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Ocho cenas ligeras, baratas y fáciles para la cuesta de septiembre


Pues ya está: las vacaciones se han acabado y tienes que volver a preparar táperes, hacer virguerías con la organización, el tiempo, la compra y la nevera para comer sano, rico y sin dejarte un pastizal. Algo que no es fácil nunca, pero cuando tienes medio cerebro todavía en la toalla y el otro llorando por no estar ya en ella todavía es más complicado. Si estás pensando “sal de mi cabeza” porque te sientes exactamente así -y nosotros también-, tal vez estas no-recetas de la plana mayor comidista te ayuden en esta dura vuelta a la realidad.

Gazpachos a cascoporro

El asesor y periodista Jorge Guitián, durante el verano intenta tener siempre en casa tomates (y les da buen uso). Confiesa ser un loco del gazpacho, pero entiende que a veces para el resto de la familia puede ser un poco repetitivo, así que lo usa para reciclar alguna fruta o verdura que está ya en el límite e ir introduciendo variantes. “El de nectarina, por ejemplo, es de los que más me gustan -cambiando entre un tercio y la mitad del tomate por la fruta-, melocotón, sandía, remolacha (por supuesto), fresa, cerezas, pimiento asado o, bajando aún más la proporción, incluso aguacate”. Las hojas de cilantro que anden por la nevera son opcionales, en este caso. Y en algunas ocasiones recomienda cambiar el vinagre por limón o lima.

Luego solo es cuestión de decidir los tropezones que le quieras poner: otras frutas, huevo picado, frutos secos, aromáticas, conservas de pescado o pescado fresco. Guitián asegura que el de remolacha va muy bien con atún o bonito fresco o una semi-salazón y el de pimientos asados con una conserva de melva o caballa. “También pueden ser encurtidos, jamón, etcétera: si tienes Thermomix o algún robot o vaso potente en casa y te preocupas de tener algo de tomate y algo de pepino a mano se prepara en tres minutos y salva a la familia del gazpacho día sí, día también. Como se trata de evitar motines a bordo, mejor diversificar”.

Ensalada de tomates, judías verdes y huevo duro

Nuestra experta en redes Patricia Tablado consigue la máxima satisfacción con el mínimo esfuerzo preparando la ensalada de tomates, judías verdes y huevo duro que solía hacer su abuela casi cada noche todos los veranos. “Básicamente es cortar un tomate, echarle sal y un chorrillo de vinagre para que vaya soltando jugo. Añadirle un ajo picado -o si no te gusta mucho encontrártelo, frotarlo alrededor del plato para que coja sabor-, cocer las judías verdes (mi abuela las solía cocer los viernes que es el día de mercado en mi pueblo y le duraban varios días) y enfriarlas rápido”. Ya solo hay que poner a cocer un huevo en otro cacharro al final juntarlo todo, aliñado con un chorrito de aceite: para chuparse los dedos.

Ajoblanco de melón a ojo

El jefe de todo esto, Mikel López Iturriaga, tira mucho del “ajoblanco de melón a ojo y (casi) sin ajo”. Lo prepara con puñado generoso de almendras crudas, un trozo pan que tenga por ahí, un cuartito de diente de ajo, un chorro de vinagre, otro de agua fría y sal. Solo quedará triturar bien y añadir medio vaso escaso de aceite de oliva mientras sigues triturando. “Después unos trozos de melón -entre un cuarto y medio, dependiendo del tamaño-, triturar, ajustar de sal y vinagre al gusto, enfriar bien y listo. ¿Que te queda muy espeso? Más agua. ¿Que te queda muy líquido? Más pan. ¿Que te gusta con más o menos sabor a melón? Pues más o menos melón, pedazo de ídem, que hay que decírtelo todo”. ¿Oído? Pues eso.

