Barack Obama ha regresado a la campaña para pedir el voto por su exvicepresidente, el candidato demócrata Joe Biden, y lo ha hecho con fuerza y con duros ataques a Donald Trump. “Sus acciones tienen consecuencias. Incentiva a la gente a ser cruel y racista, rompe el tejido de nuestra sociedad, afecta a cómo ven las cosas nuestros hijos. El comportamiento importa, el carácter importa. Debemos devolver los valores al centro de nuestra vida pública”, ha dicho el último presidente demócrata, este miércoles por la tarde en Filadelfia.
“Estados Unidos es un lugar bueno y decente, pero sencillamente hemos visto tantas sandeces y tanto ruido que a veces es difícil de recordar”, ha defendido Obama. “Os pido que recordéis lo que puede ser este país”.
Obama ha protagonizado un mitin en formato de autocine, en el que los asistentes estaban metidos en sus coches y le escuchaban a través de sus radios, para prevenir contagios de covid en medio de una pandemia que, lejos de remitir, atraviesa ya un claro repunte en Estados Unidos. El sonido del claxon ha sustituido a los aplausos, pero no ha restado emoción e intensidad a una intervención en la que Obama ha urgido a los estadounidenses a votar en “la elección más importante de nuestras vidas”. “Lo que hagamos dentro de 13 días”, ha dicho, “importará durante décadas”.
El expresidente ha atacado a su sucesor en la Casa Blanca por todos los frentes: en el fondo y en las formas, de la economía del país a sus propias finanzas, de la política exterior al medio ambiente, pasando, con especial énfasis, por su gestión de la pandemia. “Literalmente le dejamos un manual para pandemias en la Casa Blanca que les habría mostrado cómo responder antes de que el virus alcanzara nuestras costas. Probablemente lo usaron, no sé, para calzar una mesa coja”, ha espetado.
“Esto no es un reality show, esto es la realidad”, ha dicho Obama, en referencia al pasado de Trump en la televisión. “Y los demás hemos tenido que vivir con las consecuencias de cómo se ha demostrado incapaz de tomarse su trabajo en serio”.
Entre las críticas a Trump, Obama ha elogiado también a su ex vicepresidente, de quien ha destacado su “decencia” y su “empatía”. “La presidencia no cambia cómo eres, revela cómo eres”, ha explicado. “Biden aprendió pronto a tratar a todo el mundo con respeto”, ha continuado, “y es amigo de la gente trabajadora”. “Con Joe [Biden] y Kamala [Harris] al timón, no vais a tener que pensar en las locuras que dicen cada día. Podréis vivir vuestras vidas sabiendo que el presidente no va a retuitear teorías conspiratorias sobre cábalas secretas que manejan el mundo”, ha añadido.
Esta ha sido la primera de una serie de cinco apariciones que tiene programadas Obama en la recta final de la campaña. Se ha elegido para su estreno un Estado clave para los intereses de su partido. Con ciudades demócratas, zonas rurales republicanas y barrios residenciales que pueden decantarse por uno u otro partido, Pensilvania es una de esas casillas marcadas en rojo en la ruta que Joe Biden confía en que le llevará a la Casa Blanca.
Obama no había participado hasta hoy en ningún evento en vivo de la campaña de Biden, a pesar de que constituye uno de sus principales activos. Rara es la ocasión en la que, dirigiéndose a sus seguidores, el candidato demócrata no saca a relucir la estrecha relación que le une con el expresidente o algunos de los logros que protagonizaron juntos durante su Administración. Mientras Trump se ha dedicado a criticar con insistencia a su predecesor en estos cuatro años, y a destruir todo lo que ha podido de su legado, Obama había sido, hasta ahora, mucho más contenido en sus críticas al republicano.
Apenas había roto su silencio en dos ocasiones: primero en la campaña de las legislativas de 2018 y después, el pasado mes de agosto, durante la Convención Nacional Demócrata que encumbró a Biden, en la que Obama realizó un potente intervención, también desde Filadelfia, ciudad en la que se redactó y se firmó la Constitución de Estados Unidos.
El regreso de Obama se produce la víspera de que, este jueves en Nashville (Tennessee), Donald Trump y Joe Biden se vean las caras en el segundo y último debate presidencial. Después del bronco espectáculo que ofrecieron en el primer debate (el segundo fue cancelado tras el positivo por covid del presidente), en esta ocasión se ha decidido que los candidatos tendrán el micrófono desactivado mientras interviene su rival.
Ha reaparecido Obama en Pensilvania un día después de que Trump ofreciera un mitin en Erie, localidad del deteriorado norte industrial del Estado. El republicano tiene previstas más visitas al Estado antes de las elecciones. “Si ganamos Pensilvania”, dijo el presidente en Erie, “lo ganaremos todo”. Trump, al que las encuestas sitúan como perdedor en numerosos de los Estados llamados a ser decisivos, viajaba este miércoles a Carolina del Norte, otro territorio en disputa. Biden, por su parte, pasa estos días preparando el debate en su residencia de Wilmington (Delaware).
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