El papado de Francisco no logró profundizar en las reformas de la Iglesia católica, coincidieron los especialistas Roberto Blancarte, Bernardo Barranco y Alberto Athié este lunes en Aristegui en Vivo, al ser entrevistados con motivo del fallecimiento del pontífice a los 88 años.
Blancarte, profesor e investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México (Colmex), consideró que el balance de su pontificado “se va a ir haciendo poco a poco”.
“Ya hay, de todas maneras, muchos que hablan de que fue un pontificado donde estuvo acosado por muchos enemigos, tanto de la extrema derecha como de algunos más radicales desde perspectivas más progresistas. Y hay otros que piensan que su pontificado fue una ‘revolución fallida’”, en alusión al título de un libro italiano que pasa revista al periodo del pontífice.
En ese sentido, apuntó que Jorge Mario Bergoglio -nombre de Francisco-, intentó una serie de reformas que fueron “tímidas” porque se enfrentó a la oposición de la jerarquía católica en los sínodos que organizó para “ver si podía avanzar” en muchas de sus propuestas, como intentar que los divorciados que se volvieron a casar pudieran recibir la comunión; tratar de que los homosexuales pudieran recibir la bendición —”nada más la bendición, no el matrimonio ni nada de eso”—; o “insistir en que quizás la mujer podría empezar a tener algunos pequeños puestos administrativos, que no fueran pastorales y por tanto no fueran parte del clero”.
Foto: Archivo Reuters
“Se quedó corto”: Barranco
Barranco, especialista en temas electorales y eclesiásticos, coincidió en que Francisco “se quedó corto” en estos temas, ya que al inicio de su pontificado entró con “aires renovadores” e incluso de “cierta bravura”.
“Y después, acosado e incluso impedido, no pudo ir más allá”, señaló, al referirse al Sínodo sobre la Familia en 2015, en donde entró con sensibilidad al tema de las personas divorciadas vueltas a casar.
“La Iglesia sostiene que si te casas por la Iglesia no puedes divorciarte, o no acepta el divorcio, a menos que haya un largo proceso de anulación. Y si te divorcias quedas fuera de la Iglesia: no puedes comulgar, no puedes casarte otra vez, etcétera. El papa quería abrir, pero se encontró con una resistencia muy fuerte de cerca de 12 cardenales, entre ellos [el mexicano] Norberto Rivera, que se oponían rabiosamente a este pequeño paso”, señaló.
“En el tema de la mujer, quedó corto. Abrió muchas expectativas. Prometió analizar histórica y teológicamente el papel de la mujer, sobre todo en la perspectiva del sacerdocio. No se cumplió. Igual en el tema de los homosexuales el papa levantó muchas expectativas cuando fue a Río de Janeiro y dijo: ‘¿Quién soy yo para juzgarlos?’, y esto movió mucho. Fue interesante porque levantó muchas expectativas que, después, al final, no se cumplieron”, señaló Barranco.
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“El encubrimiento se siguió dando”: Athié
Sin embargo, Athié, exsacerdote y activista en contra de la pederastia clerical, fue más allá y señaló que Francisco se quedó a la mitad del camino en cuanto a los cambios institucionales que impulsó.
“Yo creo que el acto de abusar de los niños y de las niñas —en particular— y de las mujeres, porque no solamente eran niñas, sino también mujeres adultas y jóvenes, etcétera, fue un tema que le faltó analizar en la actualidad a este papa”, a pesar de haberlo condenado desde el punto de vista dogmático o moral.
Enfatizó que esta clase de actos criminales “sí deben ser juzgados en cada país”, como pidió el papa en Roma en 2018. “Cada obispo debería colaborar con las autoridades correspondientes a nivel local, pero la parte del encubrimiento se siguió dando, no solamente a nivel general del Episcopado, sino también, digamos, de la Santa Sede”, puntualizó.
Athié remarcó que el papa era el encargado “de dar un paso hacia adelante” en la materia para abrir la Comisión de Protección a Menores a las recomendaciones hechas por el Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño; una comisión de la que salieron la irlandesa Marie Collins, debido a las resistencias de la curia vaticana, y posteriormente el jesuita Hans Zollner, quien denunció falta de “transparencia”.
Será recordado como un “papa ambiguo”: Blancarte
Roberto Blancarte señaló que como papa, Jorge Mario Bergoglio nunca quiso regresar a Argentina, por su pasado como provincial de los jesuitas durante la época de la dictadura militar. “De alguna manera, mandó una señal muy clara al no querer regresar”, dijo, al no querer “enfrentar el pasado”, por un lado, y por el otro, no permitir “ser utilizado” por las distintas corriente políticas en ese país.
