Por Diana Manzo
“Estoy libre y muy contenta, por fin podré abrazar a mis hijos, qué era lo que más añoraba”, fueron las palabras de Julia, una mujer zapoteca de 50 años de edad que obtuvo su libertad este miércoles, después de dos años de estar recluida en el penal de Tanivet, Oaxaca.
Durante su detención y en prisión, nunca contó con un defensor ni un intérprete que tuviera conocimiento de su lengua y cultura zapoteca.
El 6 de noviembre de 2019 Julia ingresó al penal de Tanivet, Oaxaca acusada del delito contra la salud en su modalidad de transporte de cannabis sativa, que le fue decomisada en una revisión cuando viajaba a su destino final, Tapanatepec, Oaxaca.
“La pobreza extrema y la necesidad llevó a Julia a cometer ese delito”, expresó Benedicto Salinas Hernández, defensor de los derechos humanos del Centro Profesional Indígena de Asesoría, Defensa y Traducción (Cepiadet), organismo civil que le brindó el acompañamiento legal para obtener su libertad.
El caso de Julia, madre de tres hijos adolescentes y originaria del municipio de Santa Cruz Xitla, es uno de los casos que el Cepiadet acompaña desde la iniciativa “la justiciabilidad de los derechos indígenas a través de la Ley de Amnistía” que entró en vigor el 23 de abril del 2020.
El defensor comunitario explicó que a partir de la entrada en vigor de la iniciativa de Amnistía, la Cepiadet ingresó a los centros penitenciarios de Oaxaca y Campeche, en donde conoció a Julia y a otras siete personas más, a las que brinda acompañamiento tras observar la violación de sus derechos humanos.
Personas indígenas viven criminalización en los centros penitenciarios
A muchas mujeres como Julia y hombres también los encarcelan y se olvidan de ellos, es alta la criminalización que viven las personas indígenas en los centros penitenciarios, enfatizó Benedicto Salinas Hernández, abogado de Cepiadet.
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El defensor confirmó que no hay una defensa adecuada con conocimiento, que acompañe a las personas, por ejemplo, dijo, “Julia habla el zapoteco como su lengua madre y el castellano lo habla poco, pero nunca contó con un traductor indígena, que la auxiliara, entonces ahí se están violando sus derechos”.
Agregó que en las visitas, encontraron muchos casos similares a los de Julia, por lo que recalcó las condiciones no son las adecuadas.
Una nueva vida para mi
Vestida con una blusa roja, sonriente, morena y de pelo corto y negro, Julia salió de la cárcel y expresó que ahora buscará una nueva vida para ella y sus tres hijos. Acompañada de los abogados de Cepiadet llegó a su casa y fue recibida con abrazos y una comida familiar.
Julia es madre independiente y ahora que está libre retomará sus bordados y también el campo, donde se dedica a la siembra de hortalizas.
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Su hogar se localiza a dos horas de la capital oaxaqueña en el distrito de Miahuatlán y a partir de ahora buscará integrarse a la sociedad y trabajar, pues el delito que cometió fue por la pobreza extrema en la que vive.
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