Verduras salteadas con huevos

Nuestro jedi nutricionista de cabecera, Juan Revenga, nos propone una receta extremadamente sencilla a la que confiesa recurrir aproximadamente tres veces por semana de media. “Consiste en echarle un par de huevos a casi cualquier cosa, en esencia cosas vegetales: champis u otras setas, tomate, bimi, espárragos trigueros, calabacín, berenjena, brócoli o pimientos. Se saltean someramente en una sartén antiadherente y luego, zasca, dos huevazos enteros y ya está”. Juan asegura que las especias y las hierbas ahí también van que vuelan, y puede añadirles desde pimentón de la Vera picante a romero, pimientas a cascoporro, curri o ras el hanout. “En poco más de cinco minutos y con la mínima atención tienes un platazo. Eso sí, suelo tener una sartén solo para este menester, ya que para que salga bien la antiadherencia ha de ser impecable”.

Pechugas lentas

Nuestra coctelera dicharachera, Mar Calpena, se declara auténtica fan de la Crockpot y las recetas más sencillas, conocidas entre su comunidad de usuarios como “tópadentro”. “El más simple, que corre por Internet desde que las Crockpots son Crockpots, son las pechugas de pollo, aderezadas con un poco de sopa de cebolla de sobre, un chorro de vino blanco o sidra y ya, si estamos muy exquisitos, algunos trozos de patata o manzana, y unas cuantas horas de tiempo a baja temperatura”. Manjar de dioses sin esfuerzo alguno (y, gracias a la temperatura controlada, te aseguras de que la pechuga no va a quedar tiesa como una mojama).

Protopisto rapidísimo

La receta que propone nuestra colaboradora Miriam García es algo que ha pergeñado hace poco y les ha encantado a sus hijos, así que seguramente a nosotros también. “Pongo calabacín y berenjena cortados en dados con un poco de aceite en el micro hasta que estén tiernos; se pueden saltear un poco en sartén adicionalmente por aquello de Maillard. Después les añado una buena salsa de tomate (preferiblemente casera, claro está): casi parece un pisto, pero se hace más rapidillo y casi sin aceite”. Para rematar el aporte energético García recomienda añadir pasta integral al dente o legumbres de bote, para hacerlo aún más sano; en pocos minutos tienes la cena apañada.

Ensalada de sandía macerada

La periodista especializada en gastronomía Carmen Alcaraz llama al plato que nos propone hoy “ensalada Reichel” en honor a nuestra Bernácer, porque después de ver un post que la nutricionista publicó en Instagram sobre sandía macerada, decidió versionarla y convertirla en ensalada. “Solo hay que macerar la sandía un rato con lima y pimienta y añadirle judía en crudité, cebolla y semillas”, apunta Alcaraz. Fresco, ligero y sencillísimo, ¿quién da más?

Verdura al vapor con refrito de ajo y pimentón

Para preparar mi no-receta de cabecera necesitarás un poco de patata y guisantes, judías verdes, espinacas o tu verdura favorita, zanahoria y cebolla a discreción. Puedes prepararlo en una olla o al vapor en el microondas, y ensuciando un solo cacharro. Para que quede perfecto solo tienes que poner las verduras en el orden correcto -primero la patata, seis minutos después la zanahoria, pasados dos la cebolla y la parte verde un poco más tarde- y acordarte de salar convenientemente el agua. Prepara un refrito con un poco de aceite y ajo, pimentón o la especia que más te apetezca y un chorro generoso de vinagre: ya lo tienes, pero si quieres hacerlo más completo puedes añadirle un huevo como más te guste.

Salsa de tomate seco de bote

Una de las jetarecetas que triunfan en casa de Jordi Luque, crítico comidista y señor que hace audiovisuales es la salsa de tomate seco de bote. “Compras un bote de tomate seco, viertes todo en el vaso del túrmix, lo trituras y lo añades a una pasta. Mano de santo”. Si quieres darle un toque, le añades un pimiento del piquillo también en conserva, no vayas a herniarte. Como no hay dos sin tres, Luque nos regala una idea más. “Ya sé que freír puede dar pereza, pero unos calamares a la andaluza se hacen en un pis pas, sobre todo si pides en la pescadería que te los limpien y corten en aros”. Sal, harina y a freír en aceite de girasol bien caliente, luego los dejas en un colador fino para que suelten el aceite y chimpún. Tres ideas para un menú de lujo resueltas en pocos minutos.

