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Por qué los castigan con azotes y en público


Un puñado de activistas, artistas o intelectuales asume los riesgos de vivir al margen de la estricta ley islámica en la provincia de Aceh, la única de Indonesia en la que está vigente la sharía, donde azotan a quienes tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio o participan de apuestas.

Aceh, al oeste de la isla de Sumatra, representa la cara más conservadora de la nación con la población musulmana más grande del mundo, que el miércoles celebra elecciones generales y en los últimos años está viviendo el auge del islam más conservador.

Entre las tranquilas calles de la capital provincial Banda Aceh, el manto de la sharía permite cierta relajación que evidencian las mujeres no musulmanas que carecen de velo o algunas interacciones entre hombres y mujeres que incumplen los requisitos de segregación por género.

Sin embargo, las autoridades locales castigaron el lunes mediante azotes con una vara de madera en una plaza pública de Banda Aceh a varios condenados por los delitos de apostar y mantener relaciones sexuales sin estar casados.

Tras la última revisión de la sharía realizada en 2015, la ley criminaliza también la sodomía, las relaciones sexuales lésbicas o el consumo de alcohol, además de otros delitos comunes como el asesinato o la violación.

Una abogada que defiende a acusados bajo la sharía y que prefiere mantener el anonimato indica que la legislación islámica afecta en primer lugar a la mujer, que es responsabilizada de delitos como el adulterio o la violación, además de las faltas morales de su familia.

“La mujer es el pilar de la religión, cuando el pilar se rompe la religión y la comunidad se rompen también”, indica la letrada a Efe en una cafetería de Banda Aceh.

La abogada, que desafía las miradas de la Policía de la sharía al no cubrir su cabello y vestir pantalones en vez de una falda larga, asegura haber recibido amenazas por su activismo y apoyo a las mujeres.

“Algunos jefes de los pueblos me llaman provocadora, porque hablo de los casos y digo que las mujeres deben levantar la voz y luchar por sus derechos”, dice la indonesia.

“A veces imagino que quizás algún día vaya a la cárcel y entonces, tras haberlo perdido todo, posiblemente me sienta más libre para hablar más alto”, añade.

La provincia occidental introdujo la ley islámica de manera paulatina a partir de 2003 como concesión del Gobierno central para que abandonase sus aspiraciones independentistas y avanzar en el proceso de paz con el grupo armado separatista Movimiento para la Liberación de Aceh (GAM, en indonesio).

Aunque la gran mayoría de la población de Aceh apoya la existencia de la sharía, las críticas respecto a su implementación han aumentado en los últimos años.

Para el profesor de la universidad Syiah Kuala, Mirza Ardi, que enseña ley islámica, en realidad la sharía “no consiste en castigar con varazos, ni obligar a las mujeres a llevar el velo; consiste en educar, en reducir la desigualdad y en el buen gobierno”.




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