Hay algo que siempre nos ha llamado mucho la atención sobre los huevos. En el supermercado los huevos no están refrigerados pero, sin embargo, en casa debemos guardarlos en la nevera para que no se estropeen. Pues bien, aunque parezca algo que no tiene demasiado sentido, lo cierto es que existe una explicación al respecto.
Del mismo modo que ocurre con cualquier otro alimento, la calidad de los huevos se va reduciendo con el paso del tiempo, sobre todo cuando están a temperatura ambiente. La mejor forma de retrasar el envejecimiento de los huevos es conservarlos a una temperatura de entre 1 y 10 grados. Además, la humedad relativa tiene que ser inferior al 80% para evitar la proliferación de microorganismos en la cáscara, como hongos y bacterias.
Ahora bien, en base a la normativa vigente, los huevos no pueden refrigerarse antes de su venta para evitar los cambios bruscos de temperatura, que podrían provocar que se echaran a perder. Además, los cambios bruscos de temperatura podrían hacer que se produjeran condensaciones de agua en la superficie de los huevos, convirtiéndose en un caldo de cultivo para el desarrollo de microorganismos. Estos podrían entrar al interior ya que la cáscara es porosa.
Errores frecuentes con los huevos
Ahora que conocemos la razón por la que los huevos no están refrigerados en el supermercado, conviene conocer algunos errores que se cometen con frecuencia con ellos.
A la hora de comprarlos, tenemos que fijarnos en el código que aparece impreso en la cáscara porque nos aporta información muy valiosa. Según la legislación de la UE, el primer dígito nos indica cómo se ha criado la gallina: 0 (producción ecológica), 1 (gallinas camperas), 2 (gallinas criadas en el suelo), 3 (gallinas criadas en jaula).
Cuando guardamos los huevos en la nevera, los expertos recomiendan hacerlo en los propios envases para saber en todo momento cuál es la fecha de consumo preferente. Además, de esta manera evitamos que se impregnen de olores de otros alimentos que tengamos en la nevera, como ajos o quesos.
En lo que respecta al color de la cáscara, depende única y exclusivamente del tipo de gallina, y no determina la calidad de los huevos. Las gallinas de plumas blancas ponen huevos blancos, y las de plumas marrones ponen huevos de color pardo.
Y, por último, cabe señalar que no es recomendable lavar los huevos antes de guardarlos en la nevera. La cáscara es porosa, así que el agua puede entrar en el interior y contaminar el contenido.
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