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Pfizer, Oxford, Moderna… ¿Qué vacuna del Covid-19 le va a tocar?


Resulta que prevenir el Covid-19 es un asunto más importante para los mercados y la economía global que la prolongada elección de un nuevo presidente de Estados Unidos. La noticia de que una vacuna en desarrollo de Pfizer y BioNTech puede tener una efectividad superior al 90% dio a las acciones y a los bonos soberanos una inyección de adrenalina el lunes. La perspectiva de una vuelta a la normalidad es un potente estimulante para el mercado.

Las Bolsas se dispararon y las acciones de grupos petroleros como Royal Dutch Shell y BP, fuertemente dependientes de un rebote de la actividad económica, subieron más del 10%. AMC Entertainment, el operador de cine global cotizado en Estados Unidos, bajo la enorme presión de los cierres relacionados con la pandemia, vio como sus acciones subían más de un 50% en la sesión.

El optimismo es comprensible. Es difícil exagerar el buen aspecto que ofrece la vacuna, basándose en las declaraciones de Pfizer y BioNTech. Ese nivel de efectividad es suficiente como para sofocar la pandemia a través de la inmunidad de rebaño. También es lo bastante alto como para insinuar que tener solo una de las dos dosis planeadas puede ofrecer una protección decente, lo que podría permitir que se inoculara antes a más personas.

Ahora viene el golpe de realidad para Pfizer. A un precio de 40 dólares por tratamiento, con un margen de beneficio del 30% y un reparto a medias con BioNTech, Pfizer obtendría 6 dólares por persona vacunada: la ganancia en Bolsa del lunes equivale a 3.300 millones de ciudadanos.
La empresa calcula que puede hacer quizás 50 millones de dosis (25 millones de tratamientos) este año y hasta 1.300 millones el que viene. Por otro lado, esa capacidad de producción es suficiente solo para una sexta parte de la población mundial.

Es probable que haya una disputa sobre qué países y grupos demográficos tendrán prioridad. Aunque la capacidad se incrementará rápidamente para cualquier remedio exitoso, la pandemia no se evaporará fácilmente tan pronto como los reguladores den la señal de aprobación a una vacuna.

Mientras, Pfizer aún no ha publicado todos sus datos clínicos, y las vacunas pueden ser algo peliagudo. La compañía dice que no ha surgido ninguna preocupación seria de seguridad, pero todavía está recogiendo información. El medicamento necesita además almacenarse a unas ultrabajas temperaturas que la mayoría de los consultorios médicos no pueden proporcionar.
Se están elaborando decenas de vacunas rivales y muchas requieren tecnología médica y métodos de distribución más convencionales. El éxito de Pfizer probablemente signifique que otros también tienen opciones de funcionar.

Una vez estén disponibles, sin embargo, hace falta que se inoculen a suficientes personas. Menos de dos tercios de los estadounidenses dicen que lo harían, por ejemplo, según una reciente encuesta de Ipsos. Aumentar ese número es solo uno de los desafíos para el presidente electo de EE UU, Joe Biden. Los inversores pueden descubrir que vale la pena no dejarse llevar por las buenas noticias científicas.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías


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