La defensa legal de Paola Scheitekat Sedas (Ciudad de México, 28 años), la economista conductual que fue acusada por una corte qatarí de mantener una “relación extramarital” con un hombre que la atacó mientras dormía, ha comenzado a tomar forma. La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), encabezada por Marcelo Ebrard, ha decidido representarla legalmente, frente a una condena de 100 latigazos y siete años de prisión, y ya se prepara para una segunda audiencia, el próximo 6 de marzo. Sin embargo, el caso no ha generado las reacciones de solidaridad y exigencia a las autoridades consulares que la joven mexicana esperaba al hacer pública su situación el pasado 8 de febrero, sino una ola de comentarios de odio en contra de Qatar y de la comunidad islámica en general. “Entiendo la frustración de una sociedad que siente que el Gobierno no le ha cumplido, pero eso no hay que direccionarlo hacia donde no es. Con los musulmanes no es”, remarca Schietekat en entrevista con EL PAÍS.
Pregunta: ¿Cómo llegó a Qatar?
Respuesta: Llegué a Qatar en 2020. Me ofrecieron un trabajo como economista conductual en el Supreme Comittee for Delivery and Legacy, el organismo del Gobierno qatarí que se dedica a organizar el Mundial.
P. ¿Qué tan preparado está Qatar para recibir un evento de las proporciones de la Copa Mundial de la FIFA?
R. Creo que Qatar ha hecho un esfuerzo grandísimo para alistarse para el Mundial. Hay retos impresionantes, como por ejemplo, la estrategia del alcohol, que todavía tiene interrogantes. También está el tratamiento que se le va a dar a las personas de la comunidad LGBTQ+. Sin embargo, pienso que son retos que se tienen que afrontar desde muchos frentes. Está el frente de Qatar, pero también está el de los países cuyos aficionados van a asistir al Mundial y el tipo de protecciones que se les van a garantizar. Existe además la responsabilidad que tiene la FIFA de ofrecer un torneo con diversidad e inclusión, no discriminación.
P. A partir de su experiencia, ¿cree que las autoridades consulares mexicanas están preparadas para defender a sus connacionales en el emirato?
R. Yo sentí un grado de abandono después de haberme sentido muy protegida y muy acompañada. No considero que haya llegado desde un punto de malicia, sino que había mucho desconocimiento tanto del idioma como de las leyes. Esas negligencias y el no responsabilizarse por las palabras, pueden llegar a lastimar mucho a la gente. Creo que ahí se hace notoria una falta muy grande de preparación con perspectiva de género. Un diplomático puede ser excepcionalmente culto o culta, pueden ser extremadamente capaces y al mismo tiempo extremadamente excluyentes o misóginos o misóginas, y esas son las cosas que hay que atender.
P. ¿Qué le dijo el canciller Marcelo Ebrard en la reunión que mantuvieron el pasado 18 de febrero?
R. El canciller empatizó mucho con las observaciones que hice. Fue una reunión muy orientada a las soluciones, también porque yo no quería quedarme en lo que había pasado y en lo que había salido mal, porque primero que nada lo que necesitaba eran puntos de acción para actuar ante lo que viene. Esto no se ha terminado, no soy una persona que simplemente viene a quejarse de algo que sucedió, sino que hay todavía trabajo por hacer. También estaba de acuerdo en que debe de ser muy cuidadosa la estrategia que se dé para la protección de mexicanos en Qatar.
P. ¿En qué punto se encuentra su proceso legal?
R. Mi proceso aún está en la corte de primera instancia, esto implica que todavía no existe una sentencia. A mí lo que me inquietaba era tener una representación legal en Qatar, cosa que ya asumió la Cancillería. Todo mundo me pregunta por lo de los 100 latigazos y los siete años de cárcel, pero yo he querido transmitir que eso no es lo importante. El meollo del asunto no es lo que podamos hacer o no hacer sobre las leyes qataríes, porque Qatar es un Estado soberano, eso no vamos a cambiarlo, pero las falencias de las instituciones mexicanas es algo que sí puede mejorar y que como sociedad sí podemos exigir.
P. ¿Y qué expectativas tiene de la defensa que prepara la Cancillería?
R. No voy a tener expectativas de que todo se va a resolver, porque el que no se resuelva va a destruirme, y todo puede pasar. Pero sí tengo confianza en la Cancillería. Tengo confianza en el equipo legal que va a manejar mi caso y tengo confianza en que el resultado, sea cual sea, si va a llevar a un cambio institucional que garantice la protección para las mujeres y para todos los mexicanos que acudan a las embajadas y a sus consulados.
P. Después de todo lo que ha ocurrido, ¿le gustaría regresar a Qatar?
R. No descarto la idea de volver a Qatar. Creo que descalificar a un país entero por su sistema judicial es injusto. Si hablamos del sistema judicial mexicano también nos horrorizamos. Nunca quisiera estar en un proceso que me haga afrontar a la Justicia mexicana. Pero no por eso voy a decir que no voy a volver a México. A Qatar le tengo un cariño especial, tengo mi trabajo allá, entonces tampoco es tan fácil decir “no voy a volver”.
P. El pasado 19 febrero usted escribió en su cuenta de Twitter que “las injusticias no se responden con islamofobia”. ¿Por qué ha tenido que llegar a decir esto?
R. Algo que ha surgido a partir de mi caso es un discurso de odio que no resuelve nada. No hace más que generar tensiones. En México hay una comunidad musulmana, y lo que menos quisiera es que ellos, que además me han externado su apoyo ante esta situación, sufrieran acoso o dificultades en el ambiente académico y laboral. ¿Cómo puede la reacción de la opinión pública estar dirigida hacia el odio y no hacia la búsqueda de soluciones? Además, no somos una cultura monolítica. Hay musulmanes en todos los países del mundo, y es una gama sumamente amplia de costumbres y tradiciones.
P. ¿Qué le diría a todas las personas que atacan a Qatar y a la religión islámica?
R. Habría que voltear hacia los movimientos de mujeres muy valientes y empoderadas que están cambiando el statu quo en esas naciones. Como institución, la Cancillería no puede meterse en asuntos que tengan que ver con la soberanía de un país, pero eso no quita que no podamos ver lo que vivimos las mujeres en México. Muchas veces se utiliza el argumento de “pero es que mira a las mujeres árabes, ellas sí tienen por qué pelear, pero ustedes feministas en México no”, y se utiliza como un argumento para desacreditar, esto sin saber que la lucha es la misma. Tal vez las mujeres qataríes reciben esos mismos comentarios de “oye, agradece que no estás en México. Agradece que puedes salir a la calle a las dos de la mañana y nadie va a hacerte nada”. El derecho a una vida libre de violencia es una Ley en México. Sin embargo, no se ha alcanzado su aplicación sustantiva. Aún asesinan a más de 10 mujeres al día en nuestro país.
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