El polvo del desierto, conocido como polvo mineral, puede influir en las condiciones meteorológicas, acelerar el deshielo y fertilizar las plantas en los suelos y en el océano, por lo que investigadores de la NASA emprenderán una investigación sobre cómo afecta al clima.
Transportado por el viento a través de continentes y océanos, el polvo hace más que nublar el cielo, congestionar los pulmones y dejar una película en los parabrisas. Las partículas provenientes del norte de África pueden viajar miles de kilómetros por todo el mundo, provocando floraciones de fitoplancton, sembrando nutrientes en las selvas amazónicas y cubriendo algunas ciudades estadounidenses con un velo de arena, al tiempo que absorben y dispersan la luz solar.
La misión Investigación de las Fuentes de Polvo Mineral en la Superficie de la Tierra (EMIT, por sus siglas en inglés) de la NASA, que se lanzará en junio de 2022, tiene como objetivo profundizar la comprensión de los investigadores acerca de estas micropartículas de suelo, limo y arcilla de los desiertos de la Tierra y, en última instancia, de cómo afectan al clima.
El polvo más oscuro y rico en hierro absorbe el calor del Sol y calienta el aire circundante, mientras que las partículas de color más claro, ricas en arcilla, hacen lo contrario, de acuerdo con una nota informativa de la NASA.
“Diferentes tipos de polvo tienen diferentes propiedades —son ácidos, son básicos, son de color claro, son oscuros— que determinan cómo las partículas interactúan con la atmósfera de la Tierra, así como con sus suelos, sus aguas y sus organismos”, dijo Robert O. Green, investigador principal de EMIT y científico de larga data en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA en el sur de California.
Con los datos de EMIT, agregó, “estaremos en camino de crear un mapa de las regiones del mundo donde se genera el polvo y comprender cómo el polvo calienta y enfría el planeta, y de como cómo eso podría cambiar en escenarios climáticos futuros”.
Los investigadores de la NASA y de otros lugares se han centrado durante mucho tiempo en el vuelo del polvo, un viaje que puede durar horas o semanas, dependiendo del tamaño de las partículas. Su impacto atmosférico está incluido en los modelos climáticos, pero no está claro si el polvo tiene un efecto de calentamiento o enfriamiento neto en el planeta, y cómo esto va cambiando con el tiempo.
La incertidumbre proviene de la falta de datos sobre la composición del polvo, dijo Natalie Mahowald, investigadora principal adjunta de EMIT y científica del sistema de la Tierra en la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York.
El conocimiento que tienen los investigadores proviene de menos de 5.000 sitios de muestreo que se encuentran principalmente en áreas agrícolas, donde la información detallada de los suelos puede servir para fines agrícolas o comerciales. Debido a que en los desiertos existen pocos cultivos, las regiones productoras de polvo del mundo tienden a estar submuestreadas, por lo que los científicos deben hacer suposiciones sobre cuál es la composición del polvo en sus simulaciones informáticas, que combinan datos del suelo, el agua y el aire para modelar los cambios climáticos.
“Normalmente, en los modelos climáticos, modelamos el polvo como amarillo —el color promedio de todos los tipos de polvo—, pero quien haya ido alguna vez a una región desértica, sabrá que la arena no es de un solo color”, dijo Mahowald. “De modo que esta suposición de que es uniforme en todo el mundo no refleja lo que sucede en la realidad”.
Un mapa de los orígenes del polvo
EMIT debería mejorar ese escenario, detalla la nota informativa. Desde su posición elevada a bordo de la Estación Espacial Internacional, el espectrómetro de imágenes de última generación creará un mapa de las fuentes de polvo mineral en el mundo, reuniendo información sobre el color y la composición de las partículas a medida que el instrumento orbita sobre regiones secas y escasamente vegetadas.
EMIT se centrará en 10 variedades importantes de polvo, incluidas las que contienen óxidos de hierro, cuyos tonos rojos oscuros pueden causar un calentamiento importante de la atmósfera. Saber qué tipo de polvo prevalece en la superficie de cada región proporcionará nueva información sobre la composición de las partículas que se levantan y son transportadas por el aire. Con estos conocimientos, los científicos del clima pueden perfeccionar su comprensión de los efectos climáticos regionales y globales del polvo mineral.
“Existe una gran variabilidad en las emisiones de polvo: cada segundo hay cierta variabilidad debido a los cambios en el viento o la lluvia; y hay una variabilidad estacional, anual y a largo plazo”, dijo Mahowald. “EMIT proporcionará información sobre las regiones donde se origina el polvo, que combinamos con otra información atmosférica y climática para evaluar los cambios en las emisiones y comprender mejor lo que ha estado sucediendo en el pasado y lo que sucederá en el futuro”.
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