Puede parecer sorprendente, pero en el Sáhara también nieva. No de forma habitual, pero en los últimos tiempos está nevando más de lo estábamos acostumbrados (¿será cosa del cambio climático?). Aunque el Sáhara es el desierto más caluroso del mundo (sus temperaturas pueden rondar los 60 grados), también hay espacio para que el termómetro alcance su extremo más frío. Y es que cuando se pone el sol el mercurio puede llegar a marcar hasta 21 grados bajo cero.
Ya sabemos que para que nieve es necesaria una temperatura por debajo de los cero grados, por lo que no debería de extrañar tanto que ocurra este fenómeno meteorológico en el Sáhara. Sin embargo, la del pasado 7 de enero es la tercera nevada que sucede allí en las últimas cuatro décadas.
La arena del desierto del Sáhara cambia su tono rojizo por el blanco
La ciudad de Aïn Séfra (Argelia), conocida como ‘la puerta del desierto’ fue la que recibió la nieve. En este distrito, ubicado a 1.080 metros sobre el nivel del mar y rodeado por la cordillera del Atlas, el manto blanco llegó a alcanzar los cuarenta centímetros de espesor. Este hecho sorprendió a sus 35.000 habitantes, ya que ni los 12 grados de temperatura media que se registra en la localidad ni la media anual de precipitaciones de 169 mm hacían pensar que esto pudiera ocurrir.
La nieve no duró mucho sobre la arena del desierto del Sáhara. Apenas fue visible durante una hora y media antes de derretirse. Pero fue suficiente para que nos dejara imágenes tan impresionantes como las que acompañan estas líneas.
¿Y por qué ha nevado en Aïn Séfra? La corriente de aire frío que azotó Europa y Estados Unidos ese fin de semana parece haber tenido la culpa. Y lo mismo ocurrió el año pasado, cuando en enero de 2017 el desierto se tiño de blanco. Unos días antes, en diciembre de 2016, el acontecimiento fue mayúsculo porque hacía casi cuarenta años que imágenes así no se veían en el Sáhara: la anterior nevada importante databa del 18 de febrero de 1979.