El talento no tiene lugar. Una frase que podría prestarse a la confusión: no quiere decir que no hay lugar para el talento sino que no necesita de un lugar físico predeterminado para florecer. Digamos, entonces, que el talento es nómade. Para botón, basta comenzar con un ejemplo: Stripe, la compañía fintech pionera que brinda sistemas de pago en línea, tiene sus cuarteles centrales en San Francisco, EE.UU., pero nació en la Argentina. Sus creadores fueron los hermanos irlandeses John y Patrick Collison, que luego de vender su primera empresa por u$s 5 millones y entrar (y dejar) Harvard y el MIT, decidieron dejar el frío de Cambridge por el calorcito veraniego de Buenos Aires: habían leído en un blog que era un buen lugar para programar porque no hay mucha diferencia horaria con los Estados Unidos, los restaurantes están abiertos hasta tarde, y hay buen wifi. Patrick, de hecho, en una charla dijo que “Buenos Aires es una ciudad ajustada al horario hacker”. Y eso fue lo que hicieron, programar en cafés y bares hasta que, luego de un mes, obtuvieron el prototipo de Stripe. Ellos son una dramática muestra de cómo los nómades digitales pueden hacer de Buenos Aires, incluso toda la Argentina, su lugar de trabajo, por un tiempo.
En tiempos históricos, los nómades eran aquellos que dejaban los rebaños en los pastos: verbigracia, llevaban su trabajo consigo; y lo mismo ocurre en la actualidad, con una marcada diferencia: solo se mueven las personas mientras que el trabajo puede estar remoto o viajar con ellos. Se trata de los nómades digitales, una comunidad con un perfil de alto capital humano que tiene la posibilidad de desempeñar sus tareas laborales de manera remota e integrar la vida y el trabajo de una forma más orgánica. Son quienes “viajan por el mundo, recorriendo diferentes lugares y trabajando de manera remota, a distancia. Suele tratarse de personas que buscan un equilibrio entre viajar, conocer el mundo y relacionarse con gente nueva, y trabajar”, dice Dafne Berman, cofundadora y CMO de Mibucle, una plataforma digital dedicada a los RRHH.
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Se considera que en todo el mundo hay unos 35 millones de personas que eligen trabajar de esta manera. (Un dato curioso: son más que los nómades “originales”, que al menos hace 20 años -fecha del último dato global disponible-, llegaban a 30 millones.) “Observamos día a día como cada vez más personas y empresas salen de estructuras rígidas y vienen a trabajar desde y a distintos puntos. Tenemos casos de Uruguay, los Estados Unidos y Europa, así como el del interior del país que vienen a Buenos Aires y a la inversa”, puntualiza Pablo Di Filippo, CEO y cofundador de Benomad, una empresa que permite encontrar lugares adecuados para trabajar fuera de la oficina. Las nacionalidades más frecuentes de los nómades son los Estados Unidos, Portugal, Alemania y Brasil. Además, este tipo de viajero gasta un 56 por ciento más que otros visitantes, en promedio, y el 66 por ciento de ellos prefiere permanecer en un mismo lugar de tres a seis meses, de acuerdo a estadísticas recopiladas por el sector turístico local.
“Si pudiéramos atraer a un dos por ciento del total, estaríamos captando a 1.280.000 personas con residencia temporal y prácticas turísticas activas para la Argentina. Si gastan en promedio alrededor de u$s 3000 al mes, el impacto económico mensual sería aproximadamente de u$s 3840 millones”, dice una fuente del sector turístico que prefiere el off. Pero esta es solo la mitad de la historia: hay quienes, con la pandemia como disparador, decidieron dar un volantazo de 180 grados y cambiar sus vidas completamente por razones de bienestar mental o por cuestiones económicas. Son los argentinos que se fueron a trabajar fuera del país o lejos de las grandes urbes, en el interior.
