Viven criminalizadas y con temor por la violencia que significa defender su territorio; Oaxaca, uno de los estados más peligrosos de México para defensores.
Diana Manzo
Unión Hidalgo, Oax.- En la única cocina comunitaria que permanece viva en el Istmo de Tehuantepec luego de los sismos de 2017 que provocó el colapsó de aproximadamente 65 mil viviendas en esta zona de Oaxaca, las mujeres gubiñas de Unión Hidalgo organizadas como “Mujeres indígenas defensoras de la vida” usan su voz y su palabra para defender su territorio de cuatro megaproyectos eólicos, en especial el parque eólico “Gunna Sicaru” que promueve Eólica de Francia.
En este espacio dador de vida, Rosalva, Rosario, Lupita, Beatriz, Thelma, Alma Delia y otras mujeres han tejido la solidaridad, hablan de lo que ocurre en la comunidad, de los megaproyectos, de la situación social y política, de sus hijos, de su hogar y su familia.
“Aquí nos desahogamos y platicamos de lo que vemos y escuchamos, pero también llevamos nuestras ideas allá afuera y la compartimos con otras mujeres, algunas nos escuchan y otras nos ignoran, inclusive hemos llegado a caer mal por estar de lado de los que dicen ellos, nos oponemos al desarrollo, pero no es así”, expresó Lupita, quién también es integrante del Comité de Resistencia contra los proyectos eólicos.
Oaxaca según los datos de Amnistía Internacional, junto con Chipas, son los estados más peligrosos para los defensores comunitarios y ambientalistas, pues tan solo en este 2019, cinco defensoras y defensores han sido asesinados en Oaxaca.
Estas cifras le preocupan a Rosario, quien además de ser mujer defensora es maestra jubilada, ella lleva su voz a los hogares y a las reuniones donde habla de la importancia de defender la vida, su resistencia la ha visibilizado tanto que ha recibido amenazas e inclusive señalamientos directos.
Las mujeres gubiñas han encabezado una labor importante en la comunidad que reúne cerca de 10 mil habitantes, y aunque muchos las critican, porque la criminalización la sufren a ras de piel, continúan, su cocina comunitaria es la única que sigue viva porque han logrado coexistir desde la comunidad, en conjunto.
Gladys Tzul Tzul, activista y socióloga maya k’iche’, durante su estancia en Oaxaca habló de las experiencias de las luchas comunitarias y de las mujeres, reconoce que cada pueblo indígena tiene su propia forma de organización y que el estado debe comprender a los pueblos indígenas desde su resistencia, por que no solo defienden sino revolucionan.
Agregó que las luchas se han hecho en conjunto pero que en estos tiempos, las comunidades han logrado “gobernar, recuperar y resistir la tierra” y desde el comercio también se comparte el conocimiento.
Norma Cacho, coordinadora del área de procesos organizativos de la Asociación Civil ProDesc, reconoce que las mujeres tienen el poder de reconstruirse y que siempre han sido participativas en las luchas, solo que ahora están más visibles y eso también las pone en riesgo.
“Las mujeres están defendiendo su tierra y territorio, y lo hacen desde la cocina o desde la medicina tradicional, pero también desde los libros, desde los escritos, y lo principal desde su voz, a pesar de que en ocasiones hay frustración, ellas no se doblegan, al contrario se reconstruyen”, dijo.
Norma recalca que el tema de la defensa de la tierra y territorio hay una lucha interna en las comunidades para que las mujeres participen, y aunque México ocupa uno de los cuatro países de latinoamerica más peligrosos, ellas siguen alzando la voz y no lo hacen solas, lo hacen en grupo, en comunidad.
Lo mismo reconoce, Sara Méndez, defensora y fundadora de Código DH A.C., quién recuerda que las luchas de las mujeres ha sido desde antaño, y que la mujer siempre está “chambeando y en la movilización”, pero lo que hace falta es vivir en equidad y más conciencia social.
