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Oxford responde a dudas sobre su vacuna y admite que hubo un error en cómo se administró


La Universidad de Oxford ha admitido que, por equivocación, hubo “diferencias” en la forma de administrar las dosis de su vacuna contra el COVID-19 a los voluntarios en los ensayos, pero aclaró que los métodos para medir la concentración del antídoto han quedado ya “establecidos”.

En un comunicado, la universidad británica pretende despejar las crecientes dudas surgidas en los últimos días sobre la efectividad de hasta un 90% que se observó en el subgrupo que recibió primero media dosis y después una dosis completa del producto que ha desarrollado con la farmacéutica sueco-británica AstraZeneca.

Tras haber anunciado el pasado día 23 los resultados preliminares de la tercera fase de las pruebas, la universidad reconoce de manera implícita que a la hora de suministrar las dosis a los participantes de los ensayos se partió de un error.

El grupo de expertos, liderado por Andrew Pollard y Sarah Gilbert, informó en un principio de que la vacuna, ofrecida en dos dosis – preparatoria y de refuerzo-, es efectiva en una media del 70.4%, aunque la variación en la cantidad de cada dosis afecta al resultado.

Cuando se administra media dosis seguida de una dosis completa, el nivel de eficacia asciende al 90% -y reduce la transmisión- y desciende al 62% cuando los voluntarios reciben dos dosis enteras del antídoto.

Tras el anuncio, se supo que las diferencias en la cantidad de las dosis administradas entre los diferentes grupos parten de una equivocación y que la dosis que obtuvo una eficacia del 90% se adjudicó a un grupo con muchos menos participantes, lo que para algunos implica cuestionar los resultados.

En su nota, la universidad explica que en su estudio “se emplearon dos niveles de dosis, basados en la misma medida de la concentración empleada en la fase I pero, como resultado de una diferencia en el proceso de manufactura para el último estudio, se demostró posteriormente que este método sobreestimó la dosis en los nuevos lotes, lo que resultó en la administración de media dosis como primera dosis”.

Agrega que “cuando quedó patente que se había usado una dosis menor” se trasladó la cuestión al regulador y se acordó un plan para probar esa combinación, permitiendo al equipo investigador “incluir ambos planteamientos en la fase III del ensayo”.

“Los métodos para medir la concentración han quedado ya establecidos y podemos asegurar que todos los lotes de la vacuna son ahora equivalentes”, concluye la nota.

Por su parte, un portavoz de AstraZeneca defendió que el ensayo se realizó “ateniéndose a los mayores estándares” y anticipó que se llevarán a cabo más análisis para establecer la duración de la protección que ofrece la vacuna.

Según el diario “Financial Times”, el responsable del programa de financiación para el desarrollo de vacunas de EE.UU., Moncef Slaoui, reveló el pasado día 24 que el subgrupo -de apenas 2,300 personas- que recibió la dosis más efectiva se limitó a individuos menores de 55 años, con menor riesgo de desarrollar síntomas severos de covid, un dato que no divulgaron ni la universidad ni AstraZeneca al presentar sus datos.

Por ello, Slaoui baraja la posibilidad de que la diferencia en la eficacia de la vacuna haya sido “fortuita”.


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