“En nuestro país, la exportación de talento sigue en alza en el mercado global ya que casi el 40 por ciento de los profesionales está dispuesto a emigrar empujado no solo por la curiosidad y el interés por completar la formación con una experiencia en el exterior sino, sobre todo, por el deterioro de los salarios locales”, subraya Carla Cantisani, directora de Calidad, servicios y transformación de Adecco Argentina y Uruguay, y luego agrega: “También sucede que, al ser nómade es posible tener un sueldo en un lugar y migrar hacia otro con un costo de vida más bajo, de esta manera se puede equilibrar mejor el ocio y el trabajo”. En el centro de estos cambios de usos y costumbres alrededor del trabajo está la transformación de la fuerza laboral que, en palabras de Agustín Sedano, director de Experis para la Argentina, Paraguay y Uruguay, “será global, diversa, ágil, con nuevas habilidades desarrolladas por la digitalización y el análisis de métricas; y, a su vez, se encontrará trabajando desde diferentes lugares”.
Estos países buscan nómades digitales.
La Argentina, tierra de oportunidad (y cambio barato)
La historia de la rusa y emprendedora Ekaterina Matveeva con la Argentina empezó mucho antes de su primera visita. En 2012, cuando estaba estudiando en la Universidad de Santiago de Compostela en España, ganó un premio internacional de poesía en italiano organizado por Rotary Club Flores en Buenos Aires. Cuando, en 2018, estaba organizando el campeonato mundial de debates en México, decidió comenzar a explorar América latina para “conocer mejor las culturas” pero también “para ver las oportunidades de negocio”, cuenta.
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“Soy lingüista, emprendedora, y mi negocio, Amolingua, capacita a la gente en idiomas, cultura y habilidades blandas a través de nuestra plataforma en línea y de un equipo de tutores”, relata. Llegó al país en abril de 2018, dio vueltas por el mundo y la pandemia la encontró en territorio argentino, donde tuvo que quedarse durante 10 meses. Luego, volvió en la segunda mitad de 2021 para seguir construyendo su equipo en la región. Pero, como tiene equipos también en Europa, su mañana está ocupada con ellos mientras que las tardes son para América latina y, como si fuera poco, también es docente invitada en la Universidad de Palermo (dirige dos programas ejecutivos en comunicación). No todo es negocios, claro: “Aparte de la vida virtual, disfruto mucho las oportunidades que ofrece Buenos Aires para disfrutar día a día. Hay muchos lugares donde se puede comer bien, lugares para salir, divertirse, teatros, centros culturales, parques; además es una ciudad muy creativa donde uno puede practicar sus hobbies”.
Paula Villanueva llegó a la Argentina hace pocos meses desde Venezuela, el pasado 30 de marzo, y lleva su trabajo a cuestas: Diariamente genera contenido para las redes sociales de distintas marcas, gestiona sus perfiles, responde correos y mantiene la comunicación con sus clientes. Si bien su plan era recalar en el país para visitar a su hermano por solo tres meses y luego seguir viaje, Buenos Aires y sus oportunidades les “robó el corazón”. Ya tramitó su DNI porque, destaca, las empresas para las que trabajo “no tienen inconveniente” con su mudanzas “ya que están concebidas para trabajar de manera remota” y luego reflexiona a futuro: “Me he adaptado muy bien, el temor a que se vaya la luz y no pueda cumplir con mi tareas laborales ya no está, así que en ese ámbito estoy bastante más tranquila. Me veo viajando por el mundo por meses, pero veo mis raíces floreciendo en la Argentina. Volveré a casa, a Venezuela, pero solo de visita”.
En total, según cifras no oficiales, ya hay en el país 700.000 nómades digitales que vienen a disfrutar del país y aprovechar, claro, su tipo de cambio. Y los gobiernos ya están trabajando para usufructuar esta situación. “Transformar el enfoque del turismo hacia el trabajo remoto y los nómades digitales es una forma de diversificar la economía para las ciudades”, explícita Mabel Ciancio, cofundadora de Espacios ya!, que permite alquilar desde oficinas hasta galpones de forma flexible. “Algo que en muchos países del mundo como Noruega e Irlanda se promovía desde los gobiernos con visados temporales extendidos en 2019, hoy se practica en toda la Unión Europea que a partir de 2022 permite visados extendidos para trabajadores nómades.” La Argentina no se queda afuera. “Desde la Ciudad lanzamos el programa Digital Nomads BA en 2020, anticipando el crecimiento y potencial que tendría este segmento gracias a la extensión del teletrabajo en todo el mundo.
