A pesar de ser dos ejes confluyentes en el séptimo arte, la concepción del cine europeo siempre ha diferido bastante de lo que los norteamericanos entienden por el negocio del espectáculo. Cuestión que no quita para que grandes cineastas de los Estados Unidos como Martin Scorsese, Quentin Tarantino o Michael Mann se hayan sentido profundamente atraídos por realizadores de la talla de Jean-Luc Godard o Federico Fellini. De la misma forma, en el viejo continente se ha apostado varias veces por esa tendencia a realizar potentes blockbusters en busca de una retribución considerable en las salas. Pero a pesar de esa complicada sinergia, la diferencia autoral en su concepción sigue latente a los dos lados del charco y sobre todo, se manifiesta en declaraciones recientes como las del realizador Pedro Almodóvar.
Como todo director de renombre que se precie, el manchego siempre ha coqueteado con la idea de filmar una historia que supusiese el salto definitivo a Hollywood. De hecho, estuvo a punto de dirigir a Cate Blanchett en Manual para mujeres de la limpieza. La adaptación de la novela de Lucia Berlin iba a ser su primer largometraje rodado íntegramente en inglés, pero finalmente se retiró del proyecto. Ese salto al menos, se ha convertido en “un pasito” con Extraña forma de vida. El mediometraje western que Almodóvar ha rodado junto a Pedro Pascal y Ethan Hawke y que fue preestrenado el Festival de Cine de Cannes. Una incursión internacional que el director no parece querer repetir en el futuro, ya que para él su forma de trabajar es más favorable en la industria cinematográfica europea que en Hollywood.
Pedro Almodóvar y la figura del autor
“Quiero decir, soy un artesano. Aquí todo lo elijo yo. Yo hago todo”, apuntaba Almodóvar en una entrevista para The Independent. El ganador del Oscar a mejor guion original por Hable con ella cree que a pesar de que conozcamos los nombres de algunos autores norteamericanos, en la industria de Hollywood el director es sólo una parte más del equipo:
“Incluso cuando lees (los medios de la industria), hablan de los actores pero no de los directores. Quiero decir, si eres Scorsese o Tarantino, estás ahí, pero me parece que el director es sólo una parte del equipo. Es una cuestión de poder. Mi sensación es que el director en ese sistema tienholle muchas voces que necesita escuchar. Tendrían que escuchar a los productores, a a los actores e incluso a los agentes, en algunos casos. No creo que sea un sistema en el que pueda trabajar”.