“No habrá la transformación profunda que se esperaba y que deseábamos”, dijo el académico Sergio Aguayo. “Coexiste el idealismo con la ineptitud”: Dresser.
En la víspera del segundo informe de gobierno, la 4T no ha podido cambiar lo que está mal desde hace mucho tiempo, pero puede ser la preparación o el principio de algo que va a requerir muchos más años, consideró el historiador Lorenzo Meyer.
En la Mesa Política de Aristegui en vivo, reconoció que hay un Estado débil y los presidentes anteriores han podido disfrazar su debilidad porque “flotaron” sobre los problemas.
Con una debilidad del Estado congénita e instituciones que han sido carcomidas, el presidente Andrés Manuel López Obrador “está intentando dejar el terreno más o menos listo para que el siguiente sexenio pueda tener lo que él no tuvo“.
“El Estado mexicano es una nave muy endeble que se sostiene en parte por milagro… si el presidente tiene una aceptación es porque ha incidido en las partes plebeyas, populares de la sociedad, esas que olvidaron los otros”, afirmó.
Para el académico Sergio Aguayo el presidente es “muy popular” -con 56% de aprobación según Reforma hoy- pero lo ve “débil”.
Esto último, en parte por la “ineficiencia” de buena parte del movimiento de la cuarta transformación. Además de que observó un “caos y disenso interno” en Morena.
“Al presidente le interesa más mantener su popularidad porque eso se refleja en las elecciones”, aseguró. Pero “no se ha preocupado el presidente por la ineficiencia sistémica de la 4T”.
Aunque se van logrando algunos cambios, el académico opinó que “no habrá la transformación profunda que se esperaba y que deseábamos”.
En tanto, a la oposición la ve como “un movimiento sin coherencia ni plataforma común“.
La politóloga Denise Dresser agregó que “vivimos en medio de una vorágine”, luego de que la elección del presidente AMLO “logró sacudir el país” pero ahora el gran pendiente son los cambios prometidos.
Reconoció que la elección de AMLO logró “colocar en la mira a ese México que no hemos querido mirar, una subclase permanente de más de 50 millones de desposeídos”.
“Veo a millones que se han beneficiado del aumento del salario mínimo, quienes reciben más por programas sociales”, pero paralelamente hay declaraciones presidenciales que producen “vértigo” e incertidumbre, mencionó.
La doctora lamentó la “obsesión por continuar con obras probablemente inviables”, en un contexto de recursos “escasísimos”.
Por otro lado, “ahí están las cifras de muertos y contagiados” por Covid-19, “colocándonos en el lugar de uno de los países que peor ha manejado la pandemia”.
“Veo un gobierno en el cual coexiste el idealismo con la ineptitud, la honorabilidad con la improvisación, las buenas intenciones con malas propuestas”, acotó.
Además de que “quienes están en el poder muestran profundo desconocimiento sobre cómo funciona la administración pública”.
Mientras que la popularidad del presidente “no necesariamente se está traduciendo en una mejor gobernabilidad para el país”, señaló.