Todos los bebés lloran en los aviones, especialmente al aterrizar. Pero aunque es común que los pequeños lloren, el porqué de este comportamiento en pleno vuelo tiene causas fisiológicas. Si vas a viajar con tu niño con pocos meses de edad, prepárate para ayudarle a calmarse, pues su anatomía en desarrollo puede causarle molestias.
Los adultos sentimos algunas molestias en los vuelos, pero un pequeño recién nacido se puede sentir más incómodo aún. La razón de ello está relacionada con la presión que sienten en los oídos. Cuando un adulto la siente, mastica chicle, bosteza, traga o toma aire por la boca ejerciendo presión sobre los oídos, pero los bebés no saben hacerlo.
El porqué los bebés lloran en los aviones
La trompa de Eustaquio, un tubo pequeño que conecta la zona de la garganta que se encuentra detrás de la nariz y el oído, no funciona de la misma forma en los bebés que en los adultos, y esto les impide controlar el equilibrio de la presión en el oído medio.
Cuando la presión atmosférica cambia de forma repentina, el oído se tapa. Esto sucede cuando el avión despega, pero es aún peor cuando comienza a descender, pues el cambio de una presión baja a una más alta es más problemática. Por eso todos hemos visto que los bebés lloran en los aviones al terminar el vuelo.
Los aviones que se utilizan hoy en día están presurizados, pero solamente hasta cierto punto. Cuando se vuela a 30.000 pies de altura, existen cambios significativos en la presión del aire. Esto afecta a todos, pero los bebés, al no poder poner en práctica las estrategias habituales de tragar, masticar y bostezar, sufren las consecuencias y se sienten molestos.
Hay varias formas de ayudar al bebé a reducir esta sensación molesta durante el despegue y el aterrizaje del avión. En primer lugar, hay que asegurarse de que se encuentre despierto en ambos momentos y, en segundo lugar, se le debe dar el pecho o el biberón, para que el niño tenga algo que chupar y pueda reducir la presión en sus oídos.
Es importante destacar que si el bebé está sufriendo en ese momento de alguna infección del tracto respiratorio superior, es aconsejable no volar. De todas formas, si el viaje es necesario, lo mejor que puede hacerse es intentar cumplir estos consejos y tratar de cuidar que el bebé se encuentre cómodo y sereno para reducir las molestias del viaje.
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