Consideró que Francisco será recordado como un “papa ambiguo” y su papado será analizado como muy tímido en sus alcances.
“Trató de ser sinodal, es decir, democrático, aceptando el estado de opinión de la mayoría de los obispos, y ese estado es bastante conservador. Ese es el legado: muchas ambigüedades o mucha timidez”, dijo.
Y a pesar de que emitió varias encíclicas, en realidad se trata de “cartas abiertas, recomendaciones, sugerencias” que no son vinculantes. “No hay cambios en la Constitución Apostólica ni en el Derecho Canónico. Es decir, lo que realmente queda en las leyes, ahí no hay nada”, sentenció.
Bernardo Barranco puso en valor la encíclica ‘Laudato sí’ sobre el cuidado del Medio Ambiente, y su labor para recuperar la agenda social de la Iglesia, caracterizada por el “compromiso con los excluidos, los descartados, los pobres, los ancianos, los jóvenes, los niños, los enfermos” y los migrantes como elementos fundamentales.
“Es el primer papa latinoamericano, el primer papa jesuita y, paradójicamente, el primer papa que toma el nombre de Francisco. Uno podría pensar que es por los franciscanos, pero no, es por toda esta dimensión simbólica de San Francisco de Asís, que era muy sensible al tema de la pobreza, pero al mismo tiempo, muy sensible al tema de la ecología. Hay anécdotas de San Francisco de Asís que hablaba con los animales, que tenía una comunicación especial con la naturaleza. Entonces sí, es un pontífice latinoamericano, cuya fuerza fue esta sensibilidad más latinoamericana, más que norteamericana, por esta dimensión social del Evangelio que él recupera y que, en cierto sentido, incomoda a los grupos de poder, entre ellos muchos obispos norteamericanos”, dijo.
Si bien señaló que Francisco pudo “haber hecho mucho más”, reconoció que se trata de un tema “muy delicado” por los sectores conservadores que están presentes en la Iglesia católica.
El futuro de la Iglesia católica
Respecto del futuro de la Iglesia, en el próximo cónclave del que saldrá el nuevo papa, Barranco planteó que se decidirá entre dos modelos, uno conservador que busque reafirmar su identidad y dejar de desdibujarse por la modernidad actual, y otro progresista que profundice en los cambios impulsados por el papa argentino en un esfuerzo por adaptar a la institución “a la vida contemporánea de los hombres y las mujeres”.
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Blancarte destacó que la mayor parte de los cardenales “son conservadores en términos generales” en cuanto a lo que pretenden que sea la Iglesia y su papel en el mundo.
“Por otro lado, esos cardenales posibles papables también entienden que hay una situación geopolítica muy especial en este momento. Estamos en un momento donde el orden internacional se está recomponiendo, como lo estamos viendo, y entonces van a tener que pensar: ¿qué personaje necesitamos en este momento de recomposición internacional? Ese, creo yo, va a ser el centro de las preocupaciones”, avanzó.
En ese sentido, planteó que habrá que ver si esos cardenales conservadores se atreven a “una propuesta más audaz, o si regresan a algo más conservador, menos arriesgado”, ya que la elección del nuevo papa no puede eludir el contexto actual. También la política jugará un papel en el juego sucesorio.
Considera que los cardenales mexicanos elegibles, el arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, y el arzobispo de la Ciudad de México, Carlos Aguiar Retes, tienen una baja probabilidad de resultar elegidos.
Antes de que comience el cónclave, tendrán lugar pláticas dirigidas por predicadores de la Santa Sede, con el fin de orientar a los cardenales. “Una vez que entran al cónclave, ahí sí tratan de evitar demasiados intercambios, sobre todo que no se pongan de acuerdo para votar a favor o en contra de alguien ya dentro. Pero antes del cónclave, todos sabemos que hay reuniones entre cardenales para más o menos ver a quién pueden apoyar. Eso es lo que vamos a ver en las próximas dos o tres semanas. Seguramente, en unas tres semanas comenzará el cónclave”, previó.
“Lo que se requiere son dos tercios. Dos tercios de 120, que es el número canónico, pero ahora hay 136 o 137 cardenales con derecho a participar. No sé cómo le van a hacer, porque la Constitución Apostólica dice que solo pueden participar 120. Pero en todo caso, se requieren dos tercios, que son más de 80 votos”, para poder elegir al nuevo papa, gracias a los cambios impulsados por el papa Benedicto XVI, con el fin de dotar de mayor legitimidad al proceso.
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