La respuesta de Europa a la llegada masiva de refugiados está a la altura del drama que vive Ucrania hoy. Desde que comenzó la invasión por parte de Rusia, hace solo ocho días, cerca de un millón de ciudadanos, la mayoría mujeres y niños, ha cruzado la frontera de alguno de los países vecinos. Están llegando a Polonia, sobre todo, pero también a Hungría, Eslovaquia o Rumania. El éxodo es muy parecido al que provocó la guerra de Siria pero esta vez, afortunadamente, los desplazados no han tenido que vagar por los bosques, ateridos de frío, para acabar ante una alambrada de espino. ACNUR estima que puede haber más de cinco millones de desplazados.
La Unión Europea tiene ahora la oportunidad de rectificar los errores cometidos en la crisis de refugiados de 2015, que erosionó la cohesión interna y creó una situación de grave vacío legal, pues la normativa vigente no se aplicaba y tampoco fue posible acordar un nuevo sistema común de asilo. Los países ahora más afectados están entre los que entonces más se opusieron a acoger refugiados y a consensuar un sistema de reparto solidario. Esa es una de las razones de su débil estructura de acogida.
En este cambio de actitud puede haber influido la mayor cercanía cultural de quienes piden asilo y el hecho de ser vistos por la población como víctimas de una amenaza común, en contraste con la xenofobia y el racismo que en ocasiones se percibió en la crisis anterior hacia los desplazados de Siria o Afganistán.
La mejor opción hoy sigue siendo aplicar una vieja directiva de 2001, aprobada con motivo del conflicto de los Balcanes y nunca utilizada, que prevé un mecanismo temporal de protección automática en casos de afluencia masiva de desplazados. Puede durar hasta tres años y, al aplicarse con carácter general, agiliza los trámites. La directiva obliga a los Estados miembros a facilitar alojamiento y sustento a los refugiados, acceso a servicios esenciales como la educación y la sanidad, y permiso automático de trabajo. La buena acogida en el Consejo de la propuesta de los ministros de Interior de la UE permite entender que pueda adoptarse hoy jueves. España figura entre los tres países que más demandas de asilo recibe, por lo que es previsible que las 9.800 plazas de que dispone no vayan a resultar finalmente suficientes. Ante el drama existencial que vive Ucrania, la medida del Gobierno de facilitar la regularización de los ucranios que ya se encuentran en nuestro país puede paliar en una mínima parte la angustia de la guerra que vive su propio país.
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