“Además de la visa para nómades digitales, ahora también es fundamental trabajar para mejorar la conectividad aérea internacional y la nacional, dado que los nómades suelen visitar varios destinos turísticos durante su estadía y eso vuelve más atractivo al país”, señaló Fernando Straface, secretario general y de Relaciones Internacionales de la Ciudad. Y, justamente la visa especial que mencionaba Straface fue anunciada por el Gobierno nacional el pasado 10 de mayo. Se trata de un nuevo tipo de visado que incluye un programa de beneficios con el objetivo de atraer a esta comunidad y generar un impacto económico positivo en el ingreso de divisas al país. Fue anunciada en un acto en el CCK por el ministro del Interior, Wado de Pedro; y su par de Turismo y Deportes, Matías Lammens; junto a la titular de la Dirección Nacional de Migraciones, Florencia Carignano, además de los gobernadores de Formosa, Río Negro, Neuquén y La Pampa: Gildo Insfrán, Arabella Carreras, Omar Gutiérrez y Sergio Zilotto, respectivamente. En la apertura del acto, de Pedro destacó los objetivos detrás de la medida: “Entendemos que esta política de nómades digitales es otra oportunidad en el mercado laboral internacional una oportunidad para que lleguen divisas, para que personas vivan la experiencia argentina y que se vuelvan a sus países sean los principales vendedores de este hermoso país que es la Argentina”. A futuro, el Gobierno está planeando eventos internacionales para atraer a este segmento, festivales de música, de gastronomía, en urbes como Nueva York, Chicago, Madrid, Londrés y París.
Además, dice Hernán Vanoli, director de Promoción Turística Internacional del Inprotur, hay que desarrollar los coworking y generar medidas fuera de la Ciudad de Buenos Aires para que los nómades conozcan todo el país. Puntualmente, la ciudad de Buenos Aires entró al top 10 de los mejores destinos mundiales para nómades digitales, profesionales que trabajan de manera remota y que pueden hacerlo desde cualquier parte del mundo -se ubicó en noveno lugar a nivel global detrás de Lisboa, Ericeira, Miami, Isla Gran Canaria, Austin, Varsovia, Bangkok y Tbilisi-, y por ello buscan atraer 22.000 de estos nómades para 2023.
De hecho, el año pasado la ciudad fue la anfitriona de la primera Conferencia Internacional de Nómades Digitales -NomadsBA- y este año será el turno de la segunda. El año pasado fue organizada por tres argentinos, el especialista en marketing digital Nicolás “Tato” Germen, un referente de la comunidad que organiza redes de networking y encuentros desde 2013; la comunicadora Mia Pascal, que ya recorrió una decena de países y Melina “Megui” Guerschuny, que estudió Hotelería y Analista de Sistemas, lleva más de 10 años en la industria del desarrollo del software, y actualmente brinda sus servicios para empresas europeas, desde España y la Argentina.
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“El año pasado, con la explosión del nomadismo digital que provocó la pandemia, quisimos hacer un evento especial para nómadas acá y el Gobierno de la Ciudad decidió apoyarnos”, cuenta Pascual en diálogo con este medio, para luego resaltar que la mayoría de los nómades locales trabajan en el ecosistema tech. Lo que comenzó como dos días se convirtió en toda una semana y workshops mensuales a continuación, provocado en parte por el gran éxito obtenido. De hecho, el evento -que tuvo lugar en la Usina del Arte porteña- fue el escenario para que Airbnb anunciara un acuerdo con Buenos Aires para promover a la Ciudad como un destino para nómades digitales, incluyendo un micrositio con videos de anfitriones de la plataforma que mostrarán los beneficios para trabajadores remotos que ofrece la capital argentina.
LOS NÓMADAS LOCALES, EN SUS PROPIAS PALABRAS
Germán Dias, Full Stack Developer en Vortex: Se convirtió en nómada en unos carnavales norteños de 2019, movido por las ganas de recorrer paisajes y viajar, en ese momento era programador y estudiaba guía de trekking, y eso me invitó a caminar montañas y lugares hermosos. Estuvo en todo el país: Jujuy, Salta, Catamarca, Chubut, Río Negro, Buenos Aires y, cada tanto, regresa a su Córdoba natal.
Brian Florentin, Software Engineer en MuleSoft: “Siempre tuve la intención de mudarme y poder trabajar de forma completamente remota. Con la pandemia la posibilidad se volvió más factible, por lo que empecé a buscar lugares tranquilos medianamente cerca de Buenos Aires, para poder viajar fácilmente por temas de trabajo. Empecé viviendo en Mar de Ajó y hace poco me mudé a Costa del Este. Antes vivía en Bella Vista, partido de San Miguel, pero esto es otra vida”, cuenta. La mudanza se concretó en mayo de 2021.
