hombre trabaja”. Mucha gente piensa que ser músico no es un trabajo y yo quería demostrarle que sí lo era, aunque siento que el tiempo también me lo ha demostrado a mí. Cuando se separó de mi papá tuvo que ser niñera y ahora es parte de mi equipo, financieramente está cubierta.
P. ¿Cómo acabó en las batallas de rap?
R. Pues al salir de la escuela me juntaba con mis amigos en la Plaza de la Bandera de Rosario, me uní a un taller de hip hop, donde entendí de dónde viene el rap, cómo evolucionó en el tiempo y todas las luchas que puso en marcha. Entonces decidí hacer yo una para ver qué tal, compuse Wapo Traketero y explotó.
P. ¿Qué es un “traketero”?
R. Es como un dealer de drogas. La idea era hablar de un novio mío que era medio delincuente. Yo en ese momento estaba mucho en ese tipo de rap de maleantes.
P. ¿Y no era su entorno real?
R. No, para nada. Éramos unos niñatos. El rap tiene eso como de agrandarse un poquito.
P. ¿Entonces que usted viene de un contexto económico humilde es una pose también?
R. A lo que voy es que yo no salía con un dealer [risas] Eso lo quiero aclarar. También que aunque yo venía de un contexto muy humilde, nunca sentí que me faltara nada.
P. Ha hecho usted junto a la banda uruguaya No Te Va a Gustar una canción titulada Venganza, contra la violencia de género. ¿Ha vivido usted ese tipo de violencia?
R. No viví abuso sexual o una violación, pero malos tratos yo creo que vivimos todas, todos los días. Es muy fácil hablar desde afuera y sobre todo para los hombres, que no viven lo que nosotras vivimos. Es muy fácil decir: “Son unas exageradas, están locas, habrán hecho algo”. Me hizo ilusión hacer esa canción aunque me da mucha tristeza que cada línea sea real.
P. Cuando murió Maradona, en España hubo polémica porque, aunque nadie ponía en duda que fuera un dios del fútbol, se tocó poco el tema de que fue un maltratador. Desde aquí dio la impresión de que en Argentina no se llegó a abordar siquiera…
R. Lo veo así también. Yo no nací en el tiempo de Diego Maradona y el fútbol no me interesa pero conozco bastante de su pasado, así que no soy su fan. Mi padre y mi abuelo sí lo son, pero a mí me parece también controvertido el hecho de que se siga a una persona que tiene ese tipo de conducta. ¿Escucharías a un artista que es un maltratador? Yo no.
P. Los miembros de la Generación Z son nativos digitales y tienen una relación especial con las redes sociales y su propia imagen. ¿A usted le generan muchos conflictos de autoestima?
R. A mí me siguen muchas chicas que me dicen: ¡quiero ser como vos!, ¡cómo se hace! y les explico que antes de llegar a lo que ven estuve tres horas de maquillaje, extensiones de pelo y luces. Me gustan mucho esas sesiones de fotos, como una que acabo de hacer en Vogue México, que explican el antes y el después. ¡Eso está piola!
P. Hay casos como el de Billie Eilish, que durante mucho tiempo ocultó sus pechos con ropa muy holgada para que no la sexualizaran. ¿Le ha pasado?
R. A mí más que el juicio a mi físico, me afecta a mis palabras. Le doy muchas vueltas al hecho de que mucha gente me escuche y eso me da un poco de miedo. Pienso que igual digo que me gusta tomar Coca Cola por la mañana y me está viendo un nene de diez años y que ya por eso le estoy obligando a hacerlo…
P. Hizo su primer vídeo clip con el teléfono. ¿Recuerda a qué edad tuvo su primer móvil?
R. Ponle que terminando la primaria, con unos trece años. Mi mamá me lo dio para que la avisara cuando salía del colegio o hacía algo con mis amigas, era más un medio de comunicación que una diversión. Después cuando cumplí 15 me regalaron uno con pantalla táctil que me intentaron robar dos veces. La segunda sí pudieron. Me dieron un patadón y volé por encima del hombre que me lo propinó. Lamentablemente Rosario es una ciudad con mucha inseguridad.
P. ¿Qué mujer es un referente absoluto para usted?
R. [Lo piensa mucho] Mira, Nina Simone es una gran referente, no sólo por su música, sino también por su lucha de la igualdad más allá de la mujer, sino de la igualdad de todos y de todas. Sufrió muchísimo por esa lucha y su causa sigue viva a través de mucha gente que aún la admira…
P. Sin embargo usted no quiera hablar de política…
R. [risas] Aún estoy aprendiendo de la política Argentina. De eso prefiero hablar con mi hermana y discutir con ella [señala a su hermana, que está en la sala con nosotras].
P. ¿Cómo es que Ibai Llanos la invitó a su mansión?
R. Eso fue gracias al equipo de marketing de España. La verdad es que sus equipo es genial y se notó que funcionó y que la cosa iba más allá de una entrevista. Le invité a que viniese a Argentina
P. ¿Y esto algo tiene que ver con que Messi la invitase a una fiesta?
R. No, no. Eso es que el Cirque du Soleil organizó un homenaje a Leo e invitaron a varios artistas, yo entre ellos. No hablé mucho con él porque él no habla mucho y además tampoco quería joder…
P. ¿Qué es para usted un viejo?
R. Creo que eso es algo que va más allá de lo físico. Una persona es vieja cuando no se permite abrir la mente y darse cuenta de que todo ha cambiado. Me pasa mucho con algunos familiares, a los que les explicas un poco la realidad y no aceptan que las cosas hayan cambiado, no lo aceptan. Eso es ser viejo. Elegir ser así.
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