El Comité Nobel Noruego ha anunciado este viernes el Premio Nobel de la Paz, uno de los más destacados entre estos galardones, que este 2020 ha recaído en el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la Organización de Naciones Unidas (ONU), con sede en Roma. No se lo esperaban, aseguran en la base logística que el organismo tienen en las Palmas de gran Canaria, pero la noticia ha sido recibida con alegría. “El PMA se siente profundamente honrado de recibir el #NobelPeacePrize2020. Esto es un reconocimiento al trabajo del personal que arriesga su vida todos los días para llevar alimentos y asistencia a más de 100 millones de niños, mujeres y hombres que padecen hambre en todo el mundo”, se lee en su cuenta de Twitter.
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A María Gallar, responsable de comunicación del PMA en Chad, el anuncio le ha pillado trabajando. “Estaba en una llamada organizando unas jornadas del programa de resiliencia que tenemos aquí”, cuenta por teléfono. En esas, le ha llegado una alerta de Google a su teléfono. “No me lo creía y he consultado varios medios para conformarlo”, añade emocionada. “Estamos extremadamente contentos. Esto no solo reconoce nuestro trabajo, sino también el de las organizaciones con las que trabajamos. Por ejemplo, aquí en Chad, con 50. A través de ellas llegamos a muchísima más gente. Así contribuimos a la paz. Siempre decimos que el hambre es causa y efecto de los conflictos; y nosotros llevamos alimento allí donde los hay”, sentencia.
“La necesidad de solidaridad internacional y cooperación multilateral es más evidente que nunca”, ha valorado el Comité Noruego del Nobel. El reconocimiento al Programa Mundial de Alimentos destaca su labor “para impedir el uso del hambre como arma de guerras y conflictos”. El jurado ha subrayado que la erradicación del hambre es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El PMA asistió en 2019 a 97 millones de personas en 88 países, fundamentalmente con ayuda humanitaria en emergencias, rehabilitación y desarrollo. Está especializado en dar respuesta rápida ante las catástrofes y en acceder a las zonas más remotas del planeta, como el desierto sin carreteras donde residen los indígenas wayúus en Colombia o el agujero de violencia y desesperación de la región nigerina de Diffa. Cuenta con 5.600 camiones, 30 barcos y cerca de 100 aviones que transportan 15.000 millones de raciones diarias de alimentos que distribuyen a un precio de 51 céntimos de euro cada una, informa Ángeles Lucas.
En 2019, había 135 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda, “el número más alto en muchos años”, ha destacado el Comité. Y se teme que, con la pandemia de coronavirus, ese número se duplique hasta los 260 millones a final de este año, según denunciaba el propio PMA en un estudio reciente. La covid-19 ha contribuido al “drástico repunte” en el número de víctimas del hambre, según el fallo, que reconoce la “impresionante capacidad” del Programa para actuar también en plena emergencia sanitaria. “El mundo corre el riesgo de sufrir una crisis alimentaria de proporciones inconcebibles si el PMA y otras organizaciones de asistencia no reciben el apoyo económico que necesitan”, ha advertido el comité.
“Este es un año muy especial para recibir este premio. Hemos visto cómo nuestros equipos han trabajado durante los peores momentos de la pandemia apoyando a la gente que pasa hambre”, reconoce Lola Castro, directora regional para África del sur. El premio, además, contribuirá a visibilizar ese trabajo en los países del Norte, donde están los principales donantes del PMA. “En este momento, las operaciones tienen millones de déficit; el premio no lo va a cubrir, pero nos ayuda a hacer llegar nuestra labor y mensaje”.
En esta edición, no había ningún candidato claro para recibir el premio. Entre los finalistas estaban la Organización Mundial de la Salud (OMS), la activista medioambiental sueca Greta Thunberg y también Reporteros Sin Fronteras. Finalmente, el PMA ha sido el elegido para recibir este reconocimiento que el año pasado recayó en el presidente etíope Abiy Ahmed. La entrega será el próximo 10 de diciembre, aniversario de la muerte del fundador de estas distinciones, Alfred Nobel. El formato será distinto al de otros años por razones sanitarias. Los organizadores han decidido mover la ceremonia de entrega desde el Ayuntamiento de Oslo, que la acoge desde 1990, hasta el Aula de la Universidad, un recinto menor pero que ya fue escenario de este acto entre los años 1947 y 1989.