La misteriosa enfermedad sufrida en los últimos años por personal diplomático, político y de seguridad de Estados Unidos, bautizada como ‘síndrome de La Habana’ por su incidencia inicial en Cuba, deriva supuestamente de actividades encubiertas promovidas por la inteligencia rusa, según una investigación que contradice la versión oficial de Washington.
Decenas de personas padecieron una serie de síntomas que expertos médicos atribuyeron a ultrasonidos o microondas de origen desconocido. El informe final, publicado en 2023, concluyó que era “muy improbable” que fuese obra de un Estado extranjero, aunque tampoco se ofreció una teoría alternativa y esta ola de “incidentes médicos anómalos” sigue siendo un misterio.
Una investigación conjunta publicada por el medio letón independiente The Insider, el semanario alemán Der Spiegel y la cadena de televisión estadunidense CBS apunta a la autoría de Moscú. Uno de los responsables de las pesquisas llevadas a capo por el Pentágono, Greg Edgreen, situó el “nexo ruso” como el común denominador de todos los casos.
De acuerdo con el informe, las autoridades rusas presuntamente recompensaron con premios y ascensos a una unidad de sus servicios de Inteligencia militares, la 29155, por su buena labor en este campo. Miembros de este grupo presuntamente estuvieron en todos los lugares donde se denunciaron ataques coincidiendo también con estos incidentes, expone la investigación periodística.
Edgreen explicó que los propios investigadores estadounidenses establecieron un criterio demasiado exigente para poder lanzar una acusación formal contra Moscú, entre otras cosas porque ello implicaría enfrentarse a ciertas “verdades incómodas”, como que EU habría cometido fallos en la protección de su personal.
Presuntas Víctimas desde 2014
El informe indicó que el primer incidente de síntomas del “síndrome de La Habana” habría ocurrido antes de 2016, indicando que “probablemente hubo ataques dos años antes en Fráncfort (Alemania), cuando un empleado del gobierno estadounidense destinado en el consulado de esa ciudad quedó inconsciente por algo parecido a un fuerte rayo de energía“.
El Congreso norteamericano aprobó medidas de apoyo a las víctimas. Una de ellas, identificada como Carrie, relató a la CBS cómo vivió el supuesto ataque que le provocó primero un desmayo y, después, problemas de memoria y de concentración.
La agente del FBI explica que estaba en su casa de Florida cuando de repente sintió un fuerte sonido en su oído derecho. La batería de su teléfono móvil también comenzó a hincharse, hasta el punto de que rompió la carcasa del aparato.
Otro de los incidentes tuvo lugar en Lituania el año pasado, en plena cumbre de líderes de la OTAN. Según las fuentes consultadas por los medios que participaron en la investigación, un alto cargo del Departamento de Defensa estadounidense fue atacado.
“Esto demuestra que no hay límites sobre lo que hará Moscú o a quién atacará y que, si no hacemos frente, el problema irá a peor”, advirtió Edgreen en su entrevista.
Moscú rechaza la investigación
El Kremlin desestimó el informe que indicó que la inteligencia militar rusa estaría detrás del “síndrome de La Habana” que ha afectado a diplomáticos y espías estadounidenses en todo el mundo.
“No es un asunto nuevo en absoluto; durante muchos años se ha exagerado en la prensa el tema del llamado ‘síndrome de La Habana‘, y desde el principio se vinculó a acusaciones contra la parte rusa“, dijo a los periodistas el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, al ser preguntado por el informe.
“Pero nadie ha publicado ni expresado en ninguna parte pruebas convincentes de estas acusaciones infundadas“, agregó. “Por lo tanto, todo esto no son más que acusaciones infundadas y sin base por parte de los medios de comunicación”.
Con información de Europa Press y Reuters.
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