Garbanzos, sardinas, tomate y cebolla

La receta favorita de 0% esfuerzo, 100% satisfacción de nuestra colaboradora Raquel Piñeiro consiste en abrir un bote de garbanzos cocidos, hacer lo mismo con una lata de sardinas y mezclarlo todo: se tarda más en decirlo que en hacerlo. “Si queremos hacer un esfuerzo sobrehumano, picar un poco de cebolla bien fina y un tomate fresquito y ya se convierte en un plato de otro nivel”. También se confiesa bastante adicta a esta receta de ensalada de melocotón acevichada, en su versión más básica de melocotón, cebolla morada y lima. “Tengo un amigo que la ha hecho con mango y dice que está deliciosa también”, remata para añadir aún más posibilidades.

Lubina o rodaballo al horno con patatas y ajo

Cuando Òscar Broc quiere mover el bigote a gusto sin salir de casa, tiene una fórmula infalible. “Una lubina, patatas, ajo, aceite virgen extra y un horno: el camino más corto y sencillo hacia la felicidad gastronómica más absoluta. Con un rodaballo, tres cuartos de lo mismo”. Lo ideal sería prepararlo con una lubina fresca, comprada en el mercado o la pescadería de confianza de tu barrio, y si el presupuesto te da para que sea salvaje la cosa ya se pondrá realmente seria.

Arroz con sepia

La Defensora del Cocinero, Marta Miranda, no se conforma con cualquier cosa, y por eso nos cuenta cómo preparar un arrozaco sin liarse mucho. “Con arroz, sepia de la que guardo congelada en trozos, aceite y fumet de marisco comprado (para estas emergencias Ostargi es mi Dios). Sin planificar ni matarme tengo un arrocito de lo más pintón en cosa de 20 minutos”, asegura mientras por otro lado guisa cosas durante horas en su ejército de ollas lentas.

Fritatta de tomate y queso

La receta sencillísima favorita de la nutricionista Raquel Bernácer para superar la pereza postvacacional es la fritatta de tomate y queso. “Mientras caliento la sartén con un poco de aceite de oliva, bato dos huevos y les pongo una pizca de sal. Echo los huevos a la sartén y dejo que se vayan cuajando a fuego medio-bajo. Sin darle la vuelta y cuando ya están medio cuajados, le añado unas rodajas de tomate, unas lonchas de un buen queso, un poco de pimienta y si me apetece, alguna hierba aromática. Tapo la sartén, apago el fuego y lo dejo así un par de minutos para que termine de cuajarse con el calor residual”. Mientras se lo come a dos carrillos, recomienda acompañarlo de rúcula o canónigos aliñados con aceite de oliva y unas gotas de limón. ¡Ya está lista la cena!

Arroz con bonito y alga nori

Nuestra productora Julia Laich nos chiva un plato sencillísimo y rápido que le gusta mucho cuando tiene ganas de comer algo contundente. Solo hay que poner arroz blanco en un bol, bonito en conserva, pasar un alga nori rápidamente por el fuego para que se seque un poco y estrujarla encima del arroz con el bonito para que queden como copos. “Un poco de sésamo tostado y mayonesa -si es kewpie, la versión japonesa, todavía mejor- y ya estará. Sé que no es un plato muy equilibrado pero está muy bueno y es resultón. Me lo enseñó un amigo cuya pareja es coreana; no sé si se lo inventó ella o si realmente es algo típico en Corea del Sur”.

¿Cuál es tu plato sencillo y rápido para triunfar? Cuéntalo en los comentarios y ayúdanos a hacer un mundo mejor (comido).




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