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Por qué es importante que los niños escriban a mano en un mundo virtual


Todas las mañanas a las 8.45 horas, Astrid González sale de su casa, baja al garaje y enciende el coche mientras que su hija, Leonor de ocho años, termina de lavarse los dientes para ir al colegio. El año pasado, Leonor cogía el autobús para ir a clase con todos sus amigos, pero ahora a su madre le da miedo que se contagie de la covid-19 en el autobús escolar y toda la familia tenga que permanecer en cuarentena.

En parte, este miedo se ha ido alimentando con las imágenes del metro atestado en plena pandemia y la falta de medidas de seguridad ante la covid-19, pero qué pasa con el transporte escolar ahora que los niños han vuelto al cole.

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Los estudiantes pasan todo el día en grupos burbuja, sobre todo los más pequeños, sin embargo, en la entrada y la salida del colegio el riesgo del contagio ya no está en manos de la institución educativa. “El 60% de los padres no quiere que sus hijos usen el autobús por miedo al contagio”, según una encuesta realizada por la Fundación Línea Directa.

El transporte escolar es utilizado a diario por 630.000 alumnos de toda España y realiza anualmente unos 247 millones de desplazamientos con niños y adolescentes. “Por eso, era necesario realizar por primera vez un estudio detallado con datos oficiales sobre cuál ha sido su evolución en los últimos años”, afirma el Director General de la Fundación Línea Directa, Francisco Valencia.

El informe Transporte escolar: ¿viajan seguros nuestros hijos: accidentalidad, normativa y percepción social en la era covid, realizado por la Fundación Línea Directa en colaboración con la Fundación Española para la Seguridad Vial (FESVIAL), y para el que se han analizado todos los accidentes de transporte escolar ocurridos en España en los últimos cinco años y se han realizado 1.700 encuestas a padres y madres españoles sobre cómo acuden sus hijos al colegio y cómo perciben este medio de transporte en relación con la pandemia de la covid-19.

“El autobús escolar es el primer colectivo de la seguridad vial que ha alcanzado el objetivo de cero muertes en accidentes de tráfico. De hecho, tiene 11 veces menos siniestralidad que el vehículo privado y seis veces menos que el transporte público, lo que le convierte en un entorno extraordinariamente seguro para nuestros hijos”, afirma Valencia.

Sin embargo, todo puede cambiar, ya que muchos padres no quieren utilizar el autobús escolar por miedo a la covid, “lo que constituye una amenaza para uno de los medios de transporte más seguros que hay en nuestro país”, asegura.

No obstante, los padres no están de acuerdo con esta opinión, ya que solo le otorgan una puntuación de tres sobre cinco en materia de seguridad, muy por debajo del coche privado o de hacer el trayecto a pie. Aunque, el 9% de los padres reconocen que no han comprobado personalmente las medidas de seguridad en el transporte escolar y el 63% admite desconocerlas por completo, ya que es “algo que tienen que vigilar otros”.

La realidad es que ni el Gobierno supo, durante el estado de alarma, cuál era la opción más segura de transportarse. “El coche no es una solución sostenible ni de futuro, pero en estas circunstancias es una opción”, llegó a decir en abril el ministro de Transportes, José Luis Ábalos.

Con las nuevas medidas de seguridad y los sistemas de ventilación el riesgo de infección no es elevado, sobre todo comparado con otras actividades como el ocio nocturno. “Hay que pensar en por qué el transporte público se ha demonizado y otros lugares donde se junta mucha gente han pasado desapercibidos. Aquí entra en juego la batalla por la movilidad de las ciudades, donde la industria del coche está ejerciendo un peso muy grande frente al transporte colectivo. En todos los anuncios de coches la palabra seguridad es el eje central”, explica Pedro Gullón, de la Sociedad Española de Epidemiología.

Entonces, aunque los autobuses escolares son la forma más segura de llevar a los niños al colegio, su uso es relativamente minoritario. Según el informe solo el 4% de los padres escogen el autobús como forma de desplazamiento habitual de sus hijos, aunque casi el 90% lo elige para que acudan a sus actividades extraescolares o para realizar excursiones. Esto supone que, cada año, los autobuses escolares realizan unos 247 millones de trayectos con niños.

A la hora de la verdad, en este momento, los datos no son suficientes para derrotar al miedo que ha creado la covid-19 entre los progenitores. Leonor, al igual que cientos de niños en España, seguirán sin coger el autobús escolar hasta que la emergencia sanitaria esté controlada.

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