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Nuevos correos prueban cómo Trump y sus aliados presionaron a la Justicia para cambiar el resultado electoral

El fiscal general Jeffrey Rosen, en una rueda de prensa en el Departamento de Justicia, en septiembre de 2020.
El fiscal general Jeffrey Rosen, en una rueda de prensa en el Departamento de Justicia, en septiembre de 2020.POOL / Reuters

La Casa Blanca de Donald Trump presionó al entonces vicefiscal general Jeffrey Rosen para que examinara sus propias acusaciones infundadas de fraude electoral, 10 días antes de que Rosen, el pasado diciembre, se hiciera cargo de forma interina del Departamento de Justicia. Todo ello a pesar de que, incluso, el hasta ese momento Fiscal General William Barr había reconocido públicamente que no se había encontrado prueba alguna de que hubiera habido un fraude generalizado que pudiera cambiar el sentido de las elecciones presidenciales de 2020, que ganó Joe Biden.

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Esos correos electrónicos revelan hasta qué punto el expresidente Trump, su jefe de Gabinete en la Casa Blanca, Mark Meadows, y otros aliados presionaron al entonces número dos (interino) de Justicia, Jeffrey Rosen, para que se sumara a la campaña del expresidente republicano, quien intentó por todos los medios impugnar el resultado de las elecciones. Los aliados de Trump en las altas esferas llegaron incluso a sugerirle que presentara un recurso ante el Tribunal Supremo.

Este martes, el Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes del Capitolio de EE UU ha hecho pública una gran colección de correos electrónicos, que certifican una campaña de presión persistente en los días previos al 6 de enero, cuando Biden debía de ser ratificado presidente por el Congreso y el día en que los partidarios de Trump irrumpieron en el Capitolio para evitar que los legisladores contaran los votos electorales que daban la victoria al presidente demócrata. Esos mismos correos electrónicos también muestran cómo los principales cargos del Departamento de Justicia, que no estaban convencidos de las acusaciones de fraude electoral, se resistieron a las llamadas de la Casa Blanca para investigar las acusaciones.

En un correo electrónico del 1 de enero, el jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows, envió a Rosen un enlace a un video de YouTube sobre una teoría desacreditada de que hubo votos que pasaron de Trump a Biden en la embajada de Estados Unidos en Roma. Rosen, ya como fiscal general en funciones, reenvió el correo electrónico a su número dos (también en funciones) sobre las teorías conspirativas, quien calificó la insinuación como “una auténtica locura”.

Poco después de las acusaciones contra la Embajada norteamericana en Roma, Meadows le pidió a Rosen que un funcionario del Departamento de Justicia investigara lo que para la Administración de Trump eran “anomalías” a la hora de votar (por ejemplo, comparar que la firma registrada del votante fuera la misma que había en su tarjeta de identificación) en el condado de Fulton, Georgia. Además de las presiones a Rosen, Meadows participó también en una llamada entre Trump y el secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, en la que el expresidente le exigió que encontrara pruebas del supuesto fraude en ese Estado.

“¿Puedes creerlo? No voy a contestar a ese mensaje [en referencia al asunto de Georgia]”, escribió Rosen cuando reenvió el correo electrónico de Meadows a Donoghue, entonces fiscal general adjunto en funciones, tras la salida de William Burr. Donoghue contestó lo siguiente: “Al menos es mejor que el anterior [en referencia a la embajada de Roma], pero claro, eso no dice mucho”.

En medio de toda la presión, Rosen establece en otro correo electrónico que se negó a hablar con el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, sobre sus falsas afirmaciones de que las elecciones de 2020 fueron robadas. Cuando el jefe de Gabinete de Trump, Meadows, intentó que Rosen organizara una reunión del FBI con un aliado de Giuliani, que argüía una teoría conspirativa que decía que Italia estaba usando tecnología militar y satélites para favorecer el voto a Biden, Rosen dijo que no ayudaría a Giuliani. “Entonces me negué rotundamente, dije que no daría ningún trato especial a Giuliani ni a ninguno de sus ‘testigos’, y me reafirmo ahora en que no hablaré con Giuliani sobre nada de esto”, escribió Rosen a Donoghue.

Los nuevos correos electrónicos hechos públicos este martes por el Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes brindan detalles adicionales a los informes aportados a principios de junio por CNN, The New York Times y otros medios sobre las comunicaciones electrónicas de Meadows a Rosen tras las elecciones, en las que se revelaba cómo el principal asesor de la Casa Blanca había presionado al Departamento de Justicia para beneficiar a Trump.

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