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Otros dos bocados de Luis Suárez a la Liga


De nuevo Luis Suárez fue el encargado de que el Atlético le diera otro bocado a la Liga. Con un partido menos, la ventaja con el Real Madrid asciende ya a siete puntos y a 10 con el Barcelona. Y de nuevo el delantero charrúa ocultó el bajón del juego que se aprecia en el equipo en los últimos encuentros. Partidos como el de Ipurúa los empataba la temporada pasada a pares. En esta, Suárez se los gana. Primero igualando el penalti convertido por el meta Dmitrovic con un tanto de cazagoles y después ejecutando a lo Panenka la pena máxima que él mismo provocó protegiendo la pelota ante Arbilla. La velocidad no le acompaña, pero el oficio lo lleva puesto.

El Atlético se encontró de inicio con un partido incómodo. Con todo el salpicado de inconvenientes que suele poner el Eibar. Presión, un ritmo alto y una endiablada intención de correr por los costados. El cambio de sistema de Mendilibar, que dispuso un 4-3-3 para igualar la salida de balón de los tres centrales y las bajas de Hermoso y Koke como armadores de juego con sus primeros pases potenciaron el plan local. No engarzaba tres pases el líder, sometido a una asfixia para la que no encontraba soluciones en Saúl como pivote, ni en Lemar como enganche. Tampoco encontraba salidas claras con las galopadas de Carrasco y Vrsaljko, de nuevo reclutado para la titularidad por la reiniciada sanción de Trippier. De nuevo queda rota la conexión en ese flanco entre el inglés y Marcos Llorente. A su paso veloz, el Eibar volaba directo con su pareja de extremos nipones, Inui por la izquierda y Muto por la derecha. Un balón largo controlado por este último a la carrera terminó con su derribo por parte de Carrasco, que lo trastabilló en su intento por limpiarle el balón. Al punto de penalti sorprendentemente fue el meta Dmitrovic por orden de Mendilibar, que llevaba un tiempo proponiéndoselo. Entre los porteros que ejecutan penaltis la historia de la Liga evoca al argentino Fenoy, que en el Celta de finales de los años setenta llegó a liderar la tabla de goleadores en las primeras jornadas de la campaña 76-77. El último ejemplar de porteros lanzapenaltis en el fútbol español fue otro argentino, Nacho González, que en la temporada 2001-02 convirtió cuatro para Las Palmas. Dmitrovic les rindió homenaje engañando a Oblak.

La crecida del Atlético tras el gol encajado fue progresiva. Le empezó a correr un poco más la pelota. Correa, con una volea desde la frontal del área, recogida de un rechace, astilló la parte superior del larguero. Camino del descanso, esa era el único rastro de peligro generado por el equipo de Simeone. Hasta que a Marcos Llorente le dio por presionar a Sergio Álvarez en un despeje de este en la frontal del área. Dudó el mediocentro y cuando golpeó la pelota la pierna levantada de Llorente generó un rebote que Luis Suárez no desperdició. El décimo gol del charrúa fue otro ejemplo de que su instinto está por encima del juego de su equipo y de sus propias limitaciones físicas.

Que lo que había visto en el primer tiempo no le había gustado a Simeone lo delataron los dos cambios que hizo en la caseta. El relegado João Félix y Torreira reemplazaron a los desdibujados Lemar y Correa. No impactaron ni uno ni otro y no mejoró el Atlético. El Eibar siguió a lo suyo, capitaneado por los esfuerzos infinitos de Kike García, que se pegó por arriba y por abajo con Felipe, Savic y Giménez. El esforzado nueve tuvo el 2-1 en un centro raso de Inui que no acertó a desviar por poco. Pedro Bigas también rozó el gol en un cabezazo tras un saque de esquina.

No sufría el Eibar, pero comenzó a emitir señales de nerviosismo atrás, encabezadas por Arbilla. Primero estuvo lento para reaccionar a un pase al hueco a Luis Suárez, al que terminó por voltear a un metro del área. Y después de que João Félix no ajustara lo suficiente un remate para superar a Dmitrovic, volvió a trabar al uruguayo para provocar ese penalti que Suárez ejecutó con esa clase de la que vive.

Otro gol de un portero diez años después

Con su gol de penalti al Atlético a los 11 minutos del partido, el serbio Marko Dmitrovic, guardameta del Eibar, se convirtió en el primer portero que marca un tanto en casi 10 años en la liga española de Primera División. El último portero que había conseguido marcar un gol había sido Dani Aranzubia, el 20 de febrero de 2011, al firmar el empate del Deportivo de la Coruña en el estadio de los Juegos Mediterráneos ante el Almería con un cabezazo en los últimos instantes del partido. El último penalti transformado por un guardameta lo consiguió el argentino Nacho González, el 3 de marzo de 2002, en la derrota de su equipo, la UD Las Palmas, en San Mamés ante el Athletic (3-1).


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