Seguro que has oído muchas veces hablar de la ciudad de la luz en referencia a París, la famosa capital de Francia. Pero, ¿cuál es el motivo por el que recibe esta consideración? Veamos las diversas teorías que existen.
Es obvio que París es una de las ciudades más bellas, legendarias y románticas del viejo continente, seguramente de todo el mundo. Fue ya el rey Luis XIV, conocido como el Rey Sol, quien hace más de 200 años modernizó la metrópoli que no hizo sino hacerse más grandiosa en años posteriores, gracias a figuras como la de Napoleón.
Esta urbe se volvió populosa y moderna, faro de la contemporaneidad hasta nuestros días, lo que la convirtió en lugar de admiración que, finalmente, recibió el apelativo de Ville Lumière, o sea, ciudad de la luz.
El origen de la ciudad de la luz
Una primera teoría se remonta al siglo XVII. Según la misma, al ser París la primera ciudad con alumbrado público, maravillaría a los campesinos y viajeros que pasaban por sus calles, ya que la veían siempre iluminada, tanto de día como de noche. Estas luces se añadieron por orden de un prefecto de policía, para intentar reducir el elevado índice de criminalidad. En aquella época, eran antorchas y lámparas de aceite que se colocaban en las ventanas y puertas.
Una segunda teoría nos lleva hasta el siglo XVIII. Fue en tiempos de la Ilustración cuando la ciudad se transformó en la capital mundial de la filosofía, el pensamiento político y la cultura. Allí aparecían grandes figuras y pensadores como Montesquieu, Rousseau, Diderot o Voltaire. Por eso, en comparación a los momentos brillantes de la Grecia o Roma clásica o la Italia del Renacimiento, se consideró que la ciudad era un faro de luz para el mundo.
Una última versión nos lleva hasta el siglo XIX. En la misma, puesto que París sí que recibió en esta época un sistema de alumbrado, en este caso, basado en el gas, obra de un ingeniero y químico francés llamado Philippe Lebon, las calles estaban perfectamente iluminadas durante la noche. Por eso, los europeos que viajaban a la capital francesa quedaban maravillados, siendo los ingleses los que la bautizarían como la City of Lights.
Sea cual fuere la teoría real, las tres tienen base histórica y razón, por lo que es muy posible que el calificativo sea en realidad una combinación del trío de teorías.
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