Pocas veces han sido las que hemos visto a Omar Montes expresando su faceta más vulnerable y todavía menos en televisión, pero durante la noche del miércoles, el cantante madrileño se abrió por completo en el plató de ‘Las tres puertas’, el programa de RTVE presentado por María Casado.
Durante la entrevista, el intérprete de ‘Una y mil veces’ desveló que lo pasó muy mal durante los años de primaria del colegio: “Yo tenía todas las premisas para ser carne de cañón… vivía el acoso día a día. Era gordo, tenía las orejas para afuera y me llamaban moro”.
El artista admitió intentar confesárselo todo a su familia: “Se lo contaba, pero todo eran mujeres y sufridoras. No quise que sufrieran más, así que dejé de hablar de ello”.
“No tenía un padre que fuese a hablar con los profesores”, señalaba, y es que durante el tiempo que sufrió ‘bullying’ por parte de sus compañeros, el cantante notó la ausencia de una figura paterna en su vida.
Montes decidió poner fin al tormento que vivía diariamente en las aulas del colegio y empezó a hacer deporte: “Adelgacé y dejaron de acosarme porque entré en los cánones que establecía la sociedad”.
No obstante, este avance personal le trajo repercusiones, pues el tiempo que dedicaba a entrenar, se lo quitaba a los estudios. Por ello, su rendimiento académico terminó cayendo en picado: “Empecé a salir y a estudiar menos”.
Durante una etapa de su vida, Montes se dedicó al boxeo, pero rápidamente lo dejó cuando nació su hijo, hace 11 años, cuando el artista tenía solamente 23.
Sustituyó el pugilato por la música hasta alcanzar el éxito actual, el cual, para mantenerlo, el artista opina que hay que asegurar que no “se te vaya la perola”.
El cantante madrileño puso fin a una de las entrevistas más personales e íntimas de su carrera demostrando que ha llegado a donde está por su talento. Deslumbró cantando ‘La llama del amor’, uno de sus temas estrella.