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‘Noches de Julio’, una película sobre la timidez y la soledad llevada al extremo

Su director Axel Muñoz reflexiona sobre el rumbo que están tomando las relaciones humanas.

Por Héctor González

Al fondo de una tintorería Julio (Hoze Meléndez), ve pasar los días. Prefiere observa, seguir y a veces acosar, antes que hablar con los demás. Para el realizador Axel Muñoz, el personaje y protagonista de Noches de Julio, es el vehículo indicado para hablar de la soledad y de llevar el extremo algo de lo que sucede en las redes sociales.

Las Noches de Julio es ante todo una película sobre la timidez y la soledad, ¿no?

Junto con la guionista (Claudia Garibaldi) nos propusimos contar la historia de un personaje con estas características. Al principio pensamos en un velador, pero después nos pareció mejor mostrar a un joven que trabaja en una tintorería, porque nos daba la posibilidad de explorar la mente de alguien que prefiere vincularse con los espacios y los objetos de quien le llama la atención, antes que con la persona.

No deja de haber ahí una perversión, ¿no?

En principio sí hay algo oscuro, pero no sólo se mete a los departamentos de las mujeres que le gustan, también entra a la casa de un hombre a quien admira. Su principal resorte es la timidez. Quería llevar al extremo un fenómeno contemporáneo y que vemos todo el tiempo en las redes sociales. La gente prefiere stalkear a los demás, en lugar de hablarles directamente.

¿Cómo trabajaron la construcción del personaje?

Desde el guion planteamos la vida de alguien a quien no le interesa respetar los estándares adultos. No le interesa ganar mucho dinero ni tener grandes cosas. Prefiere estar al fondo de la tintorería. Aparentemente se siente cómodo con su timidez e introspección. A fin de reforzar estos rasgos nos parecía importante que siempre vistiera igual. Su bajo perfil nos servía para hablar de una incipiente vida sexual.

A lo que podremos sumar que es un inadaptado.

Me parece que es un malestar actual. A la gente cada vez le cuesta más trabajo interactuar y prefiere quedarse en una postura cómoda. No digo que esté mal, simplemente es algo que me inquieta como director.

Es curioso que hables de actualidad y redes sociales, porque en tu película no hay una alusión a estos temas.

Fue algo premeditado. Queríamos una mirada un poco nostálgica respecto a la época en que había más anonimato. Si Julio fuera fiel a su tiempo, tal vez tendría Facebook o Tinder. Nos interesaba plantear un mundo sin el abuso de estos artilugios.

Hay un uso intencionado de la luz. Cada espacio tiene iluminación distinta, ¿por qué?

Noches de Julio es ante todo una película de interiores. Julio busca en otros sitios lo que no tiene y queríamos hacerlo evidente. En el departamento del guitarrista, a quien admira, la luz es cálida; cuando va al de Sofía, la primera mujer a la que espía, manejamos una iluminación más aséptica, dado que no la descifra totalmente. Mara, tiene una casa antigua y por lo tanto su luz es diferente. Queríamos proyectar a los personajes en sus propios espacios.

¿No te parece que la música contrasta con la historia? Me perece está más cercana al thriller que al drama.

Siempre me imaginé la película como un thriller romántico. Creo que la música funciona porque visto desde fuera, Julio es un personaje enigmático.

¿La película nace de un desencanto por la época y el rumbo que están tomando las relaciones humanas?

No hablaría de un desencanto, busco promover la reflexión sobre lo qué estamos viviendo y hacia donde podemos llegar. Tengo 39 años y creo que a mi generación nos corresponder preguntarnos cómo lidiar con todo esto.




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