Desde el punto de vista de la economía, los bonos de estado no es más que un título de carácter oficial avalado por el gobierno. Generalmente, son creados y sacados a subasta por las entidades gubernamentales. Sin embargo, también pueden ser emitidos por otros agentes, tales como instituciones financieras o corporaciones privadas.
Es muy probable que hayas oído hablar de este tipo de títulos económicos, pero que realmente no sepas ni su origen ni en qué se basan. Por ello, a continuación describimos cuáles son las características principales que tienen.
¿Por qué se emiten los bonos de estado?
Por lo común, suelen tratarse de una herramienta por parte de los gobiernos para reducir su déficit o aumentar su liquidez, de forma que emiten una deuda que puede ser adquirida por cualquiera de los contribuyentes.
Existen muchas variedades de bonos. Por una parte, están aquellos denominados “canjeables”, que se pueden intercambiar fácilmente por acciones. Por otro lado, están los bonos de deuda perpetua, a través de los cuales el inversor paga de forma permanente e indiscutible los intereses generados por el título, pero no su valor.
De esta forma, cuando realiza el financiamiento, recibe una cantidad de manera perpetua que corre a cargo del emisor del título (en caso de los bonos de estado, el gobierno).
¿Cuál es el principal beneficio de los bonos de estado?
Una vez descrito en qué consisten, es el momento de analizar cuál es el valor que aportan para aquellas personas que deciden adquirirlos. Y es que en contra de lo que muchas personas se creen, se trata de un producto financiero que puede otorgar mucho beneficio a quienes lo compran.
Para muchos inversores, los bonos de estado son prácticamente dinero. Esta denominación se basa en las enormes facilidades que tiene para convertirlo en dinero líquido. Una ventaja con la que disponen no solo los bonos que son emitidos por el gobierno, sino también por las entidades privadas.
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