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¿Por qué en Toledo se bebe en botijo el 15 de agosto?

Hoy se celebra en España el Día de la Asunción de la Virgen María, un día festivo en todo el país en el que se conmemora la ascensión a los cielos de la Virgen María, pero también en este mismo día, y de alguna manera relacionada con esta festividad se dan otras tradiciones en nuestro país. Es el caso de Toledo que tienen para el día de hoy una celebración muy especial caracterizada por algo realmente curioso. Atento porque te explicamos a continuación el porqué de la tradición en Toledo de beber en botijo cada 15 de agosto.

La tradición de beber en botijo en Toledo

Bajo los muros de la catedral de Santa María de Toledo parecen correr torrentes de agua, que alcanzan incluso las casas y edificios de alrededor. El agua parece ser protagonista de la zona. De hecho, existe una tradición que data del siglo XVII y que consiste en beber agua en botijo dentro del claustro de la propia catedral Primada.

Un agua que por lo visto se ofrece gracias a los pozos y cisternas que hay en la catedral y que recogen el agua de la lluvia que cae de los tejados. De este modo, cada 15 de agosto, los grandes pasillos del claustro catedralicio, se llenan de personas que beben ese agua de forma gratuita para celebra  el día y víspera de Nuestra Señora del Sagrario, patrona de Toledo (que coincide además con la fiesta de la Asunción, el 15 de agosto).

Una curiosa tradición que además sirve para refrescarse ante el sofocante calor, teniendo en cuenta las temperaturas en pleno mes de agosto y que el agua está realmente fría, gracias a los muros de la catedral y a que se «sirve» en botijo.

Una festividad muy particular que reúne a mucha gente en Toledo y que si bien siempre se celebró dentro del claustro, luego fue llevada al exterior, en la puerta del Reloj, aunque desde el año 2015 recuperó su ubicación original.

El origen de beber agua en botijo cada 15 de agosto

Beber agua en botijo en Toledo es algo que viene de la época en la que acabaron las obras de la Capilla de la Virgen del Sagrario en el siglo XVII. Tras acabar dichas obras se llevaron a cabo 8 días de fiestas en acción de gracias, lo que provocó que Toledo se llenara de multitud de personas de los pueblos colindantes, y que mucha gente optara por dejar la catedral para refugiarse en lugares donde se estuviera más fresco. Ante el abandono de los fieles de la Catedral, las autoridades eclesiásticas de la época ordenaron que se construyeran una serie de tarimas para repartir a todo el mundo jarras rebosantes de aguas que sacaban de los mencionados pozos.

La leyenda del niño y el agua de la Virgen

Existe otra leyenda de siglos atrás en la que se explica que durante la celebración de la patrona de Toledo, fue tal el tumulto de gente que se formó que cuando la gente abandonaba la Catedral, el hijo de uno de los asistentes sufrió un desmayo debido al calor que se había formado.

Pensando que había muerto, algunas de las personas corrieron a intentar reanimar al niño echándole agua que recogieron del pozo de la Catedral y cuál fue la sorpresas de todos cuando el pequeño se recuperó como si nada le hubiera pasado.

Lo sucedido fue entendido entonces como un «milagro de la Virgen» y de este modo quedó la tradición de beber su agua proveniente de la Catedral.

La Virgen rescatada del pozo

Los toledanos conocen además otra leyenda en la que se explica de qué modo durante el periodo de reconquista de la ciudad por Alfonso VI en el 1085, se rescató la imagen de la Virgen del Sagrario (que pertenecía a la anterior iglesia visigoda que se había levantado previamente en el mismo sitio) siendo luego escondida en el pozo del claustro para evitar que fuera hallada durante la invasión musulmana. Fue desde ese momento que las aguas parecen tener efectos milagrosos para todo aquel que la bebe.


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