Entre 1882 y 1883, el periódico italiano Giornale per i bambini publicó por entregas Storia di un Burattino (Historia de un títere), escrito por Carlo Collodi. La novela que se conocería como Las aventuras de Pinocho no era precisamente un cuento infantil, y el personaje, un niño de madera, sufría truculentas vicisitudes. Mata a Pepito Grillo. Pasa un tiempo en prisión. Está a punto de morir en varias ocasiones. Incluso, en la versión original, moría, pero la rebelión de los lectores obligó a su autor a reescribir el final. Nada que ver con la versión, mucho más edulcorada, que Disney selló en el imaginario colectivo con la película de 1940.
Pinocho protagoniza el cuento de Navidad que la Cadena SER regala a sus oyentes este 25 de diciembre a las 12.00 (estará disponible en SER Podcast a continuación y el 6 de enero a las 18.00 se reemitirá en una edición especial de La Ventana). Pero la versión que dirige Ana Alonso y adapta la escritora Esther García Llovet es muy diferente tanto de la original como de la de Disney. Ahora la historia transcurre en el siglo XXI e incluye referencias a Raffaella Carrá y a Juego de tronos.
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El cuento de Navidad de la SER es ya todo un clásico. Si en anteriores ocasiones se ha adaptado historias como Mujercitas, Peter Pan, La gran familia, Qué bello es vivir o, en 2013, cuando comenzó esta tradición, Cuento de Navidad de Charles Dickens, en esta ocasión han optado por dedicar la producción a los oyentes más jóvenes, después de que el año pasado los protagonistas fueran los mayores con la adaptación de El amor en los tiempos del cólera.
Nathalie Poza, narradora de ‘Pinocho’, en un momento de la grabación.
Para la escritora Esther García Llovet, este ha sido un reto especialmente complicado que le supuso meses de trabajo y le obligó a redactar varias versiones hasta dar con el tono apropiado. “Es un cuento que, si nos vamos al tono Disney es muy edulcorado, y si nos vamos al original es muy siniestro. Quería dar con algo que no fuera excesivamente navideño y no tan oscuro como el original”, explica por teléfono sobre la encrucijada en la que se encontró. Esta era su primera experiencia escribiendo ficción radiofónica y ha sido con una obra especialmente complicada por la dificultad de adaptar el tono y de seleccionar las aventuras de Pinocho que se amoldaban a la ocasión. Optó por el tramo final de la historia, en el que la evolución del personaje es más clara, y lo situó en Navidad. “Al fin y al cabo, hablamos de la historia de un niño que nace: el nacimiento de Pinocho como humano y el nacimiento del niño Jesús. Mientras escribía vi esa analogía, que no queda explícita en la obra, pero en mi cabeza sí estaba”, detalla. Un reto adicional para ella fue el formato audio: “Cuando escribo yo soy muy visual, me lo imagino en imágenes, y aquí todo el paisaje tenía que ser sonoro. Eso ha sido lo que más he disfrutado, imaginar cómo puedes transformar una escena en sonido”.
Ramón Barea, en un momento de la grabación de ‘Pinocho’.CADENA SER
Ana Alonso, que también dirigió el cuento navideño del año pasado, destaca el humor que incluye esta adaptación, “con mucha retranca”. Esa fue el arma que utilizó García Llovet para actualizar el relato y traerlo al siglo XXI. “Creo que el humor actualiza cualquier cosa, porque cuando te ríes de algo lo actualizas, porque te ríes ahora”, defiende la escritora. También la risa ha sido su herramienta para hacer que la historia pueda enganchar tanto a niños como a mayores. “Cuando ves las películas de Pixar, lo que tienen bueno es que están dirigidas a niños, pero a los adultos nos gustan mucho. Ojalá hubiera hecho algo tipo Pixar, no, pero tiene una lectura que puede ver un adulto en ese deseo de un niño, que es demasiado diferente, de querer ser como los demás. Y el niño está acompañado por una voz, la narradora, que es como un amigo invisible, y eso lo entenderán más los niños”.
La actriz Nathalie Poza es esa narradora que sigue a Pinocho en su camino. Ramón Barea pone voz a Geppetto, mientras que Verónica Sánchez es el hada Pixie. Raúl Pérez, Lander Otaola y Verónica Forqué también son parte del elenco. Forqué, que interpreta a un personaje que vive enganchada a las terapias naturales y alternativas, grabó su colaboración el 3 de diciembre, escasos días antes de ser encontrada muerta en su casa. “Lo hace increíble, estuvo muy dispuesta y muy generosa”, recuerda Ana Alonso.
Verónica Forqué, durante la grabación de su colaboración con ‘Pinocho’ el pasado 3 de diciembre.CADENA SER
La pandemia obligó a grabar cada participación por separado, lo que, para su directora, fue un reto extra. También la elección del reparto. “Vas escuchando las voces por separado y tienes que imaginar cómo van a combinar. Tendemos a elegir voces que se parecen porque son las que nos gustan, y si haces eso en audio, no se entienden los personajes, se confunden las intervenciones. Grabarlo por separado fue duro. Y luego la parte más complicada es el montaje. Roberto García, el realizador sonoro, se pega un trabajo espectacular. Hacemos muchas versiones y vamos afinando, puliendo…”. En esta ocasión quisieron que los personajes infantiles estuvieran interpretados por niños reales, como Marco Guerrero, que pone voz a Pinocho. “Como era un homenaje a los niños, quisimos jugárnosla y hacerlo con niños. Es arriesgado, nunca sabes cómo saldrá, pero estamos muy contentos, están estupendos”, dice Alonso.
Esther García Llovet describe a Pinocho como un “héroe infantil que intenta hacer cosas para ser otra persona”. A lo largo de la hora y media de producción, este niño de madera —que en esta versión tiene 11 años, un preadolescente, aunque en el cuento original es algo más pequeño— aprende que “todo lo que deseas está al otro lado del miedo”, como se escucha en un momento del cuento, y que no pasa nada por ser diferente.
Verónica Sánchez, en la grabación del cuento de Navidad de la SER.CADENA SEREl renacer de la ficción sonora
El cuento de Navidad es un clásico reciente de la SER que sirve de ejemplo del renacer del radioteatro en la última década. “Cuando yo empecé a hacer ficción sonora parecía que hacías radionovelas, y ahora se ha puesto muy de moda. El audio lo que te permite es recuperar las manos y la mirada, puedes ir por la calle escuchando y te da libertad total”. Gracias al audio, Orson Welles hizo creer en 1938 que la Tierra estaba siendo atacada por los extraterrestres con su adaptación de La guerra de los mundos, y en 2016, la producción de Podium Podcast El gran apagón, dirigida también por Ana Alonso, imaginó las consecuencias que provocaría en el planeta una intensa tormenta solar.
“La ventaja del audio es que es audio, y la desventaja es que es audio. Puedes imaginar grandes mundos apocalípticos y guerras mundiales, y cuesta poco realizarlo, pero lo que no se entiende con sonidos, no existe. RNE siguió haciendo ficciones sonoras, pero es verdad que durante una época se abandonó y es algo que la gente disfruta mucho. Es un género costoso, complicado y muy sensible, porque si no está bien montado, si no engancha, el oyente pasa a otra cosa. Creo que el auge de la ficción audiovisual ha propiciado el auge de la ficción de audio. Cuanta más ficción consumimos, más queremos y en distintos formatos. Y el cuento de Navidad de la SER ya es una tradición insoslayable. Si un año no se hiciera, la gente lo reclamaría”, remata Alonso.
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