El papel de aluminio es uno de los elementos que más utilizamos en la cocina. Congelar el pan es una de las mejores opciones para que no se ponga duro y tener siempre disponible un trozo para hacer tostadas o para untar en el plato. Ahora bien, es fundamental saber cómo congelar el pan para que no coja los olores del congelador.
Los expertos recomiendan congelar el pan en porciones. Congelar la barra entera no es una buena idea por varias razones. La primera es que va a ocupar mucho espacio de forma innecesaria. Y la segunda es que al momento de descongelar el pan, vamos a tener que sacar toda la barra y consumirla de golpe.
Por lo tanto, lo mejor es cortar el pan en rebanadas y congelarlas envueltas en papel film metidas en bolsas de plástico. Lo que nunca debemos hacer es envolver las rebanadas de pan en papel de aluminio. Y es que, el papel de aluminio puede liberar una serie de componentes que acaben contaminando los alimentos que hay alrededor.
¿Cuánto tiempo puede aguantar el pan en el congelador? Aproximadamente tres meses. Si lo dejamos más tiempo, es muy probable que acabe perdiendo sus propiedades.
Del mismo modo que otros ingredientes, el pan también cambia su textura y su sabor después de estar congelado, así que llevar a cabo el proceso de descongelación de forma correcta es clave para recuperar su sabor y aspecto original.
Para comer el pan como si estuviera recién hecho, crujiente por fuera y tierno por dentro, lo mejor es calentarlo en el horno durante unos pocos minutos.
Por lo tanto, queda claro que en ningún caso debemos utilizar el papel de aluminio para envolver el pan, ni ningún otro alimento, a la hora de meterlo en el congelador.
Usos del papel de aluminio
Es de especial interés conocer los diferentes usos que podemos darle al papel de aluminio en la cocina:
- Afilar las tijeras: es tan sencillo como coger un trozo de papel de aluminio y doblarlo varias veces. Luego, cortamos el trozo varias veces con las tijeras para afilarlas.
- Limpiar la parrilla: sí, también sirve para dejar la parrilla impoluta. Sólo hay que frotarla con un trozo de papel de aluminio.
- Darle brillo a la cubertería: ponemos papel de aluminio en el fondo de un recipiente y añadimos sal y agua. Luego, introducimos los cubiertos y los dejamos una hora. Los dejamos secar y, por último, frotamos con un trapo de algodón.
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