La voz es de todas
“Pero la voz de todas y es la que siempre predomina en las comunidades”, refirió Yasnaya Elena Aguilar Gil, escritora e historiadora mixe, originaria de San Pedro y San Pablo Ayutla, su defensa y la de las mujeres de su tierra comenzó para exigir agua como un derecho humano y un alto a la violencia contra las mujeres y su comunidad.
Yasnaya es una mujer que ha llevado la voz de todas a diversos espacios en donde reconoce que en los pueblos la lucha de las mujeres es una lucha colectiva y que se logra justamente desde las asambleas, las fiestas y hasta en los velorios.
“Las mujeres saben desde siempre organizarse y en las luchas también lo han hecho, por eso siempre digo que las luchas son colectivas, nosotras desde Ayutla exigimos el agua el cual no gozamos como derecho humano desde hace dos años y el gobierno ha sido omiso, muchos abuelos y menores viven enfermos por consumir agua que no es potable, esta lucha nos ha criminalizado también pero seguimos luchando en colectividad”, afirmó.
Mariana Alejandra también ha hecho que su voz se escuche, ella tiene 25 años, y desde las entrañas que heredó de su abuela en la comunidad zapoteca de San Pedro Comitancillo alza su palabra. Su lucha ha sido por la colectividad y la unión de su pueblo, reconoce que por su juventud la cuestionan y la critican, pero ella lo único que ha hecho es asumir su responsabilidad.
En esta localidad, los comuneros y las mujeres impidieron la instalación de una planta de aspas para aerogeneradores que iba a destruir una reserva natural importante, El Cerro de la Garza, icono natural que hoy luce resplandeciente por la lucha colectiva de Alejandra y sus mujeres.
Mariana no se considera una activista, pero de algo está segura es que su voz ha traspasado fronteras. “Las luchas no tienen división, las luchas migran para concientizar a otros y así ha sido y vamos a seguir defendiendo nuestro territorio”.
Betina Cruz es otra de las mujeres defensoras pioneras de la resistencia por la defensa de la tierra y el territorio en la zona zapoteca del Istmo de Tehuantepec, junto con las mujeres ikoots de San Dionisio del mar y las zapotecas de Álvaro Obregón consiguieron el primer amparo con el cual derrocaron un megaproyecto eólico en 2012 y desde entonces se vincula en la defensa de la tierra y el territorio.
“En efecto a las mujeres nos criminalizan, nos dicen que de la casa nunca debimos salir, pero creo que la mujer tiene una voz fuerte que resuena al hablar, y así somos en esta zona de Oaxaca, donde hemos defendido y continuamos haciendo defensa por nuestros recursos naturales, lo único que nosotros exigimos es respeto, solo eso y pareciera que es pecado hacerlo”, aseguró.
También se lucha y se defiende desde la medicina tradicional
María Isabel Jiménez es médica tradicional y defensora de la vida, su lucha radica en resistir por un territorio libre de gigantescas torres eólicas, por ejemplo el parque eólico “Bii ioxho” propiedad de Gas natural Fenosa, exterminó gran parte de la reserva de plantas medicinales de Juchitán al igual que los otros 27 centrales eólicas distribuidas en seis municipios.
Lleva más de 30 años preparando infusiones, pomadas y gotas elaboradas con plantas medicinales, una práctica milenaria que va en decadencia y que Isabel se resiste a morir, su mayor anhelo es compartir sus saberes con jóvenes para que sigan esta tradición de los abuelos.
A Isabel le prendieron fuego a su rancho, le quemaron parcelas pero sigue resistiendo, curar a las personas de su comunidad con conocimientos ancestrales es su lucha diaria.
Textos que resisten desde las comunidades… “Si escribo y tú lo lees, eso es revolución”
Paula López e Irma pineda son poetas zapotecas y también activistas, desde sus textos han compartido sobre la defensa del territorio pero también hablan de desapariciones y de la violencia, sus pensamientos y sentimientos están pegados a las hojas de papel y también de quienes lo hablan, así sus voces siguen vivas y fortalecidas.
