La primera semana de la campaña de vacunación contra la covid-19, el arma más importante para tratar de controlar la pandemia, ofrece un balance decepcionante. La mayor parte de las comunidades autónomas no han sido capaces de cumplir las previsiones de vacunación, con lo que han perdido ya un tiempo que será difícil de recuperar. Una parte del retraso inicial se debió a las dificultades que tuvo la farmacéutica Pfizer en el suministro, que demoró 24 horas la llegada de las vacunas. Pero salvado ese primer contratiempo, el retraso posterior es totalmente imputable a la falta de previsión y a una gestión muy deficiente de los recursos, lo cual es muy grave, pues de persistir estas dificultades, retrasaría de forma inexcusable el objetivo de la vacunación, que es alcanzar la inmunidad de grupo.
La mayor parte de las comunidades están lejos de los objetivos marcados. En esta primera semana apenas se ha administrado el 27% de las dosis repartidas, con las que se ha vacunado a unas 100.000 personas, el 0,2% de la población. Las comunidades con peor balance son Cantabria (5% de las vacunas recibidas), Madrid (6%) y Extremadura (7%). En el lado opuesto destacan Asturias (81% de dosis administradas), Galicia (51%) y Castilla y León (44%).
Especialmente grave, por su volumen de población, es el balance de la vacunación en la Comunidad de Madrid. Se da la paradoja de que mientras su Gobierno es incapaz de cumplir los objetivos, la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, persiste en su estrategia de utilizar las vacunas en su campaña contra el Ejecutivo central, con insinuaciones sobre una inexistente discriminación en el número de dosis asignado a la comunidad. Esté o no de acuerdo con el cupo que le corresponde, su obligación es gestionar con diligencia aquello que es de su exclusiva responsabilidad, que es administrar las vacunas sin demora.
Imprevisión se ha observado también en Cataluña, que apenas ha inoculado el 13% de las dosis recibidas. En este caso comenzó la campaña sin disponer siquiera de neveras suficientes para garantizar el traslado y tampoco ha sido capaz de desplegar los equipos necesarios. Este es un elemento crucial de la campaña. Desde el primer momento se dijo que se utilizaría la red de atención primaria, que ha demostrado cada año su eficacia en la vacunación de la gripe. Pero en esta primera fase de vacunación en residencias se han habilitado equipos especiales que han resultado del todo insuficientes y con notables desajustes. Contrastan los 46 equipos de dos sanitarios organizados en Madrid con las 500 enfermeras voluntarias movilizadas en Cataluña o las 500 a tiempo completo designadas en Andalucía.
El éxito de la vacunación depende de que se habiliten los recursos necesarios. Si es preciso, se ha de contratar personal adicional y garantizar el máximo tiempo de vacunación, incluidos los fines de semana, como ya ha decidido Cataluña. Si en el Reino Unido se administran 40.000 dosis al día e Israel ha logrado vacunar ya al 14,1% de su población es porque han dispuesto los recursos necesarios para ello. Es evidente que, una vez más, en España ha fallado la planificación. Este pésimo comienzo debe ser corregido sin demora. El reto debe afrontarse con todos los medios adecuados y un tesón extraordinario. No caben excusas y pérdidas de tiempo. Resulta difícil imaginar una prioridad más importante que esta.
Source link