¿Por qué no hay incendios forestales en La Palma a pesar de la gran cantidad de lava y fuego? Son muchas las personas que se plantean esta cuestión y lo cierto es que es algo evidente que si existe una colada de lava que sigue descendiendo de unos 1.100 °C, lo normal es que se produjera un gran incendio que lo quemara todo pero ¿por qué no ha pasado?.
La razón por la que no hay incendios forestales en La Palma a pesar de la gran cantidad de lava y fuego
La respuesta a por qué no se ha producido un gran incendio en la isla de La Palma tras erupcionar el volcán Cumbre Vieja está en el hecho de que a pesar de contar con una fuente de calor o de ignición (el volcán) deben de darse otra serie de condiciones para que se produzca el mencionado incendio.
Dídac Díaz Fababú, ingeniero forestal y director de extinción de incendios del Cabildo de Gran Canaria ha sido quien ha explicado (según informa el portal Osbodigital) que las tres variables que se deben tener en cuenta: temperatura, humedad relativa y vientos no parece que hayan cumplido la que se conoce como regla del 30:
Según esta regla para que se produjera un incendio una vez erupcionó el volcán deberían haberse cumplido además estos tres factores:
- Más de 30 grados de temperatura.
- Viento a más de 30 kilómetros hora.
- Menos de un 30% de humedad relativa.
Por lo visto en el momento del incendio la humedad relativa en el aire estaba en torno al 70 o el 80% algo que hace imposible que la vegetación se queme ya que de hecho, el fuego «se apaga solo».
El núcleo de convección
Por otro lado se debe tener en cuenta también el llamado «núcleo de convección» que se corresponde con la dirección que toma el humo que genera la lava en descenso y que está yendo hacia el centro de la propia colada. Según Díaz, en el caso del volcán de La Palma se trata de un núcleo «muy estable y potente que modifica los vientos topográficos, los más pegados a la superficie, y los dirige hacia el cono volcánico y la colada”.
Es por ello que se produce un «comportamiento de cola», es decir que el aire está siendo succionado por el propio volcán generando además que los vientos que se producen en la superficie estén dirigiendo las llamas hacia el volcán, facilitando así todavía más el que no se produzcan los temidos incendios forestales.
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