Los problemas de rodilla del Papa son solo los últimos de una serie de problemas de salud que ha enfrentado el pontífice. En julio pasado, se sometió a una cirugía para extirpar parte de su colon, lo que lo mantuvo en un hospital durante 10 días. En febrero, Francisco canceló un viaje a Florencia, Italia, después de que los médicos le dijeran que se lo tomara con calma con su rodilla, y también se ausentó de las celebraciones del Miércoles de Ceniza en marzo. Ha permanecido sentado durante otras Misas papales, delegando la celebración. También pospuso un viaje a Líbano, originalmente programado para mediados de junio, “por razones de salud”, según funcionarios libaneses que anunciaron la cancelación.
El Papa también tiene problemas de ciática, una afección nerviosa crónica que le causa dolor de espalda, cadera y piernas, y lo hace caminar cojeando. Los brotes de esa condición lo han obligado a cancelar o modificar apariciones de alto perfil.
El Vaticano nunca ha especificado la dolencia que aqueja a la rodilla del Papa. En una entrevista publicada en el periódico Corriere della Sera de Milán a principios de mayo, Francis dijo que tenía un ligamento desgarrado y que le habían recetado “una serie de inyecciones en la rodilla”.
Dijo que el problema con su rodilla había estado “prosiguiendo desde hace algún tiempo, ya no puedo caminar”. Añadió, en broma: “Érase una vez, los papas solían ser llevados en su silla de manos. Pero un poco de dolor puede ser una lección de humildad, una bendición disfrazada”.
Los rumores sobre el posible retiro del Papa surgieron luego de que Francisco anunciara la semana pasada que viajaría en agosto a la ciudad de L’Aquila, en el centro de Italia, para visitar la basílica que guarda la tumba del Papa Celestino V, quien renunció al papado en 1294. el primer Papa en hacerlo.
En abril de 2009, el Papa Benedicto XVI también viajó a L’Aquila, pocas semanas después de que un devastador terremoto matara a más de 300 personas. Durante ese viaje, se detuvo en la basílica Santa Maria di Collemaggio, donde oró frente al cuerpo de Celestine. Cuatro años después, Benedict renunció y su gesto anterior se interpretó como una señal de que había estado pensando en renunciar.
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