El equipo viajó entre Israel y Guatemala, donde la sucursal había vivido desde 2014, realizando operaciones de vigilancia y trabajando con las autoridades locales, las fuerzas del orden público y un investigador privado guatemalteco. En enero, entre 40 y 50 miembros cruzaron ilegalmente a México, donde continuaron siendo rastreados y se instalaron en la selva al norte de Tapachula.
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