NEOM, Amaala y… Murcia. Después de que Arabia Saudí anunciara los macroproyectos de una ciudad futurista con una inversión de 500.000 millones de dólares (unos 425.000 millones de euros) en Tabuk, en su costa norte del mar Rojo, y otro ambicioso desarrollo turístico en unas islas situadas 400 kilómetros más al sur, reproducir Murcia en medio del desierto no parece descabellado. Sólo que no es cierto. ¿Qué ha llevado a varios medios españoles a anunciar que ese país árabe “está construyendo una réplica perfecta de Murcia en el desierto”? Tal vez una mezcla de exceso de entusiasmo por una noticia simpática y de vagancia profesional para comprobar la información original (que no decía tal cosa).
La bola de nieve empezó cuando La Ventana de la Cadena Ser se fijó en una noticia publicada en el digital murciadiario.com. Esta web de noticias de empresas y economía de la Región de Murcia se hacía eco el pasado día 13 de un gran proyecto urbanístico en Riad, la capital saudí, que calificaba de “el mayor del país árabe con la construcción de más de 14.300 viviendas en 5 millones de metros cuadrados gracias a una inversión de casi 700 millones de dólares”.
Así que la SER llamó a su director, Alejandro Romero, para preguntarle por el asunto. No había empresas murcianas, ni siquiera españolas, implicadas. Lo que les había llamado la atención, explicó Romero en La Ventana, era su nombre: “Proyecto Murcia”. Así que quisieron buscar los motivos para ello. Como murcianos, debieron de sentirse enormemente halagados por la mención en la web de la promotora de que se eligió Murcia porque es “una de las ciudades turísticas más bellas de España”, han hablado de ella poetas como Abu al Suri al Randi y cuenta con edificios diseñados por Rafael Moneo.
A partir de ahí, el digital se dedicó a la poesía asegurando que la Murcia saudí también tendría su versión del Segura, aunque no una catedral o bares, por razones obvias. Lo que era una simpática nota a partir de una información comercial sobre viviendas, precios y servicios, desató un pequeño desvarío.
La idea de que “El gobierno de Arabia Saudí y la mayor constructora del mundo ‘reproducen’ la ciudad de Murcia en el desierto al norte de Riad”, como titulaba el diario, era demasiado jugosa para dejarla escapar. Otros medios quisieron hacerse eco, y garantizarse el clic que sin duda iba a asegurarles. Cayeron en el pecado capital de los periodistas: no dejar que la realidad nos estropee un buen titular. Pocos se molestaron en ir siquiera a la web del proyecto para verificar la información.
Si lo hubieran hecho, hubieran comprobado que sí, que el Proyecto Murcia era real y estaba en marcha. Pero…
1) No es una ciudad nueva en el medio del desierto, sino una urbanización en el barrio de Al Jawan, muy cerca del aeropuerto de la capital. De hecho, la fase 2 del proyecto se localiza en una zona conocida de antemano como Ciudad Nasaj.
2) Más allá del marketing, la elección del nombre tiene poco que ver con la Murcia real. Utilizar topónimos con reminiscencias andalusíes o españolas es frecuente en todo el mundo árabe. En la propia Riad hay una urbanización llamada Granada y en Dubái también hay unas “Murcia Villas”, muy cerca de Al Andalus Golf States. En cuanto a la referencia a Moneo, resulta “muy forzada”, en opinión de un arquitecto español que trabaja en Riad.
“Moneo hace una falsa fachada con una vocación urbana clarísima frente a la plaza, y las viviendas [del Proyecto Murcia] simplemente recrean una no-alineación de huecos en fachada, por otro lado, muy habitual en la arquitectura moderna desde los tiempos de Le Corbusier que sirve para señalar la separación de la estructura y la propia fachada, es decir, que los muros de fachada ya no son de carga, que la estructura es independiente de ese cerramiento”, explica este profesional con varios años de residencia en el reino.
El repentino interés por esa urbanización ha sorprendido en Riad. En un grupo de estudiantes de arquitectura consultados a través de uno de sus profesores, pocos estaban al tanto del proyecto y entre quienes lo estaban no había despertado demasiado interés, ni curiosidad. “Aun siendo un proyecto grande, no es nada conocido comparado con el Sports Boulevard que conecta los wadis con museos y espacios al aire libre para el deporte, el ocio y la cultura, o el de Qidiya, en las afueras de Riad”, justifica la fuente.
Arabia Saudí tiene en marcha números desarrollos urbanísticos para intentar satisfacer la enorme demanda de vivienda que ha generado tanto su rápida urbanización como la juventud de su población (dos tercios de los saudíes tienen menos de 35 años). Esa presión ha encarecido la compra, justo cuando el Estado se veía obligado a reducir las ayudas por el descenso de los ingresos del petróleo. De acuerdo con cifras oficiales, el reino tiene que construir 1,45 millones de viviendas para satisfacer la demanda acumulada, en especial en el segmento asequible. Sólo Riad, que ya ronda los 8 millones de habitantes, necesita 325.000 unidades residenciales.
De ahí que la solución a la crisis de la vivienda se considere clave para el éxito o el fracaso de los ambiciosos planes de reforma del príncipe heredero, Mohamed Bin Salmán. De ahí también, que durante su visita a China el pasado febrero, firmara un acuerdo con la Corporación Estatal de Ingeniería de la Construcción de China (CSCEC), una de las mayores constructoras del mundo, para ejecutar varios proyectos en el reino, incluido el de una urbanización llamada Murcia, en el barrio de Jawan de la capital saudí.
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