Irma es docente, poeta zapoteca y activista de los derechos de los pueblos indígenas en la defensa de la lengua y la cultura zapoteca, ella promueve la literatura donde habla de los temas importantes de los derechos, defensa del territorio, violencia que sufren las mujeres indígenas.
“Desde las aulas con los estudiantes también llevo mi voz por la defensa de nuestra tierra y territorio, también desde la poesía hablamos de las mujeres, de la violencia, y recientemente como representante de México, América Latina y el Caribe en el foro permanente de la ONU, también mi voz se hace notar, y esto es para tener presentes a los pueblos indígenas, desde ese espacio se aporta y se recuerda que estamos vivos como cultura y comunidad”, explicó.
Paula también en sus poesías hace declaraciones más artísticas, cuenta de los recursos naturales, del mar, el viento, la tierra y los arboles y los plasma para hacer conciencia.
Criminalización, judicialización y violenta extrema: Lucha constante de los que defienden la tierra y territorio
Desde 2010, el estado de Oaxaca se encuentra entre los tres estados con mayores asesinatos contra defensores de la tierra y el territorio, y en primer lugar contra mujeres defensoras, por lo que urge una atención y respuesta de las autoridades informó Yesica Sánchez Maya, directora de la asociación civil, Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad.
Explicó que el incremento de los ataques se da por la represión política contra personas y comunidades que están alzando la voz en las diversas localidades de Oaxaca, y eso al parecer “no le gusta a las autoridades”, tan solo en 2018, 14 defensores fueron silenciados en Oaxaca.
Por su parte, Gloria Flores, coordinadora de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México, resaltó que la lucha constante de los que defienden la tierra y el territorio es “la violencia extrema, judicialización que significa reabrir carpetas de investigación para callarlos a través de detenciones arbitrarias y la criminalización es decir el desprestigio en las redes sociales”, estos tres puntos señaló van en aumento.
Gloria refirió que casos similares han ocurrido en la entidad, inclusive el último episodio violento fue con la defensora de los bosques, Irma Galindo, oriunda de la localidad de San Esteban Atatlahuca, quién fue hallada afortunadamente viva después de haber desaparecido durante 10 días.
“Seguimos en desventaja por que desafortunadamente se vive un clima de violencia alto, desprestigio en redes sociales y judicialización para las mujeres y defensores de la tierra y el territorio, por eso exigimos un alto a la criminalización en Oaxaca y en todo el país”, exclamó.
Cinco Oaxaqueños asesinados en 2019 por defender la tierra y los derechos humanos
En estos 11 meses de mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, en Oaxaca han sido asesinados cinco defensores de los derechos humanos y de la tierra y el territorio, además de diversas recomendaciones emitidas por la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) en torno a las violencias registradas.
El primer activista asesinado durante 2019, el 21 de enero de este año, fue Bernardino García Hernández, habitante de Zimatlán de Lázaro Cárdenas y defensor mixteco de la tierra y el territorio.
El 23 de enero, asesinaron a Gustavo Cruz Mendoza, integrante del Consejo Indígena Popular de Oaxaca Ricardo Flores Magón (CIPO-RFM) en la comunidad de Cerro Caliente, en el municipio de Santiago Jocotepec.
El tercer activista asesinado fue Óscar Cazorla, de 62 años y originario de la Ciudad de Juchitán Oaxaca, a quién se le reconoce la lucha por las minorías, en especial a los muxes y personas de la diversidad sexual del Istmo de Tehuantepec.
El 11 de abril de 2019, Luis Armando Fuentes, activista e integrante de la organización Sol Rojo, fue emboscado y asesinado en San Francisco Ixhuatán; su lucha se destacó por la defensa de las altas tarifas contra los suyos.
El último defensor asesinado fue Telésforo Santiago Hernández, profesor indígena y activista en una radio comunitaria, fue acribillado el 2 de mayo a balazos en el municipio de San Agustín Loxicha, en la sierra sur de Oaxaca.