Ilanit Kejsefman, Customer Success Manager en Solucionet: “Me mudé a Uruguay hace dos meses ya que a mi pareja le ofrecieron trabajo allí. Identificamos varios beneficios como, por ejemplo, tener proyectos a largo plazo, mayor seguridad y mejor capacidad de ahorro en una ciudad con mismo idioma, cultura similar y con la posibilidad de viajar seguido.”
German Orestes Salvetti, Product Owner en avenida+: Trabajaba en una multinacional durante varios años y, luego del trabajo remoto en pandemia, decidió cambiar de empresa. “Nos mudamos con Eve, mi compañera a Claromecó, super lindo lugar con playas interminables, y que además cumplía con algunas características que nosotros necesitábamos. La mudanza en sí, fue en abril de 2021”, cuenta. “Buenos Aires me fascina, y de hecho la idea es volver cada tres o cuatro meses, pero es muy distinto volver por elección.”
Lara Ortiz, Frontend Developer en Paisanos.io: La idea de mudarse surgió en la pandemia. “Con mi novia teníamos muchas ganas de viajar y la idea de cerrar la computadora y tener lugares nuevos para descubrir nos entusiasmaba muchísimo. Empezamos viajando por la Argentina: nuestro primer destino fue Tucumán y luego comenzamos a recorrer otras provincias y ciudades como Mendoza, Misiones, Santa Fé, Jujuy, Miramar, Mar del Plata, Villa Gesell, San Bernardo, entre otros.” Para hacerlo, tuvo varias reuniones con sus jefes para ajustar detalles. “Me pidieron solo dos cosas al momento de viajar: que asista a todas las reuniones en las que era citada y que avise en donde me iba a ubicar por cuestiones de ART.”
Mónica Buiatti, Engineering Manager en Redbee: “Empecé coqueteando con la idea de mudarme cuando, por trabajo, viajabámos a Santiago de Chile muy seguido por uno de los primeros proyectos de redbee fuera de Argentina, allá por el 2017. Empecé a planear esto estratégicamente a fines del 2019, dando las charlas necesarias en Redbee y pensando un poco en cómo resolvería el hecho de estar remoto con todos los miedos e interrogantes que son inherentes a las responsabilidades que mi rol requiere. Y en noviembre de 2020, cuando se abrieron las fronteras y vi la oportunidad de finalmente poder hacerlo sin detenerme a revisitar antiguos miedos.”
Tierra adentro
Hay otros nómades digitales, son los que quieren dejar su lugar de origen o residencia para irse a vivir otra vida, más tranquila o simplemente distinta, cambiar de aire. Y las empresas argentinas ya se están adaptando a la movida y permiten que sus empleados trabajen de forma no solo remota sino también deslocalizada. “La prolongación de la cuarentena y del trabajo remoto llevaron a una gran cantidad de personas a tomar decisiones radicales que implican cambios en su estilo de vida. Muchos se mudaron del centro a zonas más verdes, de un departamento a una casa, o se animaron a cumplir el sueño de trabajar desde el sur, las sierras o, incluso, desde la playa”, explica al respecto Juan Pablo Peries, director de Technologies de Randstad Argentina.
Esta tendencia es más fuerte cuando de empleos de tecnología se trata. Así lo explica Nicolás Stajnsznajder, CEO de Grupo Kelsoft: “Lo que es desarrollo web hoy es todo a distancia por lo que no hay ningún problema para trabajar remoto, cuanto mucho lo que varía es el cambio horario y a veces hay que acoplarse, lo mismo a los feriados de cada país. Se habla con el cliente y el desarrollador para acordar todos estos temas y no solemos tener ningún inconveniente”. Los casos se suceden, uno tras otro, y no hace falta escarbar demasiado (ver aparte).
Federico Vicente es desarrollador en Baufest, y tras varios años en CABA, decidió pegar la vuelta a su tierra natal, Trelew (Chubut), lo que concretó en 2016, previa charla con sus empleadores, que no tuvieron problema. La adaptación costó pero hoy no lo cambiaría por nada y claramente no se ve de vuelta en Baires pero si está evaluando mudarse a España, siempre de la mano de Baufest.
Por su parte, el viaje de Emiliano López, parte del equipo de Tecnología de Telecom Argentina, fue más cercano tanto en tiempo como en espacio: la pandemia los encontró a él y a su familia en Santa Teresita (Buenos Aires) de vacaciones. “No me mudé, ¡me quedé! Capital Humano me pidió actualizar mis datos de contacto y eso fue todo”, recuerda. Hoy su rutina incluye el infaltable mate en la playa junto a su esposa, después de dejar a su hija en la escuela.
Ailén Correa es la líder de Procesos y mejora continua de la fintech Flexibility, con una particularidad: vive en El Bolsón, de forma fija, desde abril, luego de probar algunos meses el año pasado. “Primero me imaginé todas las variables que podían salir mal y por las que me podían rechazar la idea -cuenta-. Pero después de un tiempo me di cuenta que cualquier problema por el que me dirían que no se puede resolver. Así fue como lo encaré con la empresa y, contrario a lo que esperaba, me dieron todo el apoyo del mundo para afrontar este desafío”.
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Justamente desde Telecom señalan que acompañan este cambio de época. “Nuestras búsquedas de los perfiles digitales que necesitamos para seguir impulsando los nuevos negocios, son de alcance nacional. Los reclutadores ya no preguntan ¿vivís cerca del lugar de trabajo?’ porque la tecnología, entre otros grandes beneficios, borró la distancia de la ecuación que antes una persona tenía en cuenta para decidir si aceptaba una propuesta laboral”, dicen fuentes de la compañía de telecomunicaciones.
Algo similar sucede en Cervecería y Maltería Quilmes. “Cuando empezamos a trabajar de forma remota y vimos que los resultados eran muy buenos, decidimos flexibilizar también nuestros requisitos de contratación. Dejamos de establecer la sede central de Quilmes como el único espacio de trabajo, y abrimos oportunidades para que puedan postularse desde cualquier parte del país, sin importar su lugar de residencia”, establece Owen Dempsey, su director de Tecnología. “Esto fue muy positivo, porque nos encontramos con gente valiosa y preparada que se encontraba lejos, pero que se ajustaba perfectamente a los talentos que necesitábamos incorporar”, dice sobre los efectos de la decisión. “En la actualidad, los equipos de tecnología están conformados por personas que trabajan desde Salta, Córdoba o Tucumán, por mencionar solo algunos casos”.
Pero no son los únicos. Desde Prisma Medios de Pago cuentan con un beneficio llamado “Traveller” para todos los colaboradores, a través del cual pueden convertirse en verdaderos nómadas digitales en el país o el exterior por un mes. Incluso, se puede dividir en diferentes viajes durante el año y en los casos en que el huso horario del destino no coincida con el de la Argentina, se puede coordinar con el equipo. El principal atractivo de esta modalidad, dicen desde la compañía, es que resulta independiente de las vacaciones. Mientras que Salesforce implementó una política global llamada “Success From Anywhere”, donde cada colaborador puede acordar con su manager cuál es el lugar donde prefiere desarrollar su trabajo y su vida. Por eso implementaron tres pautas a las que cada empleado puede acceder: totalmente remoto, flexible o presencial. “Cómo rasgo positivo de la deslocalización de los trabajos de tecnología para un país vasto como la Argentina, podemos destacar que este nuevo paradigma hace que las empresas contraten talento sin importar su residencia”, sintetiza Peries.
Esto favorece el acceso de profesionales de ciudades pequeñas del interior, que antes debían emigrar, principalmente a Buenos Aires y sufrir el desarraigo si querían trabajar en una gran compañía. Hoy pueden trabajar para Google, Meli o Globant -por citar tres ejemplos- desde su ciudad natal. El amplio fenómeno de los nómades digitales, tanto externos como internos, llegó para quedarse. Hoy, muchos tienen la posibilidad de llevar el trabajo a cuestas y aprovechan para reorganizar sus vidas de la manera que les resulta más útil o cómoda, y encaja tanto para quienes buscan vivir nuevas aventuras como para quienes ansían un entorno donde reine la tranquilidad. El nomadismo es, al final de cuentas, buscar un lugar donde ser lo más feliz posible.
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