Dice que no estuvo de acuerdo con la cancelación del Aeropuerto de Texcoco y hace una serie de críticas a los grandes proyectos de este gobierno.
El ex secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, apunta contra Alfonso Romo como una de las razones de su salida y asegura no entiende que AMLO lo tenga en su gobierno.
En entrevista para Proceso, expone que sus diferencias con el actual presidente comienzan por el tema fiscal, donde Urzúa considera necesaria una reforma que permita reducir la desigualdad y hacerse de más fuentes de recursos. Asegura que el principal problema de este gobierno es su voluntarismo. Cuenta que no estuvo de acuerdo con la cancelación del aeropuerto de Texcoco y critica el objetivo de construir Dos Bocas en lugar de promover la exploración y producción de crudo.
Respecto a Alfonso Romo comenta: “me cuesta entender el tipo de relación que tiene con el presidente. Ideológicamente Romo es un hombre de extrema derecha y en términos sociales oscila entre el Opus Dei y los Legionarios de Cristo. ¿Cómo un hombre así, que llegó a admirar a Augusto Pinochet y a Marcial Maciel, acabó no sólo siendo amigo de López Obrador sino incluso siendo el jefe de la Oficina de Presidencia? Ahora bien, es verdad que aun cuando Romo trató de usar su influencia para apoderarse de las secretarías de Hacienda y de Economía, el presidente no lo dejó. Pero sí pudo imponer a Margarita Ríos-Farjat en el SAT y a Eugenio Nájera en Nafinsa y Bancomext. Este último ha sido desde siempre su mano derecha en el sector empresarial, mientras que para que ella pudiera ser impuesta se tuvo que cambiar la propia Ley del SAT”.
-¿Alfonso Romo tiene algún conflicto de interés?
“Es una buena pregunta, y es precisamente a él a quien aludo en mi carta de renuncia. Un conflicto de interés existe cuando una actividad personal o de negocios de un servidor público podría eventualmente interferir con el ejercicio de sus funciones. No estoy diciendo que esto haya pasado en el caso de Romo, no me consta, pero dado que en la jefatura de la Oficina de la Presidencia se maneja a diario un cúmulo de información económica confidencial, uno quisiera que Alfonso Romo y sus familiares hasta de primer grado no tuvieran actualmente participación accionaria alguna en la Casa de Bolsa Vector”.
-¿Qué está buscando Alfonso Romo en este gobierno? ¿Cuál es su agenda?
“Creo que su fin último es renacer. Después de haber estado en la lista de Forbes está buscando ser lo que alguna vez fue. Es entendible que esté tratando de encontrar nuevamente un espacio. Entiendo su postura, lo que no puedo entender es que López Obrador lo tenga en su gobierno”.
-Tus razones para salir fueron más profundas que Romo. ¿Por qué decides irte?
“En uno de los párrafos de mi carta me refiero a una serie de políticas públicas sin sustento. No quiero hablar de todas, pero de entrada te puedo decir que yo sí estuve a favor de que continuara la construcción del aeropuerto de Texcoco. Creo que la obra estaba muy avanzada y había demasiado dinero de por medio. Si bien es cierto que muchos de los terrenos aledaños estaban controlados por gente vinculada a la administración anterior, un gobierno fuerte como el de López Obrador podría haberlos expropiado por razón de Estado”.
Y hace una serie de críticas a los grandes proyectos de esta administración: “Santa Lucía no empezará sino al menos en tres meses, el Tren Maya sigue en diseño… ¿para qué poner tanto dinero ahí cuando podría utilizarse para carreteras y otras cosas? Eso explica en gran medida por qué la inversión pública se cayó. Se ha puesto el dinero en grandes proyectos que apenas están empezando a madurar. Probablemente el presidente quiso asignarles recursos para mandar la señal de que esos proyectos iban en serio, pero creo que fue un error. Hacer una refinería como la de Dos Bocas no es óptimo en las condiciones actuales. los encargados de construirla dicen que costará unos 8 mil millones de dólares. Sin embargo, la gran mayoría de las empresas señala que no se puede hacer por menos de 15 mil millones de dólares y la mayoría de los expertos aseguran que no puede hacerse en tres años. Por eso la licitación estuvo desierta. Tú no puedes persistir en una idea cuando hay empresas que saben más que tú y dicen lo contrario. El problema de este gobierno es su voluntarismo“.
Por otra parte, agrega: “El presidente no quiere hacer una reforma fiscal. Yo sí, porque creo que es la única manera de abatir desigualdades. No sé por qué no quiere hacerlo. Quizás por no enfrentarse a algunos empresarios, quizás por el costo electoral… siempre le comenté, sin embargo, que a medio camino del gobierno iba a ser necesario hacer una reforma y le expliqué mis razones”, indica.