A partir del 1 de julio Tailandia se convertirá en el primer país asiático que permite la llegada de viajeros vacunados con la pauta completa (al menos 14 días antes) y con una PCR negativa sin necesidad de guardar cuarentena a uno de sus destinos turísticos más visitados: la isla de Phuket, unida por un puente a tierra firme en la costa suroccidental tailandesa. Si se viaja con niños, los menores de 6 años no deben cumplir requisito alguno, y entre los 6 y los 18 años se les someterá a un test de detección de covid-19 a su llegada.
Mientras Japón, India, Nepal, Camboya, Vietnam, Malasia o China mantienen sus fronteras selladas a cal y canto, excepto para viajes por motivos esenciales, si el experimento de Phuket no concluye en un aumento de los contagios podría significar también que el antiguo Reino de Siam sea el primer país del sudeste asiático en abrir paulatinamente otros de sus destinos. Para ello, la campaña de vacunación en la isla se ha acelerado respecto al resto de Tailandia y se asegura que, por ejemplo, todos los trabajadores de los hoteles y resorts que acojan a estos primeros visitantes de la (casi) pospandemia estén inmunizados. Krabi, Ko Samui, Pattaya o Chiang Mai serían los siguientes enclaves en imitar este modelo, aunque ya en julio podrán visitarse también previa cuarentena de siete días si se han pasado catorce en Phuket.
Aunque la isla tiene una superficie de unos 540 kilómetros cuadrados (similar a la de Ibiza), con un vehículo alquilado —lo mejor es uno de esos scooters tan demandados por los turistas— se pueden visitar, en una jornada, su interesante (y homónima) capital, así como varias de las maravillas naturales de sus alrededores.
9.00. ¡Buenos días, paquidermo!
A 20 kilómetros al norte de la capital —se llega bien con vehículo alquilado o en un tour organizado—, el Santuario de Elefantes de Phuket (1) acoge a 12 paquidermos rescatados en los últimos años de situaciones de explotación, en trabajos como la tala de madera en las junglas. En esta reserva de 12 hectáreas se puede disfrutar de varias actividades relacionadas con estos grandes animales y contemplar cómo se los baña o alimenta; un plan recomendado para ir con niños.
13.00. Pasado cosmopolita
Vuelta a la capital, ubicada en una bahía de la costa sur. Phuket Town (2) (90.000 habitantes) es una bonita ciudad de pasado cosmopolita, y una de las más antiguas de Tailandia. Su centro histórico reúne un buen número de casas de estilo chino-portugués (patrimonio mundial) habitadas en el siglo XIX por comerciantes que explotaban las minas de estaño. Las fachadas en tonos pastel muestran la influencia colonial lusa, mientras que los tejados son los típicos que pueden admirarse en los barrios viejos de algunas ciudades chinas. Además, también en el centro, el templo taoísta de la Luz Serena, de unos dos siglos de antigüedad, es uno de los más hermosos del país.
14.00. Un buda de 24 metros
En los alrededores de la ciudad, hacia el interior, hay dos monumentos próximos entre sí muy venerados por la población tailandesa, de mayoría budista: el templo Wat Chalong (3), a nueve kilómetros de la capital y el más importante de la isla de Phuket, impresiona por su enorme tamaño y está rematado por la aguja característica de las pagodas tailandesas. Y a nueve kilómetros hacia la costa oeste, el Big Buddha (4), una moderna estatua de 24 metros de altura, espera plácidamente sentado a los cientos de peregrinos que cada día le rinden pleitesía. Cubierta de mármol blanco, es la tercera figura más alta de Tailandia, territorio con pasión por los budas gigantes.
15.00. Almuerzo frente al mar
La preciosa playa tropical de Kata (5), bien conservada y dividida en dos —Kata Yai y Kata Noi— por un cabo, queda cerca del Gran Buda y es perfecta para darse un baño y almorzar después un especiado curri con leche de coco, una ensalada de mango y otras delicias de la gastronomía local en el restaurante Chom Talay (6), situado a orillas del mar de Andamán en el lujoso resort Katathani. Este hotel, con fantásticas habitaciones y bungalós frente al azul del Índico, jardines y varios restaurantes y bares, es uno de los autorizados por el Gobierno para alojar turistas en esta primera fase de la desescalada en Tailandia. Kata, además, es el único arenal de Phuket donde, entre julio y noviembre, hay olas apropiadas para hacer surf.
18.00. Remando en aguas turquesas
Siempre a lomos del scooter, desde la playa de Kata hay una interesante ruta, por su belleza, en dirección norte que pasa por Karon (7) y conduce hasta el contiguo resort de Patong (8). Karon es otra playa bellísima y adyacente a un pueblo donde se puede parar a tomar algo y captar la atmósfera local en estos tiempos de escaso turismo. Por ejemplo, en el Temple Market. Desde el mirador Viewpoint (9) se obtiene una preciosa panorámica del mar y de la línea costera hasta Kata. Además, en todos estos arenales se han reiniciado la mayoría de las actividades al aire libre, como buceo, snorkel o travesías en kayak.
21.00. De fiesta en Patong
Patong es el resort turístico por excelencia en Phuket, en torno al que orbitan centenares de negocios —hoteles, cafés, bares, discotecas, tiendas, restaurantes— que se agolpan en el paseo marítimo y las calles que bordean los cuatro kilómetros de su buena playa en forma de media luna. El restaurante 3 Spices, especializado en cocina de fusión y también thai,, es excelente; se encuentra en el hotel de lujo Impiana Resort, que es una buena opción para alojarse si uno prefiere no tener que regresar a Phuket Town después de una noche de fiesta.
Y es que si por algo tiene buena (y mala) fama Patong es por su juerga nocturna. El callejón (soi) Bangla y sus calles adyacentes concentran los principales bares, pubs y discotecas animados por gogós y katoeys, los ya legendarios travestis, o lady boys tailandeses, cuyos espectáculos preferidos por los locales se celebran cada noche en el mítico Simon Cabaret. Un divertido final para el estreno de la isla de Phuket en el turismo de la anhelada pospandemia.
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