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Por qué Etiopía quedó aislada del mundo durante 23 días

La prisión más emblemática de Etiopía se encuentra en Kality. El gulag etíope, la han llegado a llamar, porque tras sus muros se asfixia la disidencia política, los presos de conciencia de un gobierno que desde 2005 ha sistematizado el control de la población y no parece que se haya modificado con el cambio de Primer Ministro en 2012. La prisión de Kality está dividida en ocho zonas, sin embargo se ha extendido entre los activistas de los Derechos Humanos el comentario de que la novena zona comienza más allá de las paredes de la prisión. Para ellos, Etiopía es, en realidad, una cárcel.

Un grupo de blogueros decidió adoptar ese nombre, Zona 9, eran los que estaban fuera del presidio, pero dentro de la prisión y pretendían ser los que rompiesen el silencio impuesto por el miedo a la represión. Hoy, la mayor parte del colectivo ha dejado de estar en la zona 9 y ha pasado a relacionarse directamente con los reclusos a los que antes intentaban dar voz. Han pasado de ser blogueros a ser presos de conciencia con la etiqueta formal de “terroristas” que pretende ser un salvoconducto para cualquier atropello.

El 25 y el 26 de abril el gobierno puso en marcha una operación coordinada. Los nueve detenidos parecían tener un perfil que claramente podía desestabilizar el país. Concretamente seis blogueros, miembros del colectivo Zona9, y tres periodistas de medios convencionales a los que relacionaban con este grupo. Natnael Feleke, Befekadu Hailu, Mahlet Fantahun, Atnaf Berahane, Zelalem Kibret y Abel Wabela, son los miembros del colectivo y Tesfalem Waldyes, Asemamaw Hailegeorgis y Edom Kassaye, los tres periodistas. Durante casi tres meses, han estado detenidos sin cargos y sin juicio, con constantes idas y venidas ante los órganos judiciales que terminaban siendo meras dilaciones del proceso. Sólo el 18 de julio se conocieron los delitos que se les atribuyen. Se les considera responsables de actos de terrorismo. Para el tribunal, sus actividades, las públicas, las que todo el mundo conocía son esos actos de terrorismo.

Imágenes de los seis blogueros detenidos difundidas por la campaña.

Endalk Chala es también un miembro del colectivo. Durante la operación también fueron a buscarlo a casa de su familia, pero no lo encontraron. No había huido, simplemente tuvo suerte. Chala estudia un doctorado en Estados Unidos y, por eso, no está en Kality, con sus compañeros. Sin embargo, esta buena suerte se ha convertido en una especie de deuda para este joven periodista. Atiende a los miembros de la prensa internacional que quieran hablar sobre el caso de los detenidos de Zone9, se mantiene activo en las redes sociales y crea contenidos para difundir a través de Internet.

Desde la costa oeste estadounidense, Endalk Chala explica la actividad y la filosofía del colectivo de blogueros etíopes: “Zone9 han estado utilizando Internet como plataforma para la participación cívica. Hemos hecho campañas a favor de las libertades civiles y políticas, en general, en Etiopía. Pero, sobre todo, nos hemos centrado en la libertad de expresión. Hemos visitado a los presos políticos y hemos documentado los abusos y las violaciones de los derechos humanos perpetradas por el gobierno etíope. Informamos sobre la corrupción, la falta de buen gobierno y la mala calidad de la educación”.

Como dice Chala la libertad de expresión ha sido una de las principales preocupaciones del colectivo y no es extraño porque las detenciones de periodistas son habituales en el país. Muchos de los presos de conciencia de Kality son, en realidad, periodistas que no enfocaron la información al gusto del gobierno. El régimen se muestra relativamente igualitario, no discrimina cuando se trata de periodistas extranjeros. La detención de los periodistas suecos Martin Schibbye y Johan Persson ha sido una de las más recientes y mediáticas. Fueron arrestados en julio de 2011, por encontrarse en la región secesionista del Ogadén, y condenados a once años de prisión por una supuesta colaboración con los grupos insurgentes. En septiembre de 2012 fueron liberados y expulsados del país.

Endalk Chala continúa hablando sobre estas actividades relacionadas con la libertad de expresión: “A las autoridades del gobierno etíope no les gusta lo que hemos estado haciendo. Nos acusan de trabajar con organizaciones políticas proscritas, pero nunca hemos tenido esos contactos. Nunca hemos tenido ningún vínculo con cualquier tipo de organización política, pero tenemos una buena relación de trabajo con las organizaciones internacionales de derechos humanos, tales como Artículo 19, el CPJ, Freedom House y muchos otros”.

Otra de las actividades del colectivo ha sido por ejemplo la colaboración con la comunidad de blogueros internacional Global Voices. Los miembros de Zone9 han sido los encargados de poner en marcha y mantener la versión en amárico de esta plataforma que tiene diferentes objetivos entre los que se encuentra romper la censura en internet.

Estos contactos con organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, en general, y de la libertad de expresión, en particular, están en el centro de algunos de los cargos contra los miembros de Zona9 a los que se acusa paradójicamente de haberse organizado de manera clandestina, cuando su objetivo fundamental era hacer público aquello que se intentaba silenciar (y así lo hacían a través de su blog colectivo en amárico, es decir, destinado a sus compatriotas etíopes). Otro de sus crímenes es haberse instruido en el uso de las herramientas de software libre que utilizan movimientos sociales y ciberactivistas de diferentes lugares del mundo para superar el control de los gobierno y vencer la censura, como el Security in a Box.

En todo caso, los miembros de Zona9 no eran ajenos al riesgo de su compromiso. Desde la detención del periodista crítico Eskinder Nega en septiembre de 2011, había visto intensificarse el acoso. La posterior condena de este y otros reporteros por cargos de terrorismo llevó a que los miembros de Zone9 suspendiesen temporalmente sus actividades en Internet. Tras seis meses de silencio digital, el 23 de abril de 2014 los miembros del colectivo comenzaron a anunciar a través de las redes sociales que el blog de Zone9 volvería a estar activo. La siguiente entrada de la bitácora fue precisamente para alertar de la detención de sus miembros y de los periodistas afines.

La disidencia y la militancia son escurridizas casi por definición. Sin embargo, cuando entran en la ecuación los medios digitales la fluidez y la plasticidad de los movimientos se multiplica. No hace falta una reflexión muy profunda para pensar que el gobierno contaba con que poner a Natnael, Befekadu, Mahlet, Atnaf, Zelalem y Abel tras los muros de Kality silenciaría la voz de Zone9. Sin embargo, hoy hay mucha más gente que conoce al colectivo que hace cuatro meses. El blog sigue estando activo y transmite novedades, se ha sumado otros medios próximos al colectivo como la página Zone9ers ‘Trial’, sin contar con otros medios ajenos como la cobertura que se está haciendo desde Global Voices. La cuenta de Twitter del colectivo tiene más de 3.600 seguidores y su página de Facebook, casi 16.000 “me gusta”. El 14 de mayo un tweetathon, es decir, una cita para twittear simultáneamente sobre un mismo tema, emplazaba a mostrar la solidaridad con los blogueros. La iniciativa se repitió el 31 de julio y durante esa jornada el hashtag que se ha usado para aglutinar todas las informaciones sobre ese tema #FreeZone9Bloggers puso de manifiesto apoyos desde todos los rincones del mundo y permitió que numerosos medios internacionales se hicieran eco de la noticia.

En estas circunstancias, Endalk considera que tiene más sentido que nunca tanto el nombre del colectivo al que pertenece junto a los detenidos, como la filosofía de este grupo. Según su autodefinición en las redes sociales “Zone9 es un grupo informal de blogueros etíopes jóvenes que trabajan juntos para crear una narración independiente y alternativa de las condiciones socio-políticas en Etiopía, para fomentar así el discurso público que dará lugar a la emergencia de ideas para la mejora de la nación. ¡Blogueamos porque nos importa!”. “En Etiopía hay personas que están en prisión físicamente y otras que están en una prisión mental. La prisión más grande es Etiopía. Creemos que somos la voz de esa prisión más grande”, insiste el miembro en libertad del colectivo Zone9 con el que hemos podido hablar.

Las últimas noticias no muestran demasiados cambios en el comportamiento del gobierno etíope y hacen pensar en un tenso pulso. Por lo que respecta a los blogueros arrestados, su juicio estaba previsto para el 4 de agosto, pero en el último momento ha vuelto a aplazarse hasta el día 20 del mismo mes. Por otro lado, el mismo 4 de agosto, aparecían noticias sobre nuevas acusaciones a los editores de un diario y cinco revistas como responsables de “la difusión de falsos rumores destinados a provocar la ruptura del orden constitucional”.

En esta situación Endalk hacía un llamamiento: “Necesitamos el apoyo de una comunidad internacional. Los donantes deben dejar de dar dinero al gobierno etíope, porque no está utilizando correctamente los fondos”. Igualmente, el periodista hacia una referencia directa a España: “Una vez leí una noticia sobre la antigua primera dama de Etiopía en la que decía que había viajado a España para ir de compras con avión privado. Aunque no estoy seguro acerca de la veracidad de la noticia que demuestra que hay mucha corrupción en Etiopía”. Seguramente, el bloguero se refiere a un reportaje del periodista español Eduardo Molano en el que señalaba que la esposa del antiguo primer ministro Meles Zenawi, dilapidaba en Europa la fortuna de su marido.

En cualquier caso, es cierto que con toda esta campaña tanto los amigos de los detenidos como las organizaciones internacionales que velan por la libertad de expresión pretenden generar una movilización internacional. Intentan propiciar una ola de apoyos y solidaridad que pueda presionar a las autoridades etíopes o, al menos, que les disuada de cometer otros atropellos con los arrestados. Sin embargo, los blogueros y ciberactivistas etíopes, a pesar del riesgo constante, no han dejado la campaña en manos de las organizaciones internacionales, no se han retirado, no han eludido su compromiso y se han mantenido firmes en el apoyo a sus compañeros. Como ejemplo, puede servir el hecho de que desde el arresto de los seis miembros de Zone9 y de los tres periodistas, las entradas en el blog del colectivo se han seguido escribiendo en amárico, igual que muchos de los mensajes en las redes sociales. Los cibermilitantes etíopes saben que una parte de su lucha está en la comunidad internacional, pero que su objetivo más importante es la transformación de la sociedad etíope. Y ni siquiera con el colectivo (o al menos la mayor parte) entre rejas se ha perdido de vista este objetivo.

Carrusel de carteles: Muestras de los carteles que se comparten a diario desde la detención. En los últimos casos incluyen las fotografías solidarias. Imágenes editadas por Emmii Solomon y Berehet Bereket.




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