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Ómicron opaca las celebraciones de Año Nuevo en el mundo


WELLINGTON, Nueva Zelanda – Adiós a 2021, y que 2022 traiga nuevas esperanzas. Este era el sentimiento generalizado este viernes mientras el mundo comenzaba a dar la bienvenida al nuevo año.

En muchos lugares los planes para celebrar la Nochevieja se vieron silenciados o cancelados por segundo año consecutivo debido al repunte de los casos de coronavirus, esta vez impulsado por la variante Ómicron, más contagiosa.

Antes incluso de la llegada de Ómicron, mucha gente estaba feliz de poder despedir otros 12 meses marcados por la pandemia.

Pero, al menos por el momento, el brote de la nueva variante no ha provocado el mismo nivel de hospitalizaciones y decesos que los anteriores, especialmente entre quienes están vacunados, lo que ofrece un atisbo de esperanza para 2022.

CELEBRACIONES DE AÑO NUEVO EN ASIA Y LA REGIÓN DEL PACÍFICO

Nueva Zelanda fue uno de los primeros lugares en celebrar el año nuevo con un discreto espectáculo de luces proyectado sobre los monumentos más emblemáticos de Auckland, como la Sky Tower y el Harbor Bridge, que sustituyó a su tradicional exhibición de fuegos artificiales. Aunque por el momento no ha registrado contagios comunitarios de Ómicron, las autoridades optaron por no impulsar las concentraciones multitudinarias.

En Japón, el escritor Naoki Matsuzawa dijo que pasará los próximos días cocinando y repartiendo comida entre los mayores porque algunos comercios estarán cerrados. Señaló que las vacunas han hecho que la gente esté menos ansiosa por la pandemia, a pesar de la nueva variante.

“Se ha instalado una insensibilidad y ya no tenemos demasiado miedo”, afirmó Matsuzawa, quien vive en Yokohama, al suroeste de Tokio. “Algunos empezamos a dar por hecho que no nos ocurrirá”.

El estudio reveló que una de cada cinco personas informa sentirse más estresada ante la llegada del 2022 de lo que se sentía en vísperas de 2021.

Como muchas otras personas, Matsuzawa espera que la vida mejore en 2022: “Espero que las restricciones puedan desaparecer”.

Muchos japoneses celebran el año nuevo viajando para pasar tiempo con sus familias. En Fin de Año, acudieron en masa a templos y santuarios, en su mayoría con mascarilla. Algunos parecían ignorar el miedo al virus, cenando y tomando en el centro de Tokio y llenando las tiendas para festejar no solo las fiestas sino una sensación de alivio por el reciente alivio de las restricciones por el virus.

Australia siguió adelante con las celebraciones a pesar de la explosión de los contagios. El centro de los festejos fue la famosa exhibición de fuegos artificiales desde el puente del muelle y la ópera de Sydney.

Horas antes de su comienzo, las autoridades sanitarias reportaron un récord de 32,000 nuevos casos, muchos de ellos en Sydney. Como consecuencia de esto, se esperaban menos asistentes que antes de la pandemia, cuando hasta un millón de personas llenaban el centro de la ciudad.

En la capital de Corea del Sur, Seúl, la ceremonia de tañido de campanas para dar la bienvenida al año nuevo fue cancelada por segundo año consecutivo por el aumento de las infecciones. Las autoridades dijeron que se emitiría por televisión e internet un video pregrabado con la ceremonia de este año. La cancelación del multitudinario acto el año pasado fue la primera desde que comenzó a celebrarse en 1953.

En India, millones de personas planeaban recibir el año en casa debido a los toques de queda y a las restricciones que impedían las celebraciones en grandes ciudades como Nueva Delhi y Mumbai. Se impusieron restricciones para evitar que los fiesteros acudan a restaurantes, hoteles, playas y bares debido a la incidencia de la nueva variante.

En Hong Kong, unas 3,000 personas tenían previsto acudir a un concierto de Año Nuevo con celebridades locales, incluyendo la boy band Mirror. El concierto sería el primero de Fin de Año que se celebra desde 2018, tras la cancelación del de 2019 por disputas políticas y del 2020 por la pandemia.

En China, el gobierno de Shanghái canceló sus eventos, incluyendo un espectáculo de luces en el Río Huangpu, en el centro de la ciudad, que normalmente atrae a cientos de miles de espectadores. En Beijing, donde los templos más populares están cerrados o tienen limitaciones de acceso desde mediados de diciembre, no había planes para celebraciones públicas. El gobierno ha pedido a la población que evite salir de la capital si es posible y exige tests a los viajeros que llegan desde zonas con brotes.


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