Pescadores de Sonora padecen el cierre de mercados por el Covid-19

El freno a las exportaciones ocasionó que se abaratara el producto pesquero.

La pandemia mundial de Covid-19 colocó a las mujeres que viven de la pesca en el Golfo de Santa Clara, Sonora, frente a un doble reto: el cierre de mercados internacionales que impide exportar el producto pesquero y la suspensión del financiamiento al programa de monitoreo administrativo de la curvina golfina en el Alto Golfo de California.

María Prodigios Piñón Castro, consultora de la organización ambiental Environmental Defense Fund (EDF de México), alertó que, en medio de la pandemia de coronavirus, el sector pesquero del Golfo de Santa y toda la cadena productiva resiente el cierre de los mercados internacionales, principalmente de Estados Unidos y China.

Los mercados internacionales fueron cerrados recientemente debido a tres factores: la pandemia de Covid-19, el embargo pesquero que impuso Estados Unidos a algunas pesquerías del Alto Golfo de California-hábitat de la vaquita marina- y la pesca furtiva que no logran frenar las autoridades mexicanas, señaló.

Los pescadores se están rascando con sus uñas, el Gobierno no ha venido a dar ningún tipo de ayuda y el temor más grande de los pescadores era que se cerraran los mercados a donde envían su producto. Los principales mercados de las pesquerías del Alto Golfo son Estados Unidos, a donde se envía la curvina, y China, con la bola de cañón y el chano que son las pesquerías que se envían. En China, como se presentó el covid, sí hubo una reducción de las exportaciones a ese país”, narró en entrevista telefónica para Aristegui Noticias.

El cierre de los mercados de exportación ocasionó que se abaratara el producto pesquero. Por ejemplo, el kilo de curvina golfina que llegó a pagarse en 20 pesos a principios de marzo, ahora se paga entre 7 y 10 pesos.

La situación económica es doblemente compleja para las mujeres que viven de la pesca y que este año, por disposición del Gobierno Federal, enfrentaron la suspensión del Programa de Monitoreo Administrativo de Curvina Golfina en el Alto Golfo de California, el cual explicó que resulta estratégico para demostrar a nivel internacional que esta pesquería es sustentable y evitar un embargo pesquero que afectaría a por lo menos mil 500 familias de pescadores.

Desde 2009 y hasta el año pasado, el monitoreo administrativo de la curvina golfina fue un programa impulsado por la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) para tener información confiable sobre el volumen de pesca en cada temporada y para verificar si los pescadores respetan o no la cuota de captura que se les autoriza.

El objetivo principal del monitoreo pesquero de curvina golfina  es demostrar que esta pesquería se lleva a cabo bajo un programa de manejo sustentable en el Alto Golfo de California y que no interviene con el hábitat de la vaquita marina, especie en peligro crítico de extinción, indicó.

Para operar el monitoreo pesquero, la Conapesca empleaba a 80 personas de Sonora y Baja California, quienes se desempeñaban como monitores durante la temporada de pesca de curvina golfina, la cual inicia el 15 de febrero y concluye el 30 de abril.

La inversión anual promedio en el monitoreo había sido de un millón 650 mil pesos para Sonora y de 850 mil pesos para Baja California,  de acuerdo con los registros de la organización ambiental EDF de México.

En Sonora el monitoreo lleva 11 años operando, inició con una inversión de 500 mil pesos pero este monto fue aumentando año con año, hasta cerrar en 2019 con 2 millones 300 mil pesos.

Para Baja California, la inversión pasó de los 400 mil pesos al inicio del monitoreo en 2014, a un millón 200 mil pesos en 2019.

El monto de inversión en el monitoreo pesquero se mantuvo al alza debido a los resultados satisfactorios obtenidos e incluso, el año pasado este mecanismo fue reconocido con el premio de Pesca y Acuacultura Sustentable en la categoría de Investigación Pesquera que otorga la propia Conapesca.

Pero en la temporada 2020, el Gobierno Federal optó por suspender la asignación de recursos para este programa y con ello, dejó sin ingresos a los 80 monitores, la mayoría de ellos mujeres que obtenían un pago quincenal de 4 mil pesos por esta actividad.

Algunas mujeres decidieron continuar con el monitoreo administrativo de forma voluntaria.

“Nos vamos a la playa a las 6 de la mañana y empiezan a salir las pangas al mar entonces nosotros tomamos los datos de la embarcación: el nombre y la hora de salida al mar. Después los esperamos a que salgan y registramos la hora de salida del mar y cuánto producto trae el pescador. La jornada de nosotros a veces es de hasta 8, 12 o 15 horas, dependiendo de cómo esté la marea”, contó Graciela Reyes Romero, monitora de curvina, en entrevista telefónica.

Sin embargo, la caída de precios en los productos pesqueros en plena epidemia de coronavirus representa un desafío para las mujeres que se dedican al monitoreo pesquero.

“Casi en la primer marea de la curvina empezó esto de la pandemia, cerraron los principales mercados de curvina y el precio no fue lo se esperaba. El primer día empezó a 20 pesos el kilo, al siguiente ya estaba en 18 pesos y cuando ya no se pudo vender el pescado, decidieron pagarlo a 10 pesos el kilo. Ya ahorita están pagando hasta 5 o 6 pesos el kilo y los pescadores están tratando de seguir pescando pero la verdad, no conviene”, narró Alexia Abigail Juárez, monitora de curvina golfina, en entrevista telefónica.

María Prodigios Piñón Castro, consultora de EDF México, llamó al Gobierno Federal a impulsar la reactivación del sector pesquero del Alto Golfo de California una vez que pase la emergencia sanitaria.

“Sería bueno que el gobierno tuviera un diálogo regional con todas las comunidades del Alto Golfo para dar soluciones y que hubiera una política pública muy clara para esta región. Ahora, los pescadores no pueden utilizar algunas artes de pesca pero el Gobierno tampoco les ha proporcionado otras artes de pesca que les permita potenciar sus ventas”, propuso Piñón.




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