Los gatos, esos animales tan independientes como peculiares que se enmarcan como la compañía perfecta para millones de personas en el mundo. Unos seres vivos que están perfectamente adaptados a la vida doméstica con los que convivir se convierte en un auténtico placer para los amantes de los animales.
Los seres humanos estamos acostumbrados a cambiar las costumbres e incluso la anatomía de nuestras mascotas con creencia de que les aportará un mayor confort. Pero… ¿es por su comodidad o por la nuestra? Desde Okdiario nos hemos fijado en la desungulación, un proceso mediante el cual se extirpan las uñas de los gatos con el que los propios animales sufren una serie de cambios corporales que no son muy saludables. Te lo contamos.
Un cambio insalubre
La oniquectomía o desungulación se enmarca como el proceso quirúrgico por el cual se procede a la extracción de las uñas al gato. Una práctica que en un principio puede apreciarse como algo adecuado y que mejoraría la vida de tu mascota, sin embargo, genera todo lo contrario. Los problemas en estos seres vivos comienzan a aparecer a medida que va pasando el tiempo. Las dificultades para caminar, la alteración en el peso del cuerpo o el dolor crónico que les genera la ausencia de uñas son algunas de las consecuencias de una práctica nociva para los gatos.
Otro de los rasgos más destacados de esta operación es que el carácter de los gatos se vuelve mucho más agresivo. La imposibilidad de defenderse con sus extremidades hacen que utilicen los mordiscos como una forma de ataque mucho más regular. La perdida de orina constante puede enmarcarse como otra de las consecuencias más destacadas de la desungulación, así como la utilización de las lamidas en exceso con la constante producción de peligrosas bolas de pelo.
Una práctica prohibida
Es importante destacar que esta operación está terminantemente prohibida en muchos países desarrollados. En cambio, en algunos lugares como Estados Unidos y Canadá es una práctica frecuente entre los que se consideran «amantes» de sus mascotas. En nuestro país está completamente regulado, excepto en Cataluña, que desde el año 2003 se prohíben esta serie de intervenciones.
Los seres humanos debemos comprender que para tener una mascota hay que adaptarse a ella. El adiestramiento, las normas de conducta e incluso la práctica deportiva con las mismas sen enmarcan como actividades positivas y necesarias para estos animales. Lo que no debemos permitir es anteponer nuestra comodidad a la suya, siempre que este hecho resulte insalubre para dichos animales.
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