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Pollo al limón con cuscús


El cuscús ha pasado de ser un ingrediente exótico a uno habitual en la cocina de muchas personas; esta pasta tan socorrida se prepara en un plis y la puedes tunear a tu gusto según los ingredientes que tengas en casa. Aunque es fácil de hacer, hay un problema que se repite a menudo entre las personas primerizas con este ingrediente: les queda hecho una pasta en lugar de tener los granos sueltos.

La clave para un cuscús bien hecho y suelto está en calentar la proporción de agua adecuada, añadirsela al cuscús, tapar y dejar que se obre la magia. Cuando han pasado unos minutos, lo ahuecas con un tenedor, añades un poco de aceite de oliva y listo. Para encontrar esta proporción hay que medir el mismo volumen de agua que de cuscús. Esa es la clave. En esta receta, te he medido la cantidad de agua para que no te líes, pero es bueno que te quedes con la idea de medir siempre la misma proporción de agua que de cuscús para que te quede siempre perfecto. Medio vaso y medio vaso, un vaso y un vaso o un tercio; un tercio (y así sucesivamente).

Como la llegada del verano es inminente y los platos calientes dejan de apetecer, el cuscús frío en forma de ensalada es un gran acierto. Aunque esta receta la puedes comer caliente, recién hecha, también queda fantásticamente bien fría para una comida ligera de verano (o un picnic). En esta ocasión he utilizado cuscús de espelta, de ahí que tenga un color más oscuro que el cuscús tradicional, pero, ya sabes, tú puedes utilizar el cuscús de toda la vida o cambiarlo por arroz integral, quinoa o una pasta pequeña, tú eliges.

Dificultad

La de calcular la misma cantidad de agua que de sémola. Venga, que tú puedes.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 1 limón
  • 3 dientes de ajo
  • 5 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra y un poco más para aliñar
  • 2 pechugas de pollo campero
  • 50 g de cebolleta
  • 175 g de judía verde redonda
  • Un puñado de hojas de menta
  • Un puñado de hojas de perejil
  • 200 g de cuscús integral de espelta (o normal, si no lo encuentras)
  • 250 ml de agua
  • Sal al gusto
  • Pimienta al gusto

Preparación

  1. Lavar bien la piel del limón y, con ayuda de un pelador, pelarlo llevándonos solo la parte amarilla y más externa de la piel (sin coger parte blanca, pues amargará). Pelar los dientes de ajo.

  2. Poner la piel de limón, su zumo, los dientes de ajo y tres cucharadas soperas de aceite en un procesador de alimentos y picarlos bien hasta que quede una pasta basta. Si no tienes procesador, prueba con una batidora o a picarlos con el cuchillo y luego emulsionar en un mortero.

  3. Salpimentar las pechugas de pollo por ambos lados y untarlas con la pasta de limón, ajo y aceite. Ponerlas en un recipiente limpio, tapar y dejar en la nevera mientras seguimos preparando los ingredientes.

  4. Lavar y picar la cebolleta. Lavar las judías verdes, quitar los hilos (si tiene) y cortarlas en tres o cuatro partes iguales. Lavar las hojas de menta y perejil, secarlas con papel de cocina absorbente y picarlas muy bien.

  5. Poner el cuscús en un bol, llevar el agua a ebullición y añadirla al cuscús. Tapar y dejar reposar varios minutos hasta que el cuscús esté hecho.

  6. En otro cazo, poner agua a hervir y cocer las judías verdes entre 6 y 8 minutos, dependiendo de lo gruesas que sean. Han de quedar tersas, con un verde brillante y una ligera resistencia al mordisco (al dente). Una vez listas, escurrir y enfriar en un baño de agua con hielo. En cuanto estén frías, volver a colar y pasarlas a un plato con papel de cocina absorbente para eliminar el exceso de agua.

  7. Sacar las pechugas de pollo de la nevera y calentar 2 cucharadas soperas de aceite de oliva en una parrilla. Cocinarlas por ambos lados, hasta que estén hechas.

  8. Mezclar el cuscús con la cebolleta, las judías verdes, la menta y el perejil. Añadir las pechugas de pollo cortadas y condimentar con aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta al gusto.

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