Las decisiones y los partidos cruciales se suceden a una velocidad inaudita en el camino de Nikola Mirotic. El jugador montenegrino, de 30 años, afronta una prueba definitiva para él y para el Barcelona en la fase final de la Euroliga en Colonia. Su fichaje en julio de 2019 procedente de la NBA disparó unas expectativas que aumentaron a medida que se reforzó la plantilla dirigida por Saras Jasikevicius. El de Podgorica fue el jugador mejor valorado en la fase regular, superando a Mike James, base del CSKA que en abril fichó por Brooklyn Nets. Este viernes, con el partido ante el Armani Milán (21.00, DAZN y Movistar+), el 33 del Barça asume el reto en una competición que no pudo ganar en las cuatro ocasiones en que la disputó con el Real Madrid.
Pregunta. Hace dos años, cuando estaba ya en un aeropuerto de Grecia a punto de coger el avión para Estados Unidos y firmar por Utah Jazz, dio marcha atrás. ¿Le intriga saber hasta dónde podría haber llegado en un equipo que está ahora entre los favoritos de la NBA?
Respuesta. Uno se lo pregunta alguna vez. Pero soy de los que no miran atrás. Miro siempre hacia delante. Y estoy intrigado por ver dónde voy a llegar con el Barça, dónde soy capaz de llegar yo y dónde es capaz de llegar el equipo. Pero sí, voy a seguir los playoffs y a Utah, que está jugando muy bien, y me voy a alegrar por ellos. Pero mi último equipo fue Milwaukee, así que voy con ellos en estos playoffs.
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P. Siempre ha tomado decisiones difíciles y, a menudo, poco entendidas como abandonar Montenegro para recalar en el Real Madrid cuando tenía 14 años, irse a la NBA en 2014 y regresar en 2019 para fichar por el Barcelona.
R. Uno mira siempre cuál es el mejor camino para sí mismo. Estaba en un país muy pequeño (Montenegro, 650.000 habitantes) y pensé que venir a España era una oportunidad. Luego quieres dar un paso adelante y eres criticado. Hablo también de cuando elegí jugar en la selección española, y luego de cuando me fui del Madrid a la NBA. Piensas que es un tren que hay que coger y no miras lo que va a pensar la gente. Y lo mismo cuando vine de Estados Unidos a Barcelona. Nunca me he dejado llevar por lo que piensa la gente de mí. Siempre pensaba en si es lo correcto, si es de verdad lo que quiero y lo mejor para mi carrera. Estoy acostumbrado a ser criticado. Es mi vida y estoy feliz con ella.
P. Conocía de primera mano la rivalidad entre el Barça y el Real Madrid. ¿Le ha afectado el desgaste de las críticas por ese cambio de camiseta?
R. Era muy consciente de lo que suponía mi fichaje por el Barcelona, sobre todo para la afición del Madrid. Pero eso en ningún momento me movió ni un poco. Sabía lo que quería, hablé con mi familia y tomé la decisión de ir adelante. Una vez que llegas aquí y sientes, no sé si puedo decir odio, pero sí el tremendo disgusto de mucha gente, te das cuenta de que la reacción es mucho más fuerte de lo que pensabas. Pero eso no cambió nada. Para mí era incluso una motivación más para seguir adelante, para ser mejor. Por encima de todo quiero ser feliz y conseguir mis objetivos con el club. La vida no te da tiempo para prepararte, uno tiene que estar ya preparado. Porque llegué aquí y lo primero que tuve que hacer fue jugar aquel partido de la Supercopa contra el Madrid y en Madrid. Pero después, nada. Es cierto que en los partidos contra el Madrid hay más tensión, pero no me supone un desgaste mental ni mayor presión.
P. ¿Cómo ha cambiado su juego desde que llegó al Barcelona?
R. Mi juego en Estados Unidos era mucho más de pick and pop (bloqueo y continuación), un jugador abierto, tirar triples y poco más. Quería añadir algo a mi juego, que fuera más completo. Cuando llegué aquí los entrenadores también apostaban por ello y se me daba bien. Cada vez me siento un jugador más interior que exterior. Es algo que yo quería añadir a mi juego. Sabía la capacidad que tenía para jugar en el poste bajo y sé que ahí puedo aprovechar mucho más la ventaja.
P. ¿Necesitaba sentirse líder?
R. Cien por cien. Es una de las razones por las que vine de Estados Unidos. No era feliz con mi juego allí y no me sentía bien aprovechado. Sabía que la vuelta suponía que iba a tener más liderazgo y era lo que buscaba. Estoy feliz con ello y me veo muy capaz de mantener esa situación.
P. Sin embargo, en los cuartos contra el Zenit su rendimiento fue muy inferior al habitual.
R. Muy poca gente esperaba un nivel así; yo tampoco, sobre todo ofensivamente. A pesar de tener un año increíble, muy constante, cada partido a un grandísimo nivel, si llega un momento así te tienes que apoyar en el equipo. Es lo que hice, porque para mí lo más importante era clasificarnos. Yo no me sentí muy cómodo, sobre todo en ataque. Hay que reconocer que hicieron un gran trabajo sobre mí, porque me desgastaron mucho atacándome. Intenté ayudar al equipo en otros aspectos. Me centré mucho más en defensa, intenté no forzar tanto en ataque, jugar más para los demás. Ahora, no tengo ninguna duda de que será muy diferente. Una vez más el objetivo es ganar, aunque yo no meta puntos.
P. El año pasado la Euroliga se canceló, llegó la pandemia, se tuvieron que rebajar el sueldo, usted llegó a un pacto para equilibrarlo renovando por dos años más, hasta 2025, pasó la covid, estuvo ausente varios partidos a causa de un problema personal y el club estuvo unos meses sin directiva. ¿Cuánto vale esta final?
R. A mí me valdría por dos. No tengo ninguna duda. Después de sufrir tanto en todo, en lo deportivo, en lo personal, después de la pandemia, de cancelar el año pasado, uno lo disfrutaría mucho más. Estamos viviendo un momento diferente y uno tiene que adaptarse como sea, así que para mí personalmente puede contar como una doble Euroliga.
P. ¿Les puede pesar un exceso de ansiedad por ganar títulos y marcar una época?
R. Sin duda, tengo ganas de ganar y eso se puede transmitir un poco a la ansiedad. Pero no hay que ir más allá, porque esto es un proceso. Uno no tiene que ponerse una presión extra. Hay que apoyarse en los compañeros y todos los que estamos aquí vamos con mucha humildad, con muchas ganas. Si uno quiere ganar tiene que ir a por ello. Pero con humildad. Ya sabemos cómo se ha sufrido en el playoff y tendremos que sufrir si queremos ganar.
P. Están en el punto de mira de todos por la gran plantilla que han juntado.
R. Tenemos un gran equipo, no sé si es el mejor. Sin duda somos aspirantes, somos el mejor equipo de la fase regular, eso son hechos. Con la llegada de Pau subimos mucho el nivel en todos los aspectos, de juego, de liderazgo dentro del vestuario, así que es un gran plus para nosotros. Esperamos que juntando esos puzles se pueda conseguir el objetivo.
P. ¿Qué será lo primordial?
R. En los momentos más difíciles es cuando el equipo ha estado más unido. Nunca dejamos que se escapara esa sensación y en los momentos más duros hemos sabido reaccionar. En muchos momentos hemos sentido ese poder de que depende de nosotros. Si estamos bien y unidos no hay quien nos pare.
P. ¿Irá a los Juegos? ¿De qué depende?
R. No fui al Mundial (de 2019, ganado por España) por muchas razones, sobre todo relativas al Barça, a mi familia, a mi adaptación de nuevo a Europa. Depende de cómo acabe yo la temporada. Espero que acabe bien, que no haya ninguna lesión. Está siendo una temporada larga y complicada, en lo personal para mí y en muchos sentidos, pero es pronto todavía. Ahora mismo estoy centrado en acabar bien en Europa y en la Liga. Tuve una charla hace unos días con Jorge [Garbajosa, presidente de la Federación Española]. Me explicó cuál era el plan de organización de la selección. Le dije que necesito un poco más de tiempo para tomar una decisión de acuerdo con Sergio [Scariolo, el seleccionador], con él y con la Federación.
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