Peter R. de Vries, el periodista holandés que se enfrentó al crimen


La muerte de Peter R. de Vries, de 64 años, el periodista holandés de investigación especializado en casos sin resolver y en el crimen organizado, hundió este jueves en la tristeza a sus familiares y afectó a sus compatriotas, que lo consideraban una figura cercana. Atacado a tiros el pasado 6 de julio en una calle de Ámsterdam cuando salía de trabajar en la cadena televisiva RTL, era el reportero de sucesos más famoso de Países Bajos.

Los investigadores policiales no descartan que el asalto esté relacionado con el contacto entre De Vries y el testigo de cargo del caso Marengo, el mayor proceso contra el narcotráfico registrado hasta la fecha en los tribunales del país. Ante la violenta muerte del informador, queda la imagen que tenían de él descripción de sus la imagen plasmada así por sus hijos y de su pareja: “Un luchador que decía que de rodillas no se puede ser libre y ha vivido según sus convicciones; estamos inconsolables y orgullosos”.

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El Gobierno destacó “el valor y la búsqueda de justicia para las víctimas” de De Vries. Femke Halsema, la alcaldesa de Ámsterdam, le agradeció “su espíritu crítico con las autoridades”. Sus compañeros de la cadena RTL hicieron han hecho votos por “seguir hablando en libertad de las injusticias”. El Sindicato Nacional de Policía subrayó que, en parte gracias al trabajo del periodista, cuentan hoy con “un equipo de casos sin resolver en cada comisaría del país”. Y en la capital holandesa, la acera junto a la que cayó herido sigue está sembrada de flores, velas y tarjetas de recuerdo. Un altar laico que ha crecido como otros erigidos de forma espontánea en homenaje de un reportero famoso llorado, con la diferencia de que De Vries era un personaje famoso llorado incluso por algunos agentes policiales, que han depositado ramos en recuerdo suyo.

Peter Rudolf de Vries empezó su carrera periodística en el rotativo De Telegraaf. Cubrió nada más empezar un asesinato ocurrido perpetrado en la localidad de La Haya, y luego siguió adelante en ese campo. A lo largo de 35 años, se ocupó de más de 500 casos —según explica el propio diario— hasta labrarse una buena reputación. En 1983, escribió sobre el secuestro de Freddy Heineken, el magnate cervecero, y luego publicó un libro sobre el suceso que conmocionó al país. Heineken era uno de los hombres más ricos de Europa, y sus captores pidieron 35 millones de florines de rescate (unos 25 millones de euros actuales). Entre los cinco secuestradores figuraba Willem Holleeder, en cuya carrera delictiva se incluye el haber que inició una carrera delictiva en la que figura haber ordenado cinco asesinatos. Entre ellos, el de su propio cuñado, Cor van Hout, cómplice del secuestro.

De Vries se ganó la confianza del cuñado para escribir un libro sobre el rapto y fue criticado por ello. El periodista defendió que su trabajo no se había visto comprometido por la cercanía a este sujeto. La historia fue un éxito editorial y acabó siendo llevada al cine en varias ocasiones. En 2015, el periodista ayudó a las hermanas de Holleeder, Astrid y Sonja, a ponerse en contacto con los fiscales para declarar. Dijeron que su hermano las amenazaba, y el propio De Vries presentó una grabación incriminatoria contra el gánster, que cumple cadena perpetua.

Peter R. de Vries, reportero del crimen, es el título del programa televisivo que dirigió durante 17 años. Una de sus emisiones, dedicada a la desaparición en 2005 de la estudiante estadounidense Natalee Holloway en la isla caribeña de Aruba (perteneciente a Países Bajos), fue seguida por siete millones de personas. El joven holandés Joran van der Sloot admitió que la conocía y sabía cómo se perdió la joven, según en unas grabaciones en poder del reportero, cuando había declarado lo contrario a la policía. Condenado a 28 años de cárcel en Perú por la muerte de otra chica, el sospechoso sigue relacionado con el primer caso, aún sin resolver.

Otro asunto sonado sobre el que arrojó luz el periodista fue la absolución de dos hombres que estuvieron presos siete años por el asesinato de Christel Ambrosius, una mujer de 23 años hallada muerta en su casa en 1994. Es uno de los mayores errores judiciales de la historia en Países Bajos, porque ambos condenados eran inocentes y recibieron luego sendas indemnizaciones de 900.000 euros. La perseverancia del periodista ayudó a esclarecer lo sucedido, y otro hombre acabó en prisión por la muerte de la mujer.

Apoyo a las familias

Lo ocurrido con Nikki Verstappen, un niño de 11 años encontrado sin vida en 1998 en un bosque con signos de haber sufrido abusos, es otro ejemplo más de su tesón. De Vries asesoró a la familia durante una investigación a gran escala realizada en 2017 con muestras de ADN que dio con un sospechoso, Jos Brech. Detenido en Barcelona en 2018, fue condenado en 2020 a 12 años y medio de cárcel por abusar del menor y asesinarlo. La condena ha sido recurrida.

De Vries recibió un disparo disparado en la cabeza el pasado 6 de julio en una concurrida calle de Ámsterdam. Había dicho que Ridouan Taghi, principal acusado de narcotráfico en el proceso Marengo, le había amenazado, pero prefería trabajar sin protección. No está claro si la tuvo en algún momento. Abrumadas, varias familias que recibieron su apoyo a lo largo de su carrera lo consideran un “amigo para siempre”.


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