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Papa: "el demonio siempre prefiere un pueblo dividido"


Panamá – El papa Francisco clamó este jueves contra los que fomentan la “división” y la exclusión del diferente en su primer gran acto en Panamá, en el que se entregó a los jóvenes y durante el que no se refirió a ninguno de los países de la región que atraviesan dificultades, como Venezuela o Nicaragua.

El Pontífice, el primero procedente de Latinoamérica, hizo un discurso integrador, a favor del multiculturalismo, y celebró que los jóvenes de hoy en día “desmienten y desautorizan todos esos discursos que se concentran y se empeñan en sembrar división, en excluir o expulsar a los que no son como nosotros”.

“El padre de la mentira, el demonio, siempre prefiere un pueblo dividido y peleado, es el maestro de la división”, recordó Bergoglio, quien preguntó al eufórico público si prefería ser “constructor de puentes o de muros”, una metáfora que ya había usado anteriormente y que coincide con una ola nacionalista en varios países.

Tras hacer un breve recorrido por el paseo marítimo de la capital panameña a bordo del papamóvil, el santo padre, de 82 años, apareció en la enorme tarima, de cuatro alturas, junto a jóvenes de los cinco continentes.

Abajo, le esperaban más de 250,000 peregrinos de 150 países para darle la bienvenida a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), uno de los principales eventos de la Iglesia que por primera vez se celebra en Centroamérica, una región mayoritariamente católica que solo había sido visitada por Juan Pablo II.

“Han sido una palabras muy alabadoras. Los jóvenes somos más incluyentes. Nos aceptamos como somos, sin importar razas, sexos o creencias”, aseguró a Efe la panameña Jennifer Montoya.

Al lado, el salvadoreño Rodrigo Martínez, que portaba una pancarta con la imagen del recién beatificado Óscar Arnulfo Romero, indicó que había sido un discurso “muy inspirador” y que no le había “defraudado”.

“Yo creo que es el papa que más en cuenta nos tiene a los jóvenes”, agregó el guatemalteco Carlos Júarez.

Cientos de personas acudieron desde temprano para esperar al papa en la Cinta Costera, el frondoso paseo marítimo de la capital panameña, que se convirtió con las horas en un campo de banderas de distintos países, principalmente latinoamericanos.

Las altísimas temperaturas obligaron a los asistentes a agudizar el ingenio y a protegerse del inclemente sol con gorras, paraguas y todo lo que tuvieran a mano: “El calor está pesado, pero la espera merece la pena”, dijo a Efe la joven mexicana Jimena de los Cobos, que se había construido un toldo con la bandera de su país.

Antes del encuentro multitudinario con los jóvenes, el pontífice se reunió con las autoridades locales y el clero centroamericano, con los que habló de dos de los temas que más afectan a esta región: la corrupción y la migración.

Francisco, que regresará al Vaticano el domingo, no se refirió en ninguno de los actos de este jueves al terremoto político de consecuencias aún desconocidas desatado el miércoles en Venezuela, justo cuando el santo padre volaba hacia Panamá, ni tampoco a la crisis en la que está sumida Nicaragua desde hace meses.

El portavoz interino de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, se limitó a decir en un escueto comunicado que Bergoglio “sigue con cercanía el desarrollo de la situación y reza por todos los venezolanos”.

“Venezuela necesita de mucho amor y de mucha paz”, afirmó el venezolano Darío Ramírez, que extendió junto a un grupo de compatriotas una gigante bandera de 60 metros de largo en la que se podía leer “Pray for Venezuela” (“Reza por Venezuela”) y con la que esperaban recibir la atención del pontífice.

“Ojalá el papa Francisco se una a nuestras oraciones para traerle paz a nuestro país y a nuestro pueblo”, agregó por su parte el nicaragüense Aníbal Núñez.

Durante su visita a Panamá, el papa también visitará un centro de detención de menores y un albergue con enfermos de VIH/sida.




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