Carmen Aristegui no se hizo periodista para luchar con la gente más poderosa del país. Quería convertirse en reportera para lograr un cambio positivo.
En una carrera histórica que la ha convertido en una de las periodistas más respetadas en México y América Latina, Aristegui ha investigado la corrupción política, el caso de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y el abuso sexual infantil entre el clero. Su trabajo ha sido transmitido en su programa de radio y en CNN México, y también ayudó a fundar la plataforma Méxicoleaks.
Informar en México está plagado de riesgos y puede atraer enemigos en las altas esferas. Una vez fue despedida después de interrogar a un expresidente sobre su salud. Fue despedida nuevamente después de trabajar, con colegas, en la investigación de Casa Blanca, una revelación que implicaba a otro presidente mexicano y a su familia en un escándalo de conflicto de intereses que sacudió al establishment político del país.
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Hubo protestas después de su despido, mientras que organizaciones internacionales de libertad de prensa la respaldaron. Negándose a ser silenciada por el miedo o la intimidación, Aristegui recurrió a su propio medio de comunicación, Aristegui Noticias, una nueva empresa de noticias independiente que ha continuado con su característica cobertura de investigación contundente.
Pero la valentía de informar tiene un precio, y en los años transcurridos desde la investigación de Casa Blanca ha soportado repetidas vigilancias, ataques personales e intentos de socavar su credibilidad en un país que, según advierte Reporteros sin Fronteras, es “uno de los más peligrosos del mundo” para periodistas. También fue una de las primeras periodistas en ser atacada por el software espía telefónico Pegasus.
Su compromiso con la investigación de los poderosos le ha valido una serie de premios de la prensa nacional, y el año pasado recibió el Premio al Héroe Mundial de la Libertad de Prensa otorgado por el Instituto Internacional de Prensa y el International Media Support por “décadas de valientes informes sobre la corrupción”. Los jueces la elogiaron por su trabajo “distinguido por una voluntad inquebrantable de arrojar luz crítica sobre algunas de las instituciones más poderosas de México, a pesar de los riesgos que implica ese tipo de información”.
Hablamos con Aristegui sobre sus consejos para entrevistar a los poderosos, los desafíos que enfrentan los medios de investigación hoy en día y cómo evitar el agotamiento.
GIJN: De todas las investigaciones en las que ha trabajado, ¿cuál ha sido su favorita y por qué?
Carmen Aristegui: Me gustó mucho trabajar en la Casa Blanca de México (la investigación de la Casa Blanca) con mis colegas Daniel Lizárraga, Rafael Cabrera, Irving Huerta y Sebastián Barragán, entre otros. Fue una gran experiencia y fueron unos compañeros fantásticos. La investigación fue robusta, tuvo mucho impacto y sin duda es una de mis favoritas.
GIJN: ¿De qué se trató la investigación?
CA: La investigación expuso una poderosa red de funcionarios públicos y contratistas que hacían negocios mediante el favoritismo. El proyecto reveló estrechos vínculos entre el expresidente de México y una empresa contratista estatal.
GIJN: ¿Cuáles son los mayores desafíos del periodismo de investigación en México?
CA: Creo que el desafío más apremiante, aunque no necesariamente el más importante, es la falta de tiempo y recursos para poder hacer periodismo de investigación. Se necesita un equipo de personas que puedan dedicar su tiempo a las investigaciones y hoy en día, las empresas de medios, y especialmente los medios digitales, lo encuentran complicado.
GIJN: ¿Puedes contarnos más sobre eso?
CA: Por supuesto. He visto, y los hechos también lo demuestran, que cada vez hay menos espacios dentro de los medios digitales, o incluso a veces ningún espacio, para las investigaciones. Los medios de comunicación independientes tienen que priorizar la sostenibilidad, cómo seguir adelante. Y a veces eso significa no sólo hacer un trabajo de investigación, sino también tener que crear contenido trepidante y que tenga cierto impacto. Eso hace que sea más difícil hacer más trabajo de investigación, pero por supuesto, no debemos detenernos.
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GIJN: ¿Cuál es tu mejor consejo o truco para una entrevista?
CA: No te asustes, ni siquiera con presidentes, empresarios o celebridades. Recuerda que son seres humanos, como tú. Mantén la cabeza en alto y trata de reducir la carga de la celebridad, ya que de esa manera podrás tener una conversación entre dos personas hablando sobre temas que les importan. Por supuesto, no siempre es fácil, porque hay gente poderosa, pero esto me ha funcionado. Quizás no sea un gran consejo, pero es una idea, ya que si entras en pánico la entrevista podría no funcionar.
GIJN: ¿A quién admiras y por qué?
CA: Bueno, entre los periodistas que admiro están Julio Scherer, Miguel Ángel Granados Chapa, Vicente Leñero… son mis referentes. Tengo la enorme fortuna de que los conocí, hablé con ellos y tuvo diferentes tipos de relaciones con ellos. Los considero mis maestros.
GIJN: ¿Cuál es el mejor consejo que has recibido hasta ahora en tu carrera y qué consejo le darías a un aspirante a periodista de investigación?
CA: No dejes de leer. Independientemente de que hoy en día se pueda acceder a información y datos de maneras vertiginosamente rápidas, siempre recomiendo asegurarse de tener espacio y tiempo para la lectura de diferentes géneros: novelas, cuentos y otros tipos de escritura, además de libros periodísticos o de investigación. Puede parecer un poco absurdo recomendar esto a los periodistas, pero muchos no leen o han dejado de leer recientemente. Creo que la lectura es un elemento fundamental para el crecimiento personal y una herramienta que los periodistas deben utilizar para comprender mejor el mundo. Abre espacios, nos trae ideas y alimenta nuestra imaginación. Entonces parece algo muy básico, pero yo diría: lee.
GIJN: ¿Cuál es el mayor error que has cometido y qué lecciones aprendiste?
CA: Seguramente muchos…no sé si la palabra correcta sería error, pero tengo un ejemplo: cuando haces algo y luego te das cuenta que no era la mejor idea seguir haciéndolo, por ejemplo, gastando demasiado tiempo y esfuerzo para lograr cierta cobertura y luego darse cuenta de que los resultados eran predecibles. Entonces, hacer cosas que te quitan fuerza, vigor y potencia a tu trabajo periodístico.
GIJN: ¿Cómo evitas el burnout en tu línea de trabajo?
CA: Hay algo de autocontención, de disfrutar y estar verdaderamente en el momento que estás viviendo, sé que es un poco cliché, pero trata de no adelantarte a la siguiente actividad.
GIJN: ¿Por favor cuéntanos más?
CA: Sé que siempre tengo muchas actividades programadas. Pero… siempre trato de detenerme y concentrarme en el momento. Vive el momento y luego continúa. De lo contrario, estarás permanentemente estresado. Lo que intento hacer es concentrarme en lo que estoy haciendo, disfrutarlo y luego pasar a lo siguiente.
*Por Andrea Arzaba. Editora en español de GIJN y directora del proyecto Amenazas Digitales.
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