Todos sabemos que la pasta es una fuente importante de de hidratos de carbono. Por eso, durante la dieta es una de las primeras cosas que se eliminan, además del pan, por supuesto. Sin embargo es también un alimento al que es difícil resistirse y más ahora en verano cuando solemos preparar muchas ensaladas de pasta fría que incluso nos llevamos a la playa. Platos que resultan ligeros o que son frescos y apetece comerlos y quizás por ello se tiene la creencia de que la pasta fría es menos calórica, pero ¿es esto real?.
La pasta fría ¿es menos calórica?
Como ya hemos mencionado al comienzo del artículo y junto a la ensalada de arroz, la pasta fría es una de las soluciones prácticas, refrescantes y rápidas para una comida de buen comer y sabor. De hecho, es posible introducir lo que queramos dentro de la pasta fría, y por eso muy a menudo se adopta como una solución eficaz cuando tenemos sobras en el frigorífico.
Pero aparentemente esa no es la única razón por la que nos apetece siempre comerla (y por la que además debemos). De hecho, algunos estudios han revelado que el almidón presente en el interior de la pasta, una vez enfriada, cambia su estructura convirtiéndose en almidón resistente y por tanto capaz de contrarrestar la hidrólisis en la digestión. Este cambio también conlleva una disminución de las calorías, que pasan de 370 kcal a 200 kcal por cada 100 g. Pero ojo, porque no todo el almidón se vuelve resistente, pero el que se vuelve resistente aparentemente es capaz de aportar menos calorías.
Pero aunque la diferencia no es relevante, no deja de ser un efecto beneficioso para el organismo, ya que esta fibra tiene efectos positivos para la salud. Todo esto también lo confirmó el estudio de Denide Robertson, investigadora de la Universidad de Surrey, en el Reino Unido, quien demostró la creación de almidón resistente a las bajas temperaturas. De ahí la conclusión de que comer pasta fría reduce la glucosa y la insulina después de las comidas, en comparación con la detectable después de comer pasta recién cocinada. Por ello es sugerible comer pasta fría ahora en verano pero cuidado que el estudio también analizó la pasta caliente.
De hecho, surgió un dato aún más sorprendente: la pasta calentada reduce la glucosa incluso más que la pasta fría, prácticamente la mitad. En conclusión, comer pasta fría es bueno, ¡pero comerla calentada es aún mejor!.
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