El conflicto desatado hace cuatro meses en Sudán, que enfrenta al Ejército con las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RFS), deja ya más de cuatro mil fallecidos y una serie de abusos que, según el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, pueden ser constitutivos de crímenes de guerra.
Entre las víctimas mortales se encuentran “cientos de civiles”, incluidos 435 niños y 28 trabajadores médicos y humanitarios.
Sin embargo, la ONU da por hecho que estas cifras son mucho mayores, en la medida que no existe un protocolo de identificación de víctimas y la intensidad de los combates impide cualquier tipo de verificación.
Muchos civiles han muerto en la zona de Jartum por resistirse a los intentos de las RSF de saquear sus casas o violar a las mujeres de la familia.
Este fue el ejemplo utilizado por Turk para expresar la crueldad del conflicto que ha tenido la capital y la región de Darfur como sus principales escenarios.
Es una guerra por el poder “desastrosa” y “sin sentido”, en palabras de Turk, que ha denunciado la destrucción de viviendas, escuelas y hospitales, así como la supresión de todo tipo de servicios y suministros esenciales.
La inseguridad alimentaria alcanza ya a más de 20 millones de personas y al menos 700 mil niños están en una situación límite, mientras más de cuatro millones de personas se han visto en la obligación de abandonar de sus hogares para huir de la guerra.
Pero alejarse de la guerra no necesariamente significa mayor seguridad, ya que los desplazados y refugiados son más vulnerables a otro tipo de abusos, especialmente las mujeres. El alto comisionado, puso sobre la mesa informes “creíbles” sobre 32 incidentes y 73 víctimas de violencia sexual.
Al menos 19 de estos casos corresponden a denuncias contra hombres que llevaban uniformes de la RSF.
He instado a las principales autoridades de Sudán […] a dar instrucciones claras a las personas bajo su mando de que hay tolerancia cero para la violencia sexual. Los autores deben rendir cuentas y esta violencia debe ser condenada de manera clara e inequívoca.
Además, la ONU advirtió de arrestos arbitrarios, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzosas a lo largo de estos cuatro meses.
Sólo en Jartum, al menos medio millar de personas estaban reportadas como desaparecidas a finales de julio, pero al igual que el resto de estadísticas alrededor de este caos, es apenas una estimación.
Igualmente, el alto comisionado pidió a “las partes en conflicto” cesar “inmediatamente los combates, reanudar el diálogo político, cumplir sus obligaciones conforme al Derecho Internacional (…) y permitir el envío ininterrumpido de la ayuda humanitaria”, al incidir igualmente en la necesidad de investigar los abusos perpetrados.
A la comunidad internacional, le ha pedido “aumentar la presión política y económica” sobre ambos bandos y a incrementar el apoyo a las organizaciones humanitarias que siguen respondiendo a la crisis, tanto dentro de Sudán como en los países vecinos los que siguen llegando refugiados.
En mayo de este año, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), advirtió que este conflicto podría provocar el desplazamiento de 1.1 millones de ciudadanos fuera del país.
El organismo señaló esta cifra durante la presentación del Plan de Respuesta para Sudán, elaborado en conjunto con la Oficina de Ayuda Humanitaria de la ONU, en el cual la ONU ha pedido 3 mil millones de dólares para asistir a 18 millones de sudaneses y refugiados dentro y fuera de la nación africana, convirtiéndose en el apoyo más grande dirigido a Sudán.
El 15 de abril, se instalaron en Khartoum, capital de Sudán, intensos enfrentamientos entre dos facciones militares, los cuales se han propagado rápidamente a otras partes del país, provocando la muerte, lesiones y desplazamiento de cientos de personas.
Según el organismo, los enfrentamiento más recientes ya han desplazado más de 840 mil personas dentro de Sudán, mientras que más de 220 mil refugiados han huido del país, principalmente hacia Chad y Egipto, Además, antes de que estallara la violencia armada, unas 353 mil personas refugiadas vivían en Sudán, las cuales se verán forzadas a regresar a sus países de origen o a otros países.
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El Plan Regional de Respuesta a los Refugiados de Sudán busca recaudar al menos 460 millones de dólares para apoyar a los refugiados y repatriados en sitios como la República Centroafricana, Chad, Egipto, Etiopía y Sudán del Sur.
(Con